21 mayo 2018

Crónica de unas elecciones amañadas



Sin mayores sorpresas por parte de la abrumadora mayoría de la oposición democrática que se negó a asistir a los comicios presidenciales convocados para el 20 de Mayo, los venezolanos asumimos el evento como lo que realmente fue:  un mega fraude coordinado por el propio Nicolás Maduro a través de la trama político-jurídica que lo sostiene en Miraflores:  el PSUV, el G 2 cubano, la FANB, los recursos económicos de la Nación, la Asamblea Nacional Constituyente y  todos aquellos atados a las cuerdas del poder psuvista, llámense gobernadores, alcaldes o diputados.  Una vez cerrados los centros electorales, la Presidenta del CNE, Tibisay Lucena,  anunció la reelección de Nicolás Maduro con algo más de  5 millones 800 mil votos. 

Los otros dos candidatos, Henry Falcón de Avanzada Progresista y Javier Bertucci, del Movimiento Esperanza por el Cambio, como era de esperar, llegaron de segundo y tercero, denunciando ambos el fraude electoral de los puntos rojos en las mesas de votación, así como la aplastante abstención. Es probable que quienes creyeron en ellos estén también decepcionados con los resultados, pero resulta de mucha ingenuidad creer que hubieran podido quitarle el triunfo a quien optó por la reelección con todas las artimañas de un CNE parcializado. Veremos a partir de ahora la posición que va a tomar el ex gobernador del estado Lara,  Henry Falcón,  por quien muchos de los que sufragaron por él lo hicieron de buena  fe, creyendo que no había que dejarlo solo para poder asegurar la derrota de Maduro. A esta hora, el ex candidato ya anunció que  lanzará de nuevo su candidatura para la próxima contienda electoral, sin percatarse quizás de la pérdida de credibilidad que sufrió en estos recientes comicios.

Una tensa calma mantuvo a los ciudadanos recogidos en sus casas, las ciudades y pueblos lucían desoladas y fue notoria  la poca afluencia de personas en los centros de votación.  Durante los días que duró la campaña, algo menos de un mes,  desde el 22 de Abril al 17 de Mayo, los ánimos fueron alterados sólo por las noticias de golpes, patadas y empujones  a los diputados y periodistas que se acercaron al Parlamento Nacional, o a los estudiantes y manifestantes que salieron a marchar en varios estados del país. En el Helicoide los presos políticos reclamaron una vez más su libertad, apartándose de los perdigones lanzados por la Guardia Nacional Bolivariana, en medio de la angustia de los familiares  que fueron a visitarlos.  

La pregunta que nos hacemos todos los que adversamos a este régimen, el 80% de la población, es si nos será posible un cambio de gobierno para detener el derrumbe del país.  La respuesta positiva debe ser el ejemplo de lo acontecido el pasado 20 de Mayo, cuando en medio de la debilidad nacional golpeada por una crisis económica sin precedentes,  que ha causado la fuga de millones de ciudadanos, se impuso la fortaleza de quienes abanderados por los colores patrios: amarillo, azul y rojo,  en un acto crucial para nuestra Democracia, se  negaron a avalar unos comicios convocados por una Asamblea Nacional Constituyente ilegítima, a través de la cual Nicolás Maduró busca perpetuarse en el poder, sin tomar en cuenta los males de hambre, necesidad e inseguridad  que afligen a  su  dolido  pueblo.

Valencia, 21 de Mayo del 2018.

09 mayo 2018

Control de gastos



Así como el gobierno estableció un control de precios y de cambio a su libre albedrío, a través de sistemas creados expresamente para esas funciones controladoras, como la SUNDDE (Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos) y el DICOM (Sistema de Divisas de Tipo de Cambio Complementario) fundando CADIVI en Febrero del 2003, encareciendo los productos de una manera alarmante en lugar de abaratarlos y creando un mercado paralelo de la moneda extranjera, los venezolanos nos vemos obligados a controlar los gastos, ya que lo que devengamos, sea salario mínimo, pensión, renta o sueldo, no nos alcanza porque el bolívar, que de fuerte pasó a ser débil, perdió su poder adquisitivo, estimándose que la devaluación es del 90%.


El alto costo de la vida es por lo tanto tema de preocupación de las personas que salen a comprar los artículos de primera necesidad, preguntándose con ciertos niveles de angustia si habrán subido los precios, puesto que desde cierto tiempo atrás hasta hoy van en ascenso. Los economistas estiman que los índices de inflación en el 2018 están por el orden de los l0 mil ó 16 mil por ciento. A todas éstas, el Banco Central se ha prestado a jugar con el bolívar como le da la gana al alto gobierno encabezado por Nicolás Maduro. En el año 2008 hubo un cambio del cono monetario al que los venezolanos nos adaptamos con normalidad. En Enero del 2017 comenzó a circular uno nuevo, saliendo a la calle los billetes de 500, 1.000, 5.000, l0.000 y 20.000, en medio de una gran confusión por la forma desordenada en que se hizo. Ahora nos acaban de anunciar el inicio de la reconversión monetaria con el Nuevo Bolívar Soberano para el próximo 04 de Junio, implicando la supresión de tres ceros de la moneda actual, con lo que mil bolívares pasarán a ser un Bolívar Soberano.


El comunismo lacerante que impulsa la política dirigida por Nicolás Maduro, copiada del modelo cubano fidelista por su antecesor y mentor Hugo Chávez desde 1998, comenzó por atacar a la empresa privada, expropiando fábricas productivas, confiscando bienes de capital, cerrando negocios rentables y favoreciendo la importación en desmedro de la producción nacional. Fedecámaras y Consecomercio aseguran que de 800 mil empresas y negocios que había en el país en 1998 hoy no llegan a los 200 mil. La corrupción también se vio favorecida en las aduanas con el cobro arbitrario de las tasas arancelarias y la estampida de los dólares preferenciales.


Ni los aumentos de salario a los trabajadores que año tras año decreta el gobierno para, según él, compensar el costo de la vida, ni la entrega de las bolsas CLAP, ni mucho menos el Carnet de la Patria, han servido para detener la hiperinflación que devora los sueldos, sino que por el contrario ha bajado la producción nacional, aumentado el descontento de la población, se han alargado las colas para comprar, así como se han elevado los índices de pobreza. A todas éstas nos queda la potestad, mientras se pueda, de controlar los gastos para que la economía del bolívar fuerte no nos devore las débiles monedas con las que cada uno de nosotros contamos.


Valencia, 09 de Mayo de 2018.