18 mayo 1995

El despertar de Lituania



Al llegar a Lituania, dos cosas me llamaron la atención a la primera impresión:  la blancura pura de su gente, prístina como la nieve acabada de caer que permanece incontaminada por el roce con partículas de otros géneros y el lozano verdor de sus campos frescos y dados a la producción agropecuaria que, de hecho, fue el motivo de nuestra visita a ese país báltico, puesto que mi esposo León estaba incursionando en el incipiente negocio de la importación de leche, junto con su socio Enrique Petraitis, lituano de nacimiento con muchos años en Venezuela.

Lituania cumplía apenas 5 años de haberse librado de la ocupación soviética, junto con los países  vecinos – Letonia y Estonia – cuando la visitamos en abril de l995.  Nos contó nuestro acompañante y anfitrión que una de las últimas manifestaciones a favor de la liberación fue la cadena humana formada por los habitantes de los 3 países unidos, tomados de las manos sin soltarse ante la presencia de los tanques rusos que los mantenían amedrentados. Hubo algunos muertos y heridos, pero las imágenes televisadas le dieron la vuelta al mundo y ya el comunismo soviético se estaba desintegrando, hasta culminar con la fundación de estados independientes. Moscú reaccionó con presiones militares para evitar la separación de Lituania, que fue hecha efectiva tras un referéndum ratificado por más del 90% de la población.   El gran líder soviético Michael Gorbachov  le había dado un vuelco a la política y a la economía poniendo en práctica la Perestroika y el Glasnot.

En Vilnius, la capital, nos hospedamos en un pequeño hotel que recién comenzaba a recibir turistas. Como fuimos los primeros huéspedes, nos tomaron fotografías al llegar. Nos fue difícil conseguir tiendas donde comprar rollos para fotos y mucho más donde revelarlas. En los bancos las transacciones económicas tenían que ser en efectivo, puesto que todavía no se habían implementado las chequeras ni las tarjetas de crédito, aunque  se iniciaban  las reformas con la mayor premura. Una de las visitas más impactantes a la que nos llevó nuestro anfitrión fue a conocer a una anciana sobreviviente de Siberia, enviada allí por Stalin en los años duros de la represión. Nos contó que los desterrados abrían un hueco en las frías capas de la nieve a través del cual lanzaban un anzuelo para atrapar algunos peces y saciar el hambre y la sed.  Al preguntarle si ella creía en Dios, nos contestó que sólo la fe en el Creador la había salvador de morir por la desesperación y que ella quería decirle  al mundo el testimonio de esos terribles años.

No en balde los lituanos resienten de los rusos. Su territorio junto con el de Letonia y Estonia fue invadido por Alemania y Rusia durante la II Guerra Mundial, hasta que fueron finalmente incorporados a la URSS en l945 con estatuto de República Socialista Soviética. Los miles de ciudadanos que se opusieron a la ocupación fueron deportados masivamente a Siberia. El resentimiento, sin embargo, se remonta a fechas mucho más lejanas en el tiempo, como veremos en la  síntesis que a continuación copio de la Enciclopedia Salvat.

“Dice la historia que el príncipe Guedimin  (1316-1341)  creó un potente principado al conquistar Bielorrusia y Ucrania.  En l323 fundó la capital Vilnius. En l386 su nieto, el Gran Duque Jagellon I, se casó con Eduvigis, heredera del trono de Polonia, iniciándose así una unión entre los dos países que perduraría a lo largo de cuatro siglos.  En l772, con el primer reparto de Polonia,  Lituania pasó a Rusia. La política de rusificación de los  lituanos emprendida por el Zar Nicolás I tuvo el efecto contrario y significó el despertar de la conciencia nacional.”

Cuando ocurrió el proceso de disolución de la URSS, al principio hubo  inestabilidad y retroceso económico, producidos por el cambio de la dictadura a la libertad. El Estado mantenía aún una economía muy centralizada que se fue liberando poco a poco, abriéndose progresivamente a los países desarrollados. En el año l995 se firmó un acuerdo con la Unión Europea con el fin de aplicar el libre comercio en el año 200l.  Lituania fue la primera de las repúblicas de la URSS que proclamó su independencia el ll de marzo de l990 y la primera en obtenerla en Septiembre de l99l. Ese mismo mes, junto con Letonia y Estonia, fue admitida como nuevo miembro de las Naciones Unidas.  En junio de l993 se reformó la moneda, instaurando el Litas como moneda nacional.  Se logró la recuperación del lituano como lengua oficial y el país comenzó a transitar por la senda democrática.

Otros lugares interesantes que visitamos fueron el Castillo de Trakai, que está situado en una isla en medio del lago Galve. Este castillo fue la primera capital  en la Edad Media y en el siglo XIV se coronó allí el Gran Duque Vytautas y era el centro económico y político del país. El Museo del Genocidio es una fortaleza construida por los zares de Rusia como cárcel política y después fue cuartel de la GESTAPO y de la KGB.  Es escalofriante, pero permite conocer las frías celdas donde se torturó y ejecutó a numerosos presos políticos de los diferentes regímenes dictatoriales en cada época. El Museo etnográfico al aire libre “Rumsiskes” es un mosaico en el que están representados lo que fueron los antiguos pueblos tradicionales lituanos, todo en completa armonía con la impresionante naturaleza del lugar en la costa del Mar  de Kaunas (mar interior).

Los países bálticos en su conjunto tienen la belleza natural de los paisajes de llanura con colinas separadas por numerosos lagos de origen glaciar, de los que Lituania tiene más de 300. El amanecer de un nuevo período histórico que comenzó con la independencia de l990 deslumbra la visión ante el  panorama bañado por ese mar interior que riega las costas de los tres países unidos en un promisorio porvenir que sus ciudadanos han sabido ganar por la valiente defensa de su libertad.