04 abril 1997

Un cariño para el Parque del Este



Desde su creación en el año 1961 por iniciativa del ex-presidente Rómulo Betancourt, quién desde el inicio de su gobierno concibió le idea de dotar a Caracas de un ambiente propicio para la recreación y el sano esparcimiento de la población, el Parque del Este ha sido uno de los lugares favoritos de la capital, brindándole a todos aquellos que aman la vida el aire libre la oportunidad da disfrutarla plenamente, sin tener que salir de la ciudad. Existen en el Parque tres jardines perfectamente planificados, en los que las condiciones de sus hábitats naturales han sido conservadas: uno xerófilo, el otro hidrófilo y un bosque húmedo tropical. En una visita que hicimos al Parque pudimos constatar que los tres han perdido la lozanía de otros tiempos, cuando el mantenimiento era más exigente y la vigilancia más estricta.

El acceso es fácil para los miles de usuarios que a diario utilizan sus instalaciones, alejándose del ruido y de la contaminación el entrar en contacto con esa vasta extensión de tierra concebida artísticamente ‑92 hectáreas de los terrenos que pertenecían a la antigua hacienda “San José” del escritor Manuel Rodríguez. La moderna estructura en hierro de la estación del metro Parque del Este sobresale al frente de las taquillas que dan entrada al Parque, aligerando esa medida de transporte masivo el arriba a tan hermosos espacios que fueron diseñados por el afamado paisajista Roberto Burle Marx, con el apoyo del botánico Leandro Aristeguieta y los arquitectos Fernando Tébora y John Stoddart. Otras construcciones ideadas con el fin de divulgar conocimientos científicos y culturales complementan el Parque, entre ellas el Planetarium, la Concha Acústica, la Biblioteca, la colección de animales, el Terrerium.

Tan hermoso conjunto ha hecho que el uso de sus áreas sea intensivo, aumentando en la medida en que el crecimiento de Caracas le va disminuyendo zonas verdes a sus habitantes. No obstante la necesidad de contar con esa estancia que le regaló la Democracia a una población sedienta de diversiones sencillas, la política de la privatización puesta en práctica en los últimos anos le aplicó la tarifa de entrada al Parque del Este, manejo que se presta a que en las taquillas se reciclen los boletos y a algunos estudiantes les den un ticket de adulto, o viceversa, sin saber exactamente si el dinero recaudado va a mejorar el mantenimiento o a subir los sueldos de los funcionarios de ese enorme aparato oficial llamado Inparques, encargado de su cuidado.

A1 entrar se respira aire puro y libertad para que cede uno ejercí su paseo favorito, topándose con las especies arbóreas de gran tamaño y variedad que fueron traídas en semillas, estacas o plantas jóvenes desde diversas regiones del país, identificándolas con letreros en su pie para que el público conozca su nombre científico y común. Con los anos, esos letreros han ido desapareciendo, así como se han perdido algunas de las obras artísticas que fueron instaladas en el Jardín de las Esculturas, rato o deteriorado parte de sus piezas, que tampoco muestran los nombres de los artistas allí representados.

Los usuarios se quejan de que el cuidado del Parque no es el mismo de años atrás, porque le grama no esté tan verde y tupida como antes, particularmente en los bordes de los caminos se ha dallado mucho, sin que se re siembre ni abone intensivamente para reponerle, como tampoco se ven suficientes letreros que prohíben pisarla o arrojar desperdicios. Incluso han desaparecido las marcas que metro a metro iban señalando la longitud de las caminarías, para indicar el trayecto recorrido. Se nota también la falta de vigilancia para que se cumplan las normas establecidas, cuando permiten que los muchachos jueguen béisbol en la grama, al lado de letreros que niegan expresamente la práctica de los juegos de pelota en esas áreas y cuando dejan que los niños correteen por zonas restringidas.

La Dirección del Parque, entre estas observaciones, argumenta que el sobre uso está da Mando las instalaciones, refiriendo que el año pasado 2 millones de personas lo visitaron y que el presupuesto para su mantenimiento es insuficiente, razón que esgrime pare justificar el cobro de entrada, puesta la esperanza en un supuesto préstamo: del Banco mundial. Nosotros pensamos, por el contrario, que si se respetaran las normas de mantenimiento y vigilancia, el Parque no tendría por qué deteriorarse y que es injusto que los usuarios tengan que pagar la desidia oficial. Hay que reparar el sistema de riego, mejorar el control fitosanitario de las plantaciones, reparar partes del pavimento, arreglar aparatos dañados en el planetarium, dotar la biblioteca, darle mayor vistosidad a los jardines resembrando especies que han ido desapareciendo, así como a la colección de animales del suelo venezolano hay que añadirle nuevos ejemplares y cuidar mejor los que allí están.

Pese a las buenas intenciones de la Dirección, cuya titular la Ing. Mariflor Burguillos nos atendió con la mejor disposición, es evidente el descuido que hay en la entrega de los tickets, en lo destartalado de los baños públicos, en la falta de información por parte de los guíes, en la pérdida de libros importantes en la Biblioteca, notando que en ella no existe ningún libro ni folleto que se refiera a la creación de tan espléndida obra paisajística. Los caraqueños continúan disfrutando de sus instalaciones, bajo la sombra de especies vegetales tan notables como el árbol comúnmente conocido como Taparón y cuyo nombre botánico es “Couroupita Guianensis”, que es propio de los bosques húmedos y cálidos del sur del país, en la contemplación y de los nenúfares y lirios da agua y el aleteo de las garzas que vuelan plácidamente, sin temor a ser molestadas.

Es precisamente por ese sobreuso que deberte reforzarse el mantenimiento del Parque, par las limitaciones de la escasez de agua y de espacios verdes que asfixiarían la vida en le ciudad, de no ser por esos lugares privilegiados que deben atenderse con los cuidados más exigentes para preservarlos para las presentes y futuras generaciones

Publicado en El Carabobeño el 04-04-97

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