30 julio 1996

Un mundo cambiante



Viajar ha sido siempre una de las maneras mas atrayentes de adquirir cultura, al entrar en contacto con otras formas de vida, con otras razas o nacionalidades y países diferentes, de ahí que el ser humano anda en un continuo traspaso de fronteras para ensanchar la visión del mundo y abrirse ante nuevos paisajes poblados de seres que se desenvuelven de modos distintos a los del viajero que busca ampliar el horizonte.

Al arribar a un nuevo puerto, todo comienza a cambiar. Las palabras se traducen de inmediato al idioma local o a la manera peculiar de explicar las cosas en el territorio que se visita. La moneda es diferente y es probable que al entrar haya que hacer ciertos trámites, bien sea pasaporte, visa o tarjeta de llegada. Se inicia a partir del arribo el proceso de adaptación que hace que el visitante se interese por todo cuanto lo rodea, en tanto se va desenvolviendo en el nuevo ambiente. Se aviva la curiosidad que resalta lo novedoso de las costumbres, los rasgos humanos, los acentos y todo es interesante para aquel que se aventura por nuevos parajes, revelándose las diversas regiones en sus manifestaciones particulares.

Viajar con ánimo de conocer el mundo es ampliar el panorama visual y comprender en su vasta dimensión el dinamismo del paso del hombre por la tierra. Porque es su acción, mas que ningún otro factor, lo que hace girar el curso de los acontecimientos para ir adaptándolos a las exigencias de las sociedades en proceso de transformación. Cambia el mundo constantemente  por la acción del hombre que lo impulsa. Un pueblo somete a otro y sobre sus ruinas construye una nueva ciudad. Invasiones, guerras, éxodo, esclavitud, tiranías, gestas liberadoras y periodos de paz se escudan en lideres, héroes y revolucionarios que quedan inmortalizados en las paginas de la historia y en las estatuas y monumentos que representan para la posteridad imágenes magnificas, o admirables cuadros que exhiben los museos del mundo como joyas pictóricas realizadas por los mas afamados artistas. Para ver de cerca esas grandes figuras y poder acercarse a los palacios, castillos, ruinas de ciudades desaparecidas, museos y galerías se desplazan continuamente cientos de miles de turistas en un afán insaciable de repasar  en sus escenarios originales los sucesos y personajes que han realizado hazañas dignas de perpetuarse en la memoria de las naciones.

En los países del Mediterráneo y del Medio oriente las piedras hablan por si solas de derrotas y victorias, reviviendo los orígenes de la civilización occidental con el imperio Romano y el surgimiento del Cristianismo como acontecimientos de honda significación universal. La historia de Europa es tan rica que en todas las ciudades se conservan monumentos, estatuas y tesoros que guardan los secretos de gestas memorables y de cortes de gran esplendor. Otros países muestran el desarrollo de culturas desaparecidas, como las antiguas civilizaciones Inca, Maya y Azteca en Centro y Sur América, o el de épocas de gran vitalidad, como la de los faraones en Egipto con sus tumbas, pirámides y figuras sagradas, o la de las poderosas Dinastías chinas  que dejaron valiosas obras en pergamino y en cerámica. Las herramientas y los utensilios que el hombre ha usado desde muy remotas edades, la técnica que se ha empleado para progresar y el arte que le ha permitido expresarse se exhiben en los museos del mundo para que los visitantes se aproximen a épocas que les son lejanas en el tiempo, pero cercanas en la memoria grabada a través de los libros, fotografías y videos, maravillándose el turista al poder descifrar  tantos misterio.  Otros museos muestran los documentos, manuscritos, grabados y archivos de hechos fundamentales. Las Cruzadas, la Edad Media, el renacimiento, la Conquista de América, las Guerras Napoleónicas, las dictaduras soviéticas, el Nazismo y las Nuevas Republicas, todas han dejado paginas inmortales en la historia de los países que fueron centro de esas grandes convulsiones sociales, que luego recogen las instituciones y personas especializadas en preservar su memoria. Historiadores acuciosos y celosos defensores de la nacionalidad han guardado los Archivos de Indias, las Actas de Independencia, la Firma de los Tratados y de los Armisticios, para que el visitante interprete el sentido de la historia. El turista ávido de conocer se remonta al pasado, dándole la sensación de gran trascendencia el acercar a épocas lejanas de frente al presente.

El país que se visita ofrece nuevos atractivos y sus gobernantes aparecen en las paginas de los periódicos locales o en las pantallas de televisión, son tema de conversación en la calle los sucesos actuales y el sentimiento colectivo se palpa en los numerosos diálogos que se entrecruzan entre el visitante extranjero y los lugareños. Se suscitan las preguntas y se observan las costumbres y la manera de actuar particular de cada región.

El intercambio cultural se produce cuando el visitante se integra a la nueva realidad. Es el hombre como eterno peregrino la pieza fundamental que hace girar la rueda de la historia para retornar finalmente en busca de si mismo.

Publicado en El Carabobeño el 30-07-96

05 julio 1996

Los árboles de la Ciudad



Los árboles en la ciudad cumplen básicamente una función ornamental v purificadora del ambiente, embelleciendo la naturaleza con sus vistosos follajes ondeando al viento, hojas, flores, frutos, espigas y sus varias ramificaciones que enriquecen la tierra, dan sombra y ponen notas de armonía que recrean la vista y suavizan la temperatura. Bien plantados, los árboles son uno de los elementos vitales en la relación del hombre con el medio ambiente. Hay árboles emblemáticos que dan su nombre a avenidas y urbanizaciones, como Las Acacias en nuestra ciudad de Valencia y las calles de una zona del Trigal que se llaman Los Mijaos Los Pilones, Los Cañafistolos y años atrás a una amplia cava de la Avenida Bolívar se la denominaba Los Camorucos, por estar ese árbol de gran porte sembrado a todo lo largo de ella.

Venezuela es rica en variedades arbóreas, unas dan flores‑ otras frutos comestibles, madera, resinas, semillas con diferentes propiedades, hojas que con su follaje forman, extensas copas de diferentes tomas: Paraguas, pirámide, redonda. Los árboles que se siembran en las calles y avenidas de la ciudad deben tener ciertas características especiales. No deben ser demasiado altos, puesto que el espacio no es tan amplio, por lo que un máximo de 8 a 10 metros es recomendable, evitando así que sus raíces se enreden en los cables y postes de la calle. No deben sembrarse árboles frutales en lugares encementados, puestos que los muchachos les tiran piedras para coger los frutos y estos, al caer, ensucian el pavimento. Asimismo, deben sembrarse especies de follaje perenne o al menos anual, para que no echen mucha basura al piso. Igualmente, árboles con el sistema radicular profundo para que las raíces busquen sus nutrientes en la tierra, sin tener que levantar el pavimento, cuando estos se encierran en pequeños huecos rodeadas de cemento. No se les deben pintar los troncos, parque no hay ninguna justificación para ello, ni mucho ufanos clavarlos con letreros y avisos.

Otro aspecto importante que debe Contarse en cuenta a la hora de sembrar árboles en la ciudad es que deben escogerse variedades resistentes a 1a segura, de poco mantenimiento v de interno follaje, para que provean de sombra y fiasco los espacios de por si contaminados por los gases de los vehículos y loe residuos industriales. Los árboles deben crecer de forma natural y en este caso cabe alertar que en Valencia, y quizás en otras ciudades de Venezuela, se está abusando de la siembra del árbol “Ficus Benjamina” y “Fícus Laurel” calles y avenidas; Podándolo a menudo para que no alcance el gran crecimiento que desarrolla dándoles formas redondeadas v cuadradas que le hacen perder su belleza original y, sobre todo, se pierde la vistosidad del follaje. En un principio era muy lindo ver tantos ‑Ficus” redonditos, pero creo que se está exagerando con la siembra de esta especie. Todos estos aspectos deberían tomarlo en cuenta constructores, urbanistas, paisajistas. Arquitectos e ingenieros municipales para los futuros desarrollos, porque la ciudad es más o menos hermosa según lo sean también sus creas verdes v su naturaleza.

Que falta nos hacen las Jornadas Ambientales, tal cauto la que organizó el club de Jardinería Carabobo “Margarita Stelling”, junto con IAM CORENA, el año pasado, en les que se trataron indos estos temas de “Valencia y sus Zonas Verdes” con amplitud cae conocimientos y personas calificadas. Otras jornadas interesantes realizadas en años anteriores fueron las de la Fundación Ambiental “Francisco Tamayo”. El conocimiento de los árboles y su debido mantenimiento evitaría esas horribles mutilaciones de sus minas y troncos que efectúan los macheteros que envía CADAFE y los Concejos Municipales cuando, por causas ya enumeradas de haber sido plantados en sitios estrechos, tropiezan con los muros o cables de la calle, rompen tuberías o levantan aceras, porque simplemente, cuando se sembraron no se pensó a futuro, ni se escogieron los árboles adecuados para determinados espacios. La arboleda de una ciudad debe estar en armonía con el medio ambiente, debe contribuir junto con los otros elementos naturales a la calidad de vida de los habitantes de la urbe.

Los Concejos Municipales deberían rescatar aquellos viveros especializados en variedades autóctonas propias para nuestras ciudades o, en todo caso, contratar con viveros especializados. Deberían tener personal capacitado mi poda y mantenimiento de áreas verdes. El anterior IAM CORENA, hoy convertido en IMA, deberla vigilar que se cumplan las leyes del ambiente, para que nuestra ciudad recobre el verdor de épocas pasadas, fresca y hermosa en su naturaleza tropical.

Publicado en El Carabobeño el 05-07-96