La historia se escribe
con hechos del pasado relacionados con personalidades de influencia
tal que logran cambiar el curso de los acontecimientos,
importantes o no según la trascendencia que tengan para el devenir
nacional o internacional, por lo que la historia fija los registros a partir de
las acciones humanas dirigidas hacia fines determinados, encausados unos hacia
el bien común, otros hacia la satisfacción de las ambiciones personales, o tras
la búsqueda de nuevos caminos para continuar la senda hacia el futuro.
La historia está
estrechamente relacionada con la política, poderoso engranaje de acción
pública, conductor del hilo gubernamental al que se aferran muchos para
alcanzar sus objetivos de ocupar puestos de dirección, desde una presidencia de
estado, ministerio público, gobernación o alcaldía. Si bien las
Humanidades, la Ciencia y la Tecnología determinan de igual manera el curso de
los acontecimientos que afectan la dinámica social, es al poder público al que
le corresponde la dirección a seguir de los estados. Desde los antiguos
imperios hasta las modernas repúblicas, la historia se ha escrito con la tinta
de las convulsiones sociales, las guerras, las tiranías, o con el
establecimiento del sistema democrático como modelo a seguir
. Líderes mesiánicos, dictadores, fundadores de partidos políticos y
de doctrinas sociales han figurado en la escena pública en los diversos
períodos históricos, pasando a la posteridad en mayor o menor grado de relevancia basada en
la influencia que ejercieron en sus acciones colectivas.
La historia sentencia a
quienes traicionan los ideales patrios sometiendo a los pueblos a la miseria y
a la opresión bajo el lema de la redención social a los pobres, recurso
manoseado por los políticos que se alzan en campaña para ganar
adeptos. En ningún caso los absolverá de la culpa ni del engaño.
Aquel famoso alegato: “La Historia me
absolverá”, pronunciado por el líder cubano Fidel Castro
al derrocar la dictadura de Fulgencio Batista en 1959, e iniciar
la revolución izquierdista, anti-norteamericana y anti-imperialista,
apoyada por la Unión Soviética con las prácticas similares de expropiación de
tierras y de empresas productivas, ofreciendo una redención social a los
campesinos y al pobre pueblo cubano deseoso de libertad y progreso, que en un
principio lo siguieron hasta que el régimen mostró su verdadero rostro de
tiranía comunista, pérdida de la libertad y de la propiedad
privada. Millones de cubanos salieron hacia los Estados Unidos de
Norteamérica, dejando sus bienes a merced del Estado y quienes permanecen en la
isla sufren los rigores de la pobreza y la falta de libertad.
El alzamiento militar del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías en febrero 1992 para derrocar al gobierno legítimo de Carlos Andrés Pérez, aprovechándose de cierto descontento popular y su posterior postulación para la presidencia de la República, resultando electo en 1998, han conducido al país por el derrotero de la ruina, que el sucesor del militar golpista, Nicolás Maduro, sigue ahondando hasta acabar con la estabilidad democrática de Venezuela, que ya los sentenció como los nefastos populistas del s. XXI. Valerosos jóvenes, por el contrario, han dejado sus nombres grabados en las páginas de la historia patria de este siglo, como ejemplos de firmeza y voluntad, guiados por el ejemplo de nuestros libertadores, para retomar el rumbo de una República que nació para ser libre y soberana.
Valencia, 16 de Julio del 2018.