01 agosto 1997

El Informe del Contralor



Por efecto de la corrupción y de la mala administración de los dineros públicos, Venezuela se ha convertido en un pobre país rico, insatisfecho de necesidades y opíparo de recursos, con presupuestos inflados de millardos provenientes de los recursos petroleros que no alcanzan para cubrir las áreas sociales esenciales, cuales son la salud, la educación y la vivienda. El dinero entra en los flujos de caja, pero se desvanece en la enredada trama de los manejos irregulares y de las faltas de control de la administración publica. Así se desprende del informe anual presentado por el Contralor General de la República, Eduardo Roche Lander, señalando el aumento de la corrupción administrativa en el Estado, tanto nacional como regional, extendiéndose a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y con el proceso de descentralización agudizándose en las gobernaciones, concejos municipales y asambleas legislativas.

La corrupción en un hecho tangible que se demuestra con casos y con cifras, como las señaladas por el Contralor y se ve cara a cara, día a día en el deterioro del país, por más que el presidente Caldera y sus ministros pretendan desconocer una realidad que nos agobia, o que algunos gobernadores y alcaldes traten de erigirse en paladines de la moral pública cuando, por los efectos saludables de la libertad de medios, todos los venezolanos podemos enterarnos de los manejos indebidos de ciertas administraciones regionales, como las que se están sucediendo en la recaudación del dinero de los peajes y en la proliferación de fundaciones y corporaciones que burlan la acción fiscalizadora del Estado, duplicando las funciones sin el debido control oficial, como específicamente lo han señalado el Fiscal General de la República y el Contralor con pruebas a la mano.

Es iluso pensar que se puede combatir la corrupción aludiendo sólo a la conciencia individual, o nombrando un Comisionado Presidencial para atacarla, lo cual no hace mas que agregar otro peso a la abultada carga burocrática y ceder espacio a las declaraciones de los gobernantes, que no sienten ni una pizca de remordimiento por sacar de las arcas los dineros públicos para su propio beneficio, o simplemente por demostrar negligencia en la administración de los fondos destinados a mejorar la condición social de los venezolanos. Así como la acción de la corrupción beneficia directamente a quienes sustraen fondos del colectivo en provecho propio, bien sea a través del peculado, del enriquecimiento ilícito o de la malversación, recae también indirectamente de forma negativa sobre las personas a quienes estaba destinada la utilización de sus recursos, quitándoles el derecho de bienes y servicios que por ley les corresponde.

Vista de esta manera la corrupción puede ser grande o pequeña, Pero en cualquiera de los casos afecta intereses ajenos. Un hospital que no tenga materiales quirúrgicos, ni siquiera algodón, gasas o inyectadoras, o cuyos instrumentos de laboratorio hayan sido sustraídos o dañados por descuido o desorden, perjudica a los enfermos que ven disminuida su atención por la falta de equipos. Una calle mal construida, con el pavimento que se levanta y por la que se hace dificultoso transitar porque parte del dinero asignado Para ejecutarla fue desviado a los bolsillos particulares, o porque la supervisión no se efectuó y sin embargo se cobró, molestará diariamente a los cientos de personas que transitan por ellas y dañan el entorno físico del lugar. Si el dinero que se otorga para pagar a los pensionados y jubilados del Seguro Social transferido hacia otras partidas, se obliga a los viejitos a tener que hacer humillantes colas para reclamar lo que legalmente les corresponde por los años de servicios prestados al trabajo digno. Y así sigue la lista interminable de actos que como un cáncer están destruyendo a nuestra sociedad, minando sus reservas morales que, al igual que nuestro signo monetario van cayendo en picada.

El presidente Caldera es honrado en lo personal, eso no lo dudamos, Pero por que entonces durante su gestión la situación no ha mejorado sino que, por el contrario, ha empeorado, como lo señala inequívocamente el informe del Contralor General de la República quien, de una manera responsable expresa que el deterioro del estado es el problema más grave del país y que en sus actuaciones pudo observar que muchos funcionarios actúan al margen de la legalidad, añadiendo que es errónea y atrasada la concepción de Caldera sobre la corrupción y que si su planteamiento sobre la materia no es acertado, tampoco lo será su labor. Palabras fuertes dirigidas a un Presidente que se ha considerado intocable, Pero que al asumir por segunda vez tan alta responsabilidad no logra combatir el hecho, hasta el punto que los venezolanos vivimos ahora peor que antes.

Es la debilidad de nuestras leyes la que nos hace frágiles. El presidente Caldera, al instalar la XIII Conferencia Interparlamentaria Unión Europea América Latina, expresó que la corrupción no es un hecho político sino un crimen que merece el mismo castigo que los delitos comunes. Si eso es así, que espera entonces para aplicar los correctivos que penalicen a quienes delinquen contra los bienes públicos, usurpadores de los legítimos derechos de todos los venezolanos, que seguiremos en el atolladero del atraso mientras nuestros gobernantes empleen más las palabras que la fuerza de su autoridad.

Publicado en El Carabobeño el 01-08-97

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