A tres meses de la destitución de la renombrada Aura Marina Ríos como Directora encargada de la Escuela de Música “Sebastián Echeverría Lozano”, por parte del gobierno bolivariano de Carabobo, hay todavía mucho malestar en el sector cultural, particularmente entre los músicos, alumnos, padres y representantes de la Escuela, que conocen la trayectoria y la dedicación que puso en rescatarla del abandono en que la encontró cinco años atrás. Lamentablemente la política, una vez más, se inmiscuyó en donde no debía, interrumpiendo una labor encomiable sin ofrecer una explicación razonable que justifique tal proceder.
De las artes, la música es de las más sublimes, siendo la dirección musical una especialización que requiere años de estudio, lo que hace que a sus cultivadores les profesemos gran simpatía, porque cada vez que asistimos a los conciertos que ellos ofrecen pasamos momentos felices. Eso sucede cuando oímos a un grupo musical dirigido o formado por Aura Marina Ríos, logrando ella por medio de una magnífica conducción poner al unísono todas esas voces e instrumentos para alcanzar la armonía de los sonidos. Nada más alejado de las intrigas de gobierno que no terminan de alcanzar el tono del progreso nacional, y en este caso regional, porque con la destitución de quien fuera hasta hace poco la directora encargada, la Escuela “Sebastián Echeverría Lozano” perdió a una persona que se había entregado a gerenciarla con verdadera mística profesional, tanto desde el punto de vista administrativo como académico.
Aura Marina es la primera mujer que ocupó el cargo de Directora de la mencionada casa de estudios, desde el año l937 en que su primer Director, Sebastián Echeverría Lozano, la puso a funcionar, bajo la administración de Salvador Carvallo Arvelo. A él le sucedieron Luis Rafael López en l94l. Juan Vicente Lecuna en l943. Julio Bando en l946. Itsvan Nadas en l950. De nuevo Julio Bando en l955. Gustavo Celis Sauné en l958. Héctor Toro en l968. Cristóbal Gornés en l972. José Verdú en l992 y Aura Marina Ríos desde el año 200l, cuando fue elegida por el Consejo de Profesores, hasta el 3l de julio del 2005, en que fue destituida, presumiblemente por vincularla con el gobierno anterior. La primera sede fue en el centro de Valencia y durante algunos años desarrolló su actividad en la Casa Páez, hasta que la mudaron para la actual sede en la Urb. Las Acacias.
Cuando Aura Marina aceptó el cargo de Directora encargada, lo hizo con la mejor voluntad de trabajar a favor del fortalecimiento de la Escuela, sin ni siquiera esperar la recompensa de una buena remuneración, porque nunca la consiguió. En el real sentido del término, su trabajo lo desempeñó por amor al arte, con el ánimo de darle un impulso a la formación musical de nuestros niños y jóvenes, logrando elevar la matrícula de 400 a 700 alumnos. Dirigir la Escuela la llenó de orgullo y satisfacción, puesto que parte de su formación musical la realizó en esa institución. La reorganización administrativa y académica se hizo evidente en esos 4 años y medio de su gestión, cuyos resultados recogió detalladamente en el informe que presentó para dejar constancia de la obra realizada, trabajando en equipo para mejorar la producción cultural-educativa y enaltecer el nombre de la principal escuela de música de la región central.
La tarea de mejorar el nivel académico de los docentes, procurando elevar la calidad de la enseñanza con el fin de que los alumnos optimicen las destrezas musicales, para hacer de ellos ejecutantes sobresalientes, requiere fortaleza, constancia y dedicación, tal como se evidenció en estos últimos años con la creación de la Cátedra Libre de Iniciación Musical y la implementación de Clases Magistrales en algunas cátedras, con la presencia de excelentes maestros de música, como también la creación de la Coral EMSEL, que son las siglas de la Escuela, dirigida por la Lic. María de Los Ángeles Ruiz. La realización de talleres, cursos, elaboración de programas de estudios, el otorgamiento de diplomas al final de cada curso, para estimular a los alumnos. Ejecución de conciertos, tanto en el interior del país, como en el exterior y la elaboración del reglamento interno para sistematizar la acción escolar.
La donación de un terreno en la Urb. La Campiña, por parte de la Alcaldía de Naguanagua, a los fines de construir las sedes de las escuelas de Ballet y de Música es la culminación de una gestión eficiente puesta al servicio de la colectividad carabobeña. La labor que Aura Marina Ríos desempeñó está a la vista de todos. En el informe de su gestión, agradece al Sr. Armando Sosa por haber sido el motor de la Sociedad de Padres y Representantes, que tanto contribuyó con lo que sin lugar a dudas fue una labor encomiable llevada a cabo con mística profesional y un humanismo desinteresado puesto al servicio de la vocación artística.
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