No es posible entender el mundo contemporáneo sin entrar en contacto con los dos modernos artefactos que transformaron las comunicaciones a finales del siglo XX: las computadoras conectadas a Internet y los teléfonos celulares, herramientas electrónicas que dieron inicio a la mayor revolución tecnológica de los últimos tiempos. Si en su momento histórico la invención de la imprenta, de la rueda y de la máquina de vapor sacudieron los cimientos de la humanidad para hacerla avanzar, acercando cada vez más a unos con otros, estos aparatos nos conectan hoy con las personas y localidades cercanas o lejanas, sin tener que movernos de lugar.
A través de la pantalla entramos en el espacio de la realidad virtual que podemos ver y oír, pero no tocar, que aparece cercana, pero no lo está. Términos como navegar, mándame un e-mail, te envío un mensaje de texto, dame tu dirección electrónica, repícame, son hoy comunes entre quienes utilizan los medios citados para comunicarse. Proliferan en todas las ciudades los ciber-café y las ventas de telefonía celular con la incorporación de nuevos usuarios, considerándose que los jóvenes que no aprendan el uso de las computadoras serán en el futuro analfabetas funcionales, tal es la velocidad con la que corre la información a través de los circuitos integrados de estos innovadores aparatos. Si bien es cierto que el cerebro humano los inventó y los hace funcionar, también es verdad que su capacidad de guardar la memoria y de recorrer altas velocidades de manera instantánea es superior.
Por estar el hombre de hoy compenetrado con la ciencia y con la tecnología, investigando sus alcances para dominar a la naturaleza y ponerla a su servicio, se atribuye a un milagro de la técnica todo lo que estos maravillosos aparatos ponen a nuestro alcance, hasta el punto que ya no concebimos el mundo sin ellos. En nuestro país, cualquier persona puede comprar un celular, siendo la adquisición de las computadoras más costosas, pero en cuanto a la educación se refiere, los colegios e institutos educativos están en la obligación de incorporarlas a la enseñanza para que los alumnos puedan adelantar en los estudios.
La sociedad de la información nos arropa con el flujo incesante de noticias, conectándonos globalmente. En las revistas especializadas se escriben extensos artículos de cómo los chips cambiaron el mundo, abriendo todas las posibilidades de aplicación que ofrece el sistema informático. Su versatilidad es de tal magnitud que corre pareja con todo cuanto el hombre ha puesto en práctica hasta hoy, dominando los más variados campos del conocimiento.
La llamada inteligencia artificial amplió el campo del intelecto humano hasta límites todavía insospechados, lo que no ha sido óbice para apartarlo de las letras impresas sobre papel, temor infundado que despertaron estas máquinas cuando pasaron a ser objetos imprescindibles en el hogar y en la oficina.
Muchas tareas se pueden ejecutar por medio de las computadoras, valiéndose de los diferentes programas y sirviendo la misma máquina de auto ayuda para los operadores que, una vez que aprenden a utilizarla, comienzan a darse cuenta de todas sus aplicaciones y de que su operatividad o manejo es relativamente fácil, pese a su complejo funcionamiento. Ventaja ésta adicional al milagro de la técnica que está todavía por revelarnos insospechadas posibilidades. La cibernética se democratiza, adentrándonos en una era en donde se impondrán las comunidades virtuales como una fuerza de cohesión social. La oficina móvil se ha generalizado gracias al uso de los equipos portátiles a que hacemos referencia. Todo esto sin ahondar en las aplicaciones prácticas que tienen las computadoras para explorar internamente el cuerpo humano, entrando en el terreno de la Medicina.
Para repasar un poco la historia de tan fantásticas invenciones, leemos que primero se gestaron las autopistas de la información desde hace unos 40 años atrás, manteniéndose oculto el desarrollo del proyecto hasta el perfeccionamiento de la red de redes. En plena Guerra Fría, con el objeto de promover la investigación y el perfeccionamiento de nuevas tecnologías para la defensa nacional, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Dwight D. Eisenhower creó la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada – siglas en Inglés – ARPA. A partir de allí prestigiosos profesores e investigadores de las universidades e institutos norteamericanos y británicos se propusieron crear una gran red mundial de computadoras para tratar de amplificar el intelecto humano, siguiendo la idea de trabajar con paquetes de información durante los procesos de transmisión.
Es a partir de l967 que se inicia la creación de una red de computadoras no centralizadas. En septiembre de l969 se unen las grandes computadoras de las 4 más famosas universidades de los Estados Unidos, formando la red del ARPA. El perfeccionamiento de los equipos informáticos ha hecho posible reducir las dimensiones físicas de estas máquinas con velocidades cada vez más altas, sofisticados dispositivos y mayor poder de operatividad. En cuanto a los teléfonos celulares, el portátil de mano fue introducido en l984 como uno de los productos más innovadores jamás desarrollado.
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