Para entender el arte de Rubén Núñez hay que entrar en el campo de la física, sobre todo lo relativo a la óptica y las emisiones de luz por la fuente luminosa del rayo láser. Sus hologramas son de una belleza enigmática, porque el espectador no capta de dónde salen esos colores que transparenta el cristal con efectos vibratorios y formas tridimensionales vistos desde un ángulo determinado y a cierta distancia entre la luz y el objeto. Las aplicaciones del láser están todavía en estudio y son variadas. Una de ellas es la Holografía, arte‑ciencia‑ técnica dirigida a la creación de imágenes en tercera dimensión.
Nuestro artista está de visita en Valencia con motivo de la presentación del XXVI Salón Nacional de las Artes del Fuego, en el que exhibe tres jarrones de fino cristal y elegantes diseños geométricos en los que destaca la pureza de los colores amarillo, azul, rojo con la claridad del vidrio. ‑Traer esas piezas a Valencia significó un gran esfuerzo y yo siento que aquí no se valora lo suficiente lo que hago‑ nos dice Rubén una tarde en que lo invité a conversar sobre su trabajo. Mientras el Ateneo de Valencia nunca me ha invitado a exponer, lo hizo el de Estocolmo. Vivimos en un mundo tridimensional y nos expresamos en dos dimensiones. Lo que sucede con la Holografía es que es una técnica muy costosa‑agrega.
Su participación en el Salón tiene que ser motivo de orgullo para nuestra ciudad, pues siendo hijo nativo de Valencia, es un artista del mundo, el más destacado de cuantos hay en el arte de la Holografía. Está representado en los mejores centros artísticos internacionales y nacionales. En el año 1959 obtuvo el premio en el concurso del Coming Glass Museum por la exhibición de uno de los 12 cristales más bellos del orbe. Ha expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y ha sido invitado especial en los Museos de Ciencias de Washington, Filadelfia, Munich, Frankfurt, Londres, Paris. En los años 1986 y 1988 obtuvo los premios Neumann y CONAC del Salón “Arturo Michelena” y el premio Universidad de Carabobo en el XVI Salón Nacional de las Artes del Fuego. Su obra “Cristal del Planeta Arco Iris”, colección de la Galería de Arte Nacional, le dio la vuelta al mundo. Otras obras, como “El Árbol del alma”, “Anillos de Alegría” , “Cristal Fotónico” forman parte de colecciones privadas.
Los inicios de Rubén fueron en la pintura y el diseño del vidrio. Estudió en Caracas y luego en Murano, Italia. Formó parte del movimiento abstrato‑geométrico del grupo Los Disidentes de Paris en el año 1950. A partir de entonces comenzó a plantearse los efectos de la vibración retinal mediante repeticiones de barras de color horizontales y verticales. Propuso obras que hacían percibir formas y colores virtuales. Es el primer artista cinético venezolano, adelantándose a Soto desde el año 1951. Nos explica que, descubriendo la cuestión interferencial y la secuencia de las líneas, buscó excavar más adentro del cinetismo y llegó a la Holografía después de mucho estudio y experimentos. Propone para la Venezuela actual que en el concepto cultura se incorpore la Ciencia y Tecnología como parte integral del Arte y Humanidades. Si los separamos, vamos a seguir igual ‑afirma. Qué hacen el periódico y el poema si no pasan por Internet. Hemos comprado tecnología, pero nuestras universidades han estado a espaldas de ella. El diario “El Carabobeño”, con el Museo de la Imprenta, está innovando.
Rubén es un buen conversador y, al iniciar el diálogo con él, pareciera abstraerse en su interioridad para sacar de adentro todo lo que piensa. Suelta las palabras con profusión de ideas sobre la creación en nuestro país de un museo de Ciencia y Tecnología, su gran sueño por el que se ha desvelado tratando de convencer a los gobiernos, institutos científicos y universidades de la importancia de estos centros para el progreso y el desarrollo tecnológico.
En la publicación “Caminos de Civilización”, auspiciada por el centro Espacio‑Luz y editada por la Universidad de Carabobo, abunda sobre el tema y enfatiza que, mientras las exposiciones de arte han aumentado considerablemente en los últimos años, las de ciencia han sido escasas. Entre los proyectos o diseños que ha presentado en diversas oportunidades están: Centro de Estímulo a Innovadores del INCE, Caracas, 1970. Museo de Historia y Tecnología, Proyecto para la Gobernación de Caracas, 1974. Proposición A.C.T.O. (Arte Ciencia Tecnología Orbe), Concejo Municipal de Valencia, 1974. Centro de la Transparencia Floven, 1980. Centro Arco‑Iris, diseño proposición, Rectorado y CODECIH, Universidad de Carabobo, 1989. Centro Espacio‑Luz, Valencia 1990. El Didactron, CONICIT 1971 y el Museo de la Industria Ricardo Degwitz, 1987, inspirados en el proyecto Instituto de la Evolución o Museo Central, entregados al Ministerio de Fomento.
Publicado en El Carabobeño el día 16-10-99
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