A mi hija Cora quien con sus estudios
representa el futuro de una generación.
Una visita a Washinqton, D. C. es siempre una experiencia gratificante. La ciudad tiene un aire de señorío en su alto rango de capital nacional, majestuosa en el porte de sus monumentos y edificios de estilo neoclásico, amplia y fácil de circular en la planificada distribución de las avenidas, entre ellas la Pennsylvania, Massachusetts, Connecticut, calles y aceras que forman una red vial bien articulada, rigurosa en la ordenanza que no permite en el centro edificaciones de mayor altura de la del Capitolio, lo que hace que la metrópolis conserve una fisonomía agradable a la vista, armónica, monumental, con el río Potomac como un gran espejo que refleja el brillo blanquecino de sus principales construcciones, parques y puentes de arcos que lo circunden y atraviesan, proyectándose hacia los estados vecinos, Maryland y Virginia.
Washington no es una ciudad alegre. Es más bien formal y para muchos hasta un poco aburrida, si se piensa en ella como punto de diversión. Sin embargo, la capital norteamericana bulle de actividad y la visitan gentes de todas partes del mundo, calculándose una población flotante de unos 18 millones de personas en viajes de paseo, educativos, de negocios y, particularmente, políticos y diplomáticos. En primavera la capital cobra una animación considerable con decenas de miles de visitantes recorriendo sus hermosos parques, monumentos y avenidas. Esta Primavera 96, como en las del pasado, sucesos importantes acaecidos en este metrópolis mueven a la nación. El Senador Robert Dole, del Partido Republicano, deja el Congreso después de 35 años para lanzarse a la campaña presidencial, en una contienda con su opositor, Bill Clinton, que se anticipa será de mucha agresividad. El alto jefe de la Marina, Jeremy Boorda, herido en su honor militar se suicida, porque una prensa inquisidora le cuestionó sus condecoraciones de guerra, inmolando con este acto su vida y la dignificación de las fuerzas navales de su país. Una escritora, Mery Pipher, se reúne con 900 padres de familia y con jóvenes, al frente de la Catedral Nacional, para firmar ejemplares de su último best‑seller sobre los adolescentes y la vida familiar. Se discute en el Congreso el aumento del salario mínimo de $1.50 la hora a $5.25 y la reforma del Sistema Nacional de Salud.
La historia de Washington, D.C. está íntimamente relacionada con la formación de la nación norteamericana. En el año 1790 el Congreso de los Estados Unidos aprobó que la capital se estableciera a orillas del río Potomac, a lo largo del borde de los estados Maryland y Virginia. Su nombre se debe al primer presidente y el Distrito Columbia fue nombrado por Cristóbal Colón. El gobierno federal se mudó a la capital en el año 1800. Desde entonces, ha jugado un papel principal en el equilibrio de poderes, no sólo nacional sino internacional, por ser la sede del gobierno federal, de las embajadas de mas de 110 países, de organismos financieros internacionales de asociaciones públicas y privadas, educativas, culturales y sociales.
Esa condición de ser la sede del gobierno de uno de los países mas influyentes del mundo moderno hace que el turista, al llegar, quiera ver la Casa Blanca y con un poco de suerte también pueda ver asomarse al presidente Clinton, como lo hicieran en el pasado los 41 expresidentes que vivieron en la residencia oficial desde que se inauguró en 1800. Pasar al frente de la mansión ejecutiva es uno de los atractivos que ofrece la capital norteamericana el turista que la visita por primera vez y, si dispone de tiempo ocioso, hacer una larga cola para ver el interior de sus habitaciones y salas abiertas el público. Ese misma condición la hace también foco de agitación cívica y política. Es frecuente ver una concentración el frente de la Casa Blanca, temporalmente cerrado el tráfico de vehículos por la Avenida Pennsylvania por medidas de seguridad tomadas después de la explosión terrorista de Oklahoma. Los derechos civiles, el desarme nuclear, el medio ambiente, los presupuestos y los gastos, los candidatos de los partidos, los acuerdos nacionales o internacionales, todo se debate no sólo en el Congreso sino también al frente de la Casa Blanca, o de uno de loa principales edificios de gobierno, en una clara demostración de la libertad de expresión propia del régimen democrático que pregona la nacida como un valor esencial.
En cuanto a la vida cultural se refiere, la Institución Smithsonian representa el complejo de museos más grande del mundo dedicado a la educación pública y el servicio y escolaridad en las artes, la ciencia y la historia. El Smithsonian fue fundado en los Estados Unidos en 1815 con fondos donados a la nación por un científico inglés, James Smithson. Jade y bronces de la China, plata antigua de Irán, manuscritos persas, máscaras africanas, obras de arte y decenas de miles de artefactos relacionados con la ciencia, la historia y la tecnología pueden verse en los museos del Smithsonian.
Los turistas cargados con cámaras fotográficas y de video no cesan de llegar. El tiempo no ha estado bueno. Un frío prolongado, poco sol y mucha lluvia han retardado el florecer de los cerezos japoneses plantados a orillas del Potomac.
Publicado en El Carabobeño el 14-06-96
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