La cosecha de mangos mayo-junio 2016 extensiva hasta agosto o septiembre, ha sido una de las más abundantes de los últimos años, como un prodigio de la fertilidad de nuestro suelo tropical, rico en nutrientes para quienes gustan saborear estos frutos que, sin mayor esfuerzo, se pueden recoger en los parques, plazas y campos de las zonas más cálidas del territorio nacional, en donde están sembrados estos frondosos árboles de robustos troncos y amplio follaje, que arrojan los frutos por sí solos cuando comienzan a madurar, por lo que su recolección es fácil, no hay que pagar por ella, acostumbrando algunos muchachos a lanzarles piedras o palos para tumbarlos, o jalarlos con largas varas, diríamos más como una mala costumbre que como un entretenimiento, ya que las ramas se dañan con el impacto de las piedras.
Hay variedad de mangos, para todos los gustos: hilacha, bocado, mangas, jobo, pico de loro, además de los injertos que producen frutos más grandes y de mucho sabor. El libro “Frutales de Venezuela” del botánico, hermano Jesús Hoyos (+), quien presidió la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, aporta datos interesantísimos sobre este árbol, especificando que es originario de la India y que fue traído a Brasil en el s. XVI, desde donde se extendió por toda la América tropical, llegando a Venezuela a mediados del s. XVII. El alto porcentaje de azúcares, algunas proteínas y la gran cantidad de vitamina C, A, niacina, B, y B2 y minerales como hierro, fósforo y calcio le da mayor valor nutritivo a la cosecha, por lo que su consumo no sólo satisface el paladar, sino que alimenta, lo que hace de estas frutas un invalorable producto natural.
Tierra pródiga en recursos que el gobierno no sabe, o no le interesa aprovechar en beneficio de todos, los mangos han resultado ser un paliativo para mitigar el hambre que ha debilitado a gran parte de la población, empobrecido un alto porcentaje de venezolanos, sin que las políticas públicas busquen rectificar las causas que nos han llevado a esta situación de miseria y opresión.
Valencia, 16 de junio 2016