21 marzo 2018

El éxodo venezolano en el siglo XXI



La situación crítica del país, debido a los efectos perniciosos del gobierno castrocomunista atrincherado en el poder desde hace 18 años, ha provocado un éxodo de compatriotas nunca antes visto en nuestra historia patria, sino que por el contrario Venezuela ha acogido a millones de inmigrantes europeos, asiáticos, centro y suramericanos que dejaron sus países de origen en el siglo pasado por las guerras, las tiranías, la pobreza y el hambre, llegando en busca de un mejor destino para ellos y para sus familias, encontrando en nuestra tierra un sinfín de oportunidades y los brazos abiertos de una sociedad multirracial, sin complejos de castas ni discriminación.

Por esos reveses de la historia, la situación económica social de Venezuela dio un vuelco hacia atrás desde comienzos del s. XXI, al posesionarse del poder el Presidente Hugo Chávez e implantar el modelo comunista dirigido desde Cuba por los hermanos Castro. Se inició la confiscación de la propiedad privada, la expropiación de fundos agropecuarios productivos, el cierre de empresas por la dificultad de adquirir las materias primas, debido al control cambiario y a la falta de divisas, las pérdidas comerciales por el control de precios, el despido de la eficiente capa gerencial de PDVSA y otras medidas cuyas consecuencias desastrosas lejos de atenuarse se han intensificado con el paso de los años. El enrarecido clima político entre ricos y pobres, producido por un caudillo mesiánico y sus sucesores Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y la cúpula del PSUV, fracturó la unidad nacional, hasta lograr debilitarla, quebrantando la estabilidad laboral y la adquisición de bienes de consumo

Cientos de miles de venezolanos han perdido sus puestos de trabajo, otros cientos de miles vieron reducidos sus ingresos al subir el costo de la vida, el precio y la escasez de los alimentos, las medicinas, los artefactos eléctricos, mecánicos, los automóviles, el deterioro de los hospitales, la inseguridad y tantas otras dificultades que han hecho insoportable para muchos la vida en Venezuela, decidiendo salir del país en busca de nuevos horizontes. Más que emigración es éxodo, puesto que la salida de ciudadanos hacia otras naciones es en masa, calculándose actualmente en unos 4 millones de compatriotas. Los destinos favoritos son Estados Unidos de América, siguiéndole España y en Latinoamérica, Colombia, Chile, Argentina y Brasil. Desde que aparecieron las primeras sombras, el panorama nacional se ensombreció, reduciéndose las perspectivas de futuro a los miles de jóvenes graduados en nuestras universidades, que no lograron posicionarse en las empresas por el cierre de ésas al tener que abandonar el país.

Organismos internacionales, como la ONU, piden que los países que reciben a un número cuantioso de venezolanos les den un trato digno, considerándolos a muchos de ellos como refugiados, puesto que al haber dejado sus hogares han perdido mucho de sus pertenencias, dificultándoseles la capacidad de empezar de nuevo si no se les facilitan las condiciones de vivienda, empleo y aceptación social en los nuevos contornos. Inimaginable años atrás la petición de ayuda humanitaria para los venezolanos en el interior y en el exterior de nuestro territorio.  Con toda esta situación, la pérdida de capital humano podría ser irreparable de continuar en el poder la narco-dictadura que hoy nos gobierna.

La historia de Venezuela relata un período de emigración forzosa de miles de venezolanos hacia Santo Domingo y Puerto Rico y de regreso a España, huyendo de las guerras de la Independencia de 1810 hasta 1830, reseñado en el libro “Emigración de Venezuela a Puerto Rico tras la Ruptura Colonial” del científico e historiador Marco Tulio Mérida Fuentes (+).   Interesante reseña sin comparación con la diáspora venezolana actual, provocada por razones intrínsecas, dos siglos después de la liberación nacional que logramos con la Independencia.

Valencia, 21 de Marzo 2018

06 marzo 2018

La fuerza de la inteligencia



La inteligencia se define como la facultad que tiene el ser humano de entender, de comprender los problemas para tratar de buscarles una solución. Es una fuerza intelectual que se desarrolla en el cerebro del hombre, superior a la fuerza bruta cuando sabe valerse de estrategias dirigidas a lograr los objetivos planteados. En tiempos difíciles, como los que se viven desde unos años para acá en Venezuela, es necesario poner a funcionar la inteligencia para definir la estrategia, como “el arte de coordinar la acción de las fuerzas militares, políticas, económicas y morales, implicadas en la conducción de un conflicto o en la preparación de la defensa de una nación o de una comunidad de naciones”

(Cita del Diccionario Enciclopédico Pequeño Larousse 2000).

Inteligentes somos los venezolanos para saber lo que queremos como país, derechos consagrados en la Constitución que están siendo violados impunemente, sin que hayamos logrado sacudirnos el yugo de la opresión comunistoide, corrupta y delincuente, no por falta de combate de la sociedad civil organizada, de los empleados públicos y privados que han perdido sus puestos de trabajo por el cierre de las empresas y de los estudiantes que se han lanzado a la calle con numerosas acciones de protesta cívica, paro petrolero, manifestaciones, diálogo, denuncia ante los organismos internacionales, periodistas y articulistas de prensa, redes sociales que cuelan las informaciones en un mundo globalizado, de tal manera que lo que está sucediendo en Venezuela lo sabe el mundo entero.

Con todo eso, la lucha debe continuar para evitar que el gobierno se perpetúe en el poder, como es su intención. Capitalizar el descontento fortaleciendo un bloque unitario, reiniciar la participación activa de los ciudadanos conscientes de la urgencia de cambiar el modelo sostenido con las dádivas sacadas del erario nacional que el gobierno reparte a su antojo en forma de bonos gratuitos, previa presentación del Carnet de la Patria, ficha indigna de los adeptos a la Revolución, o de quienes se dejan seducir por el engaño sostenido para continuar recibiendo prebendas, cuya contraprestación es la sumisión al poder central.

Es hora de que los venezolanos preocupados por el falso montaje que han instalado en nuestro país quienes lo están saqueando de una manera descarada, repartiendo los bienes públicos en pequeñas porciones que no pasan de los 700 mil bolívares para el pueblo, como tapa de frasco del Estado delincuente, como lo relata el prólogo de Pompeyo Márquez (+) “El Gran Saqueo”, de Carlos Tablante y Marcos Tarre.

Es una solución fácil pretender que las Fuerzas Armadas de Norteamérica van a solucionar el conflicto interno de Venezuela mediante una invasión, se la sociedad civil organizada, apoyada por nuestras propias Fuerzas Armadas y por los líderes políticos de los partidos de la oposición no se unen para acabar con los abusos. La inteligencia ha de servirnos para activar las estrategias adecuadas que nos conduzcan a una salida pacífica y democrática para ir en pos del camino del progreso, la justicia y la paz.

Valencia, 06 de Marzo del 2018.