El gran error de Chávez desde que ganó la presidencia fue el tratar de hacernos creer que necesitamos una revolución, la suya, y por ello nos metió en una sarta de elecciones que le han costado miles de millones al Estado para sólo producir más bla, bla, bla, sin resolver los verdaderos problemas que aquejan a la mayoría de los venezolanos, como son la pobreza crítica, el desempleo y la inseguridad. El cree que su triunfo electoral fue un voto a favor de la revolución que recién acaba de quitarse la máscara de pacífica y democrática para coincidir con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, usurpando el nombre de nuestro Libertador con el fin de engañar a los pueblos incautos de ambos países. Se equivoca Chávez si cree que el camino a seguir es la revolución que él propone, arrastrando con todo lo establecido y partiendo de cero con él a la cabeza. Eso es más bien un atraso y mucha más miseria, como lo demuestra la Cuba fidelista.
Cuarenta años de vida democrática no pueden negarse con ataques iracundos contra todo lo que signifique la institucionalidad de los poderes públicos. Hay mucho descontento, grandes desigualdades sociales y económicas y un mal manejo de la administración pública que ha causado mucho malestar, pero los venezolanos le dieron la confianza a Chávez para que arregle esos desbarajustes, no para que utilice la buena fe de los votantes enguerrillando a los unos contra los otros, como lo ha venido haciendo desde que asumió el poder. La palabra revolución suena a guerra y su propósito es destruir lo que existe para instaurar un nuevo orden que, según apreciamos, es de ideología marxista-leninista, alineado con la guerrilla colombiana y con Fidel Castro, puesto que el propio Chávez ha manifestado públicamente gran entusiasmo por estos movimientos.
Al Presidente se le fueron los humos a la cabeza. Apenas ganó las elecciones se alzó con el poder y se creyó superior, elevándose a la altura de las águilas, mientras que a los que no están con él los dejó en el nivel de las moscas y hasta de las serpientes, sin pensar que un gran número de compatriotas son adecos o copeyanos porque esa fue la ideología dominante en los 40 años de democracia que él quisiera borrar de la historia nacional. Tanto AD como Copey son partidos que se insertan dentro de sólidas organizaciones políticas internacionales, como lo son la Social Democracia y la Democracia Cristiana, ambos con postulados esenciales de justicia y libertad. Son organizaciones progresistas, con líderes en diversos países de gran preparación intelectual y gerencial. Los errores de los partidos son perfectibles y los gobernantes que los representan son sustituibles por medio de la alternabilidad democrática que es el sustento del sistema. Cuarenta años de vida en libertad nos dieron esa lección y el pueblo venezolano siempre votó en contra de quienes lo defraudaron.
En que se basa Chávez para creer que Miquilena es bueno, pero que Alfaro Ucero es malo, o que José Vicente Rangel es honesto mientras Teodoro Petkoff es corrupto. Yo no creo que Tarek William Saab sea más patriota que Antonio Ledesma, ni que Héctor Ciavaldini sea más competente que Luis Giusti. Al hacer esa odiosa división entre los buenos que están con él,
2.- UNA REVOLUCION TRASNOCHADA
los honestos y patriotas del MVR y los malos adecos y copeyanos y ahora también Patria para Todos, cúpulas podridas y traidores, el asunto comenzó a andar mal, porque el Presidente en lugar de gobernar para todos, lo hizo solo para un grupito y la separación se ha ido ahondando cada vez más con un tono de agresividad desde Miraflores que arremete contra la Iglesia Católica, contra los medios de comunicación, contra los empresarios, los sindicatos, los gremios y contra todo aquel que esté en desacuerdo con su revolución.
Yo me pongo a pensar en cómo funcionaría un hogar en el que los padres, en lugar de hablarle a lo hijos con tono suave les gritaran y en vez de conciliar sus diferencias, los pusieran a pelear entre ellos mismos. Se perdería la armonía y el respeto y se crearía un estado de confusión y de inestabilidad que no conduciría a nada bueno. Pues, en una escala mayor, eso mismo sucede en un país cuando se rompe el equilibrio entre quienes lo gobiernan y la sociedad civil alimentada por el odio de clases.
Como Chávez propone el modelo cubano comunista para alcanzar el mar de la felicidad, cabe recordar que Fidel Castro partió a la población en dos: la que tuvo que dejar la isla y todas sus pertenencias atrás para tomar libremente el camino del exilio y la que se quedó dominada por la sola voluntad del tirano que tiene el récord de permanecer 40 años en el poder ejerciendo una férrea dictadura. ¡Que coincidencia 40 años de democracia venezolana y 40 años de dictadura cubana!
Algo tiene que andar mal en el proyecto revolucionario bolivariano de Hugo Chávez cuando los tres comandantes que lo acompañaban se separaron de él y se han convertido en sus más fuertes críticos, dejándonos para nuestra posibilidad de elegir una opción mucho más mesurada y prudente, con experiencia en el gobierno comprobada y con ánimo conciliatorio que deberá concretare el próximo 28 de Mayo con el rotundo triunfo de Francisco Arias Cárdenas.
Valencia, publicado en El Carabobeño el 06/ 05/ 2000.