Los venezolanos estamos empeñados en cambiar el rumbo político del país, porque no aceptamos la imposición de la revolución mal llamada bolivariana ni a sus dos lideres fundamentalistas, Fidel Castro y Hugo Chávez. Estamos dando un ejemplo de lucha cívica sin violencia, enarbolando la bandera patria con el coraje de un pueblo amante de la libertad que nos quieren arrebatar, valiéndose de consignas populistas que ya a nadie engañan y con las cuales llegaron al poder, para después dar un giro de 180 grados en el que, luego de cuatro años de gobierno, no se han producido obras de beneficio social, sino un charlatanismo aberrante por lo falso y vacuo.
Cada día son más los manifestantes que de forma pacifica se suman a las marchas multitudinarias en la capital de la República y en las ciudades del interior, para pedir la renuncia del presidente, o la convocatoria al referendum consultivo el próximo 2 de Febrero. La esperanza de tener un mejor país es lo que mueve a los millones de ciudadanos que se hermanan cuando al unísono alzan la voz para pedir democracia y paz social, alteradas esas concentraciones cada vez que los círculos violentos que el gobierno ha armado para defender la revolución les impiden el paso, con saldo trágico de muertos y heridos, tal como el que ocurrió en la primera marcha del año 2003 cerca del Paseo Los Próceres. Una vez más se activó el luto nacional.
Pese a la angustia que embarga a la población por la permanencia en el poder de un gobierno odiado por su cinismo y prepotencia y por la influencia de una ideología que no compartimos, la oposición democrática acentúa el llamado a que nos contemos el próximo 2 de Febrero. AI Paro Cívico Nacional se le sumó la paralización de la industria petrolera, de la marina mercante y le siguió la desobediencia civil y ahora la desobediencia tributaria, abriendo el año 2003 con treinta días transcurridos de inactividad económica. Pese a haberlo convocado en una fecha tan significativa para el comercio como to es Diciembre, el Paro se cumplió y las movilizaciones con banderas, pitos y cacerolas continuaron.
Si el oficialismo niega los recursos al CNE, los pondremos de nuestros bolsillos particulares, cada venezolano que quiera contarse contribuirá con una pequeña suma de dinero hasta reunir el total necesario para efectuar el referéndum consultivo. Así lo anunciaron al país en una de las últimas ruedas de prensa y televisión que se transmiten en horas de la tarde, a través de las cuales han liderizado la protesta ciudadana los líderes sindicales Carlos Ortega y Manuel Cova, el dirigente de Fedecámaras, Carlos Fernández y el representante de PDVSA, Juan Fernández, La propuesta parece tener consenso, por lo que este mes se anticipa tenso y al mismo tiempo esperanzador en una salida pacifica.
Nada nos va a detener para salir de este régimen oprobioso. Si de algo ha servido este proceso es para que la sociedad democrática se dé cuenta de que su participación es importante en la reconstrucción del país. Hemos recuperado nuestros símbolos patrios, la bandera nacional, el himno el amor por Venezuela y el sentido de ser ciudadanos comprometidos con el destino de la Nación. La masiva inscripción de jóvenes y de nuevos votantes en el CNE es una demostración de que los ciudadanos están respondiendo a una mayor participación para recuperar la dignidad nacional.
Con la militarización de la industria petrolera, Hugo Chávez pretende imponer la fuerza en lugar de la ley. Es obvio que juega al caos del país y al derrumbe de la institucionalidad para afianzar su poder. Al igual que su mentor político, a él le importa poco que el pueblo pase hambre, aunque pregone lo contrario. En Cuba el salario de los trabajadores fue sustituido por una libreta de racionamiento, por medio de la cual el Estado determina los víveres que le tocan a cada familia mensualmente, bien escasos por cierto, según pude comprobar en una visita que hice a la isla hace unos pocos años atrás. En Cuba desaparecieron los vehículos particulares y el pueblo anda a pie, en bicicleta, o en transporte público ineficiente, haciendo colas interminables. El exilio, la pérdida de la libertad y la pobreza crítica aquejan a la población cubana que en cuarenta y tres años de dictadura no ha logrado liberarse del yugo castrista. Y eso es lo que admira nuestro presidente y de quién recibe consejos. Para muestra basta un botón.
Con toda esta situación, no podemos bajar la guardia hasta que logremos contarnos para hacer valer nuestro derecho a damos el gobierno que queremos. Con un gesto de la mano enérgico y rotundo, tal como el de las marchas heroicas que se hacen diariamente, diremos: “FUERA”, para reconstruir finalmente el camino de la democracia y la paz social.
Publicado en El Carabobeño el 09-01-03