Una visita fugaz a Lima nos hace recorrer en el tiempo todas esas culturas indígenas provenientes de Asia que se asentaron en Los Andes desde 1.500 A.C. hasta el so XVI, cuando la Conquista acabó de una manera violenta con esas grandes civilizaciones, dominando en el Perú para la época la cultura Inca que, por la fuerza, sucumbió a la civilización europea, quedando el pueblo quechua en condición inferior a sus dominadores.
No deja de extrañar que, cuatro siglos después, el poder asiático haya vuelto al Perú con la elección del presidente Alberto Fujimori, hijo de inmigrantes japoneses y hombre al que la mayoría del pueblo peruano aclama por estar gobernándolos con sentido gerencial, político pero no politiquero, dispuesto a sacarlos de la pobreza y la inseguridad en que los sumieron los gobiernos anteriores, particularmente el del Gral. Velasco Alvarado en la etapa militar y el de Allan García en la etapa democrática. Los peruanos se refieren a estos dos ex‑presidentes como culpables en gran parte de la ruina a que fue sometido el país en los últimos lustros, llevándolo por la vía de la corrupción, del odio de clases y de la ineptitud a un terrorismo que costó la vicia a miles de personas y sembró el pánico entre los habitantes de la ciudad y entre los campesinos, muchos de ellos teniendo que irse para Lima, sin vivienda, sin empleo, sin recursos para vivir, con el fin de salvar sus vidas de la barbarie de los terroristas que pretendían convertir al Perú en un Pol Pot camboyano, sin ideales definidos de justicia y acción político social benefactora.
Son evidentes los éxitos políticos y económicos alcanzados por Fujimori desde su ascenso al poder en 1990, en una elección democrática con todas las de la ley, en la que su principal contendiente fue el escritor Mario Vargas Llosa quien, afortunadamente para las letras hispanoamericanas, perdió ante el asiático que sumió del anonimato pocos meses antes de las elecciones, sin partido, sin dinero, sin influencias, pero que en poco tiempo animó el interés de las payarías cansadas de tanto mensaje repetitivo, inflado de promesas y frases hechas, pero vacío de fondo. Algo debieron haber visto los peruanos en este hombre de rostro serio y actuar controlado para volcar sur votos hacia él, dándole la oportunidad de demostrar su capacidad de gobernar sin los esquemas tradicionales de los partidos políticos. En una entrevista concedida a la prensa y publicada en un diario local, pude leer la afirmación hecha por Fujimori de que en su condición de Jefe de Estado asume un papel de “gerente general”.
De igual manera ha formado un equipo de gobierno pragmático, con colaboradores que ejercen sus funciones de una forma ejecutiva. En un rápido recorrido por lima pudimos darnos cuenta del programa llevado a cabo para e1 equipamiento de barrios y construcción de viviendas de una manera autogestionaria, dándoles materiales al pueblo para que ellos mismos construyan o mejoren sus casas, con lo que se está eliminando progresivamente la ranchería que circundaba lima, cuando los campesinos abandonaron los campos para irse a la ciudad en busca de mayores alicientes. asimismo, nuestros guías nos llevaron a la zona universitaria, en donde se hará acabado los desórdenes estudiantiles, los encapuchadas y las consignas partidistas. E1 que va a la Universidad, lo hace pira estudiar y no para bochincheras.
Para los opositores de Fujimori, él es un dictador tras el golpe institucional que encabezó en abril de 1992, cuando clausuró e1 congreso e intervino el Poder Judicial. Desde el gobierno, se dedica a reformar la Constitución con el fin de poder lanzarse a la reelección al próximo año, en la que de nuevo disputará con representantes de los otros partidos políticos, que desde ahora se dedican a hacerle una campaña adversa. No puede considerarse que Fujimori sea un dictador, puesto que fue electo por el pueblo, mantiene las libertades democráticas y llamará a elecciones el próximo año. Como todo conductor de pueblos, tiene adeptos y adversarios, pero por lo que pudimos apreciar en nuestra corta visita a lima, es muy posible que el pueblo le de los votos para un segundo periodo presidencial.
E1 mayor logro de Fujimori ha sido el haber puesto tras las rejas al terrorista jefe de Sendero luminoso, Abigaíl Guzmán y a parte de su organización. Una vez apresado y condenado a cadena perpetua, la tranquilidad ha vuelto al Perú. En los años anteriores la vida en el Perú y en Lima, particularmente, llegó a ser insoportable por los efectos de la guerrilla. En cualquier lugar público podía estallar de repente un carro bomba, o un tiroteo, o un secuestro o asesinato de víctimas inocentes, que no tenían nada que ver con una guerrilla llevada a cabo de la manera más criminal. Narcotráfico, corrupción, terrorismo estaban acabando ron la vida civilizada de la Nación. Hoy toda ha vuelto a l a normalidad, la violencia no ha desaparecido totalmente, puesto que continúan aún los focos perturbadores del orden público, pero se están combatiendo de una manera directa y el pueblo que, a fin de cuentas, es el que decide lo que quiere, rechaza la violencia y quiere la faz. Si los peruanos han visto en Fujimori al hombre capaz de proporcionarles ese clima de tranquilidad y progreso hacia el futuro, es lo más probable que continúe en el poder para un segundo período presidencial.
Publicado en El Carabobeño el 9 de Julio del 94