21 junio 2017

A favor de la Cultura



Parece una obra teatral de contenido dramático eso de reformar la Ordenanza de Juegos y Apuestas Lícitas, propuesta por la Cámara Municipal de Valencia, para rebajarle los impuestos a las salas de bingo establecidas en los últimos años en esta ciudad, tributos que sirven para financiar a la Fundación Municipal para la Cultura, que con la modificación de la Ordenanza, se reducirían proporcionalmente a la rebaja propuesta. No lo entendemos, porque si alguna justificación han tenido esos casinos disfrazados de bingo que han proliferado últimamente, es que los impuestos que tienen que aportar al fisco municipal sirven para financiar obras de interés social, siendo una de ellas la cultura, que siempre ha sido una especie de Cenicienta escasa de recursos económicos.  Esa obra se podría presentar ante el gran público valenciano de arraigada vocación artística y no la captaría,  porque el planteamiento de promover los juegos de azar en detrimento de las actividades culturales es absurdo.

Sin salirnos del tema, podríamos decir que es más bien un sainete,  a la vez patético y jocoso, digno de representar en una de esas plazas que el Alcalde de Valencia, Paco Cabrera, ha recuperado, embelleciéndolas para el disfrute de los habitantes de las diversas parroquias urbanas.  La idea de favorecer a los empresarios del juego, disminuyendo los tributos  que deben pagar al erario municipal, es contraria a la razón  porque cortaría el financiamiento de todos esos magníficos espectáculos que la Alcaldía  suele presentar en lugares de grandes concentraciones, lo que le ha dado a la cultura una nueva dimensión.  La tendencia actual de muchas de esas manifestaciones es salirse de los espacios cerrados para tomar la calle y los parques, de manera de llegar al público masivamente. Los museos siguen siendo los ámbitos para albergar las colecciones de obras de arte y  en  las salas de teatro  continúan las actuaciones, sin menoscabo de las que se ofrecen al aire libre, a la vista de todos. Paco Cabrera entiende esta nueva manera de hacer cultura y la ha puesto en práctica repetidas veces.

Sin necesidad de rebajar esos impuestos, para no perjudicar la magnífica gestión cultural de la Alcaldía, dejemos que la Contraloría Municipal se ocupe de fiscalizar el manejo del Fondo Socio-Cultural otorgado a la Fundación Municipal para la Cultura, que dirige con tanto acierto la joven María Teresa Morín y que los señores concejales se preocupen por revisar la administración del presupuesto, desaprobando las irregularidades y exigiendo cuentas transparentes.  Esa es su responsabilidad y es loable que así lo hagan, pero el planteamiento hecho por ellos para disminuir el fondo cultural lo sentimos equivocado. Sabemos por experiencia propia que la cultura necesita de mucho dinero para activarse en todas sus manifestaciones, pero ésas no se muestran por medio de las cifras económicas, eso más bien pertenece a su planificación, sino que se expresan en el sentir del alma colectiva traducidas  en la danza, el canto, la pintura, el teatro y tantas otras disciplinas artísticas y literarias. Para que éstas se desarrollen  plenamente, hay que promoverlas, dándole cabida a los individuos y grupos que tienen obras dignas de presentar.

Sería innoble negar la gestión desarrollada por la Fundación Municipal para la Cultura, bajo el impulso que le ha dado Paco Cabrera. Esa gestión se ha sentido en toda Valencia, para el disfrute de tanta gente que se ha volcado a presenciar los Festivales Internacionales de las Artes, en los que se han puesto en escena estupendos  musicales y obras de teatro de variados países. Artistas nacionales y extranjeros han mostrado al público lo mejor de su repertorio, convirtiendo a Valencia durante esos días en la capital nacional de las artes.  Interrumpir la continuidad de esos festivales por falta de financiamiento sería lamentable. Dejar de celebrar las Ferias de Valencia por el mismo motivo sería inmerecido, por cuanto tienen tan buena acogida cada que vez que se celebran, como si las Ferias de Sevilla se trasladaran al Parque Recreacional Sur con toda su alegría y colorido. Ellas,  por nuestra herencia española, también forman parte de nuestro folklore.  En muchas de esas presentaciones, Paco Cabrera  sabe  interpretar el sentimiento del público y se mezcla con la gente de una manera cordial, asistiendo a la mayoría de los espectáculos, lo que lo convierte también en una atracción, puesto que cualquier persona  se le puede acercar  y hablar con él, cosa que no siempre sucede con muchos de nuestros gobernantes, que se mantienen siempre distanciados del pueblo que los eligió.

La restauración de las estatuas de la ciudad, la colocación de  valiosas esculturas  en lugares de mucha circulación y la adquisición de nuevas obras, la conservación del Museo  al Aire Libre “Andrés Pérez Mujica”, en el Viñedo, fundado bajo la también excelente gestión  municipal  de Armando Celli, con el asesoramiento de  Florelia Mariño+,  a quien también siempre los valencianos le deberemos gratitud, la edición del libro “Imágenes de Valencia”, con plumillas y texto de Fritz Küper, con motivo de los 50 años de la “Sociedad Amigos de Valencia”, la creación del Premio “Arturo Michelena” para honrar los méritos de artistas y personas que han dado un importante aporte cultural a la ciudad se añaden a la magnífica contribución que el actual Alcalde Paco Cabrera ha dado para el enriquecimiento colectivo.

Los fondos destinados para la cultura nunca serán suficientes si queremos que sus expresiones se hagan sentir con toda la fuerza de las enormes potencialidades creativas,  que entran en acción una vez que las buenas iniciativas las activan. Valencia tiene una arraigada tradición cultural  representada en sus instituciones y en su población,  que  debe mantenerse,  puesto que ella le da lustre y la hace valer en el plano nacional e internacional, a la vez que nos hace la vida más grata.  No dejemos que la política entorpezca una trayectoria que ya ha sido trazada para seguir adelante.

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