25 octubre 2004

El parque Fernando Peñalver



El Parque Peñalver, mejor conocido como el Negra Hipólita, es para muchos la obra emblemática del gobierno de los Salar Römer Feo, un lugar de verdadero solaz para las miles de personas que concurren allí diariamente a disfrutar de la naturaleza, a ejercitar el cuerpo recorriendo las caminerías, a hacer barras, ejercicios de yoga, tai-chi, o simplemente respirar aire puro, o llevar a los niños para que correteen y jueguen sintiéndose seguros, puesto que el parque tiene una buena vigilancia y está resguardado de los peligros de la calle.


Es un privilegio para nosotros los valencianos tener esta zona verde tan hermosa y bien cuidada en pleno centro de la ciudad, en la que podemos ver el curso del río Cabriales bajar desde las montañas del Norte y discurrir serenamente entre las riberas de bambúes y gramíneas para ir a descargar sus aguas en el Lago de Valencia. Los puentes de madera y concreto con barandales de hierro, que atraviesan el río, le ofrecen a los paseantes la facilidad de poder cruzarlo y verlo en sus sucesivos trechos, como si estuviesen en una excursión bajo los árboles andando por senderos sombríos que se abren a recodos aún tupidos de vegetación, en los que se siente el contacto con el auténtico bosque húmedo tropical, fuente de oxígeno que nos regaló el Creador en este pedazo de territorio carabobeño y que, afortunadamente, está bien cuidado entre los linderos del parque.


En el año 1983, bajo la presidencia de Luis Herrera Campíns, fue construido el parque Negra Hipólita, que se conserva igual, pero fue pequeño para el crecimiento poblacional que ya tenía Valencia. Se debe al gobierno de Henrique Salas Römer, en el año 1992, la construcción del actual espléndido reservorio natural, que se extendió más en su segunda etapa en el año 1996, contratándose el paisajismo al Arq. Eduardo Santaella, quien aprovechó parte de la vegetación y de los árboles existentes en la zona para diseñar los espacios con ritmo y belleza, de manera que el paisaje no es meramente contemplativo, sino deja que la mirada se refresque al observar las amplias áreas de grama que amortiguan los inclementes rayos del sol y son como alfombras mullidas que sirven para descansar, a la vez que para adornar y darle un agradable ambiente. El parque fue diseñado y es mantenido con el esmero que hay que reconocer pone el gobierno regional de los Salas Römer Feo, tanto el padre como el hijo, en las acciones que emprende.


El parque Fernando Peñalver es la unión y prolongación del parque Metropolitano y Negra Hipólita, que estaban proyectados para Valencia desde el año 1952. La Sociedad Amigos de Valencia, con motivo de organizar los actos conmemorativos del Cuatricentenario de la ciudad, en 1955, expuso el clamor de que se construyera ese refugio natural, iniciando una serie de pasos que condujeron al ejecútese de tan significativa realización, tomando un gran impulso a partir del decreto emanado por el gobierno de Carabobo, en 1957, cuando se fundó la junta promotora que declaró de utilidad pública nacional la construcción del Parque Metropolitano en una extensión aproximada de 90 hectáreas. La escritora Virginia Pérez Linares, en su libro “El Río Cabriales y su Lago”, merecedor del premio de la Bienal Pocaterra organizada por el Ateneo de Valencia, en el año 1964, dice: “Lo amplio y costoso de esta obra impone realizarla por etapas, con empeño constructivo indeclinable, quizás a largo plazo; pero que ella en alguna forma se torne en la realidad de una herencia por demás honrosa, que la gente de hoy deje a las generaciones futuras”.


Aparte de ser un santuario natural, el Parque Fernando Peñalver es también la sede de la Fundación del Niño, presidida por la Sra. Raiza Feo de Salas, distinguida dama valenciana y gran amiga, quien tiene la notoriedad de ser la hija del Dr. Salvador Feo La Cruz, primer gobernador de la democracia, la esposa de Henrique Salas Römer, primer gobernador de la descentralización y la madre del actual gobernador Henrique Fernando Salas Feo. La labor que Raiza, junto a su equipo, lleva a cabo en beneficio de los hijos de madres trabajadoras es loable y es frecuente ver cerca de los módulos de la fundación infantil a montones de niños de todos los sectores de Valencia jugando en las áreas verdes, celebrando sus cumpleaños y aprendiendo a compartir con sus compañeros esos ratos de sano esparcimiento en los que las instructoras los enseñan a respetar la naturaleza y  a divertirse de una manera sencilla. El parque sirve también de escenario cultural, acogiendo bajo su concha acústica, durante las temporadas de conciertos programadas por los Festivales del Cabriales que fundó el gobernador Henrique Salas Römer, a las mejores agrupaciones musicales del estado Carabobo, tales como la Orquesta Sinfónica y el Orfeón de la Universidad de Carabobo. Igualmente en las instalaciones de la Fundación del Niño diversos grupos de música de cámara ofrecen conciertos en horarios vespertinos y se programan exposiciones de pintura y de artesanías.


Con todas estas atracciones que ofrece, el parque Fernando Peñalver se ha convertido en un lugar muy visitado, en el que siempre es grato pasar un buen rato de esparcimiento y es estupendo para caminar, que es el ejercicio por excelencia que mandan los médicos hoy día para conservar la salud y mantenerse en forma. Un lugar que le ha dado una nueva dimensión a Valencia, más humana, más acorde con las características de una ciudad ambiental.


El Carabobeño, 25-10-2004

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