Los hombres vestidos con trajes verde oliva, fusiles al hombro y rostros cubiertos con pasamontañas o pañuelos son característicos de la guerrilla latinoamericana cimentada en siglos de explotación y miseria, aflorando con fuerza extraordinaria con el triunfo de la Revolución Cubana en la década de los 50 con en varios de estos países para presionar a favor de causas político sociales, variando su conformación con actuaciones mas o menos violentas, según el tipo de ideología que los sustente. En México, Perú, Chile, Guatemala, Nicaragua y Colombia, principalmente, la lucha armada clandestina es un poder temible que mueve hombres, armas y dinero en operaciones comando entrenadas para la guerra y la extorsión.
La guerrilla forma parte de los sucesos que mas llaman la atención de los mas media, que transmiten sus imágenes enigmáticas a todos los rincones del planeta, unas veces con secuestros de rehenes, como el que ocurrió en Diciembre del 96 en la residencia del embajador de Japón en el Perú que acaba de culminar exitosa mente para el gobierno del presidente Fujimori con una maniobra militar de alta inteligencia, otras veces con matanzas indiscriminadas de campesinos o con solicitudes en pro de las comunidades indígenas, o de diálogos con los gobiernos a favor de determinados acuerdos. Subversivos, revolucionarios, narcotraficantes o ideólogos, los guerrilleros rompen con la norma institucional presionando al margen de la ley y creando confusión y miedo en sus teatros de operaciones.
En un análisis somero de la situación, la guerrilla latinoamericana se alimenta de la debilidad de nuestras estructuras sociales, con una corrupción galopante que mantiene a la gran masa poblacional en un estado de pobreza critica y en la ignorancia, pasto de cultivo que los guerrilleros utilizan como bandera política esgrimiendo la causa del campesinado y el neocolonialismo como estandartes de guerra. La mayor parte de sus actos son criminales y en sus andadas caen personas inocentes que no tienen nada que ver con todo ese estado de cosas descompuestas que conforman estas repúblicas incipientes en su mentalidad democrática y frágiles en la aplicación de la justicia.
En Perú el movimiento revolucionario Tupac Amaru, cuya formación se remonta a la época de la colón estaba escondido en la selva amazónica de donde irrumpió en los últimos meses con un grupo de comando que pedía la liberación de 400 camaradas presos por actos terroristas, pretendiendo intimidar al gobierno del presidente Alberto Fujimori. La firmeza del mandatario peruano para no dejarse chantajear por los rebeldes se mantuvo en una angustia permanente durante los 4 meses de cautiverio y las negociaciones para encontrar una salida Pacifica se extendieron hasta el desenlace espectacular de ultima hora, con la valiente participación de las Fuerzas Armadas de ese país que logro liberar a los cautivos con un mínimo de muertos y con saldo trágico para los insurrectos.
La guerrilla en México tiene nombres tan sugerentes como Ejercito Justiciero del Pueblo Indefenso, o como Frente Armado para la Liberación de los Pueblos Marginales de Guerrero, o el grupo armado que salió el año pasado denominado Ejercito Popular Revolucionario. El mas conocido es el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en el sureño estado de Chiapas, con el subcomandante Marcos a la cabeza. Ellos afirman aplicar la justicia a los rateros, corruptos, asesinos y autoridades que no dejan surgir al pueblo trabajador ni a los campesinos indígenas y para ello ejecutan a los convictos al frente de todos los habitantes de los pueblos adonde llegan llamando a lista a los acusados, reclutando a los hombres del campo e invitando a la población a la lucha armada. Para el gobierno esas acciones son producto de la delincuencia o ajustes de cuentas entre malhechores, viéndose obligado a negociar con los zapatistas la pluralidad de los pueblos indígenas y las reformas constitucionales en favor de las mayorías marginales.
En Venezuela la guerrilla se pacificó en el primer periodo del presidente Rafael Caldera, con el indulto de ex guerrilleros que pasaron a formar parte de la institucionalidad participando incluso en su segunda vuelta presidencial en importantes cargos ministeriales, como es el caso de relevantes políticos que dejaron las armas para integrarse al movimiento partidista activo, aunque en estos últimos años han surgido focos subversivos con actos terroristas que buscan desestabilizar el sistema, sin ofrecer soluciones concretas, como los encapuchados que continuamente provocan disturbios, quemando cauchos y asaltando a los vehículos, o como sucede en los limites de la frontera colombiana, en la que el cobro de vacunas, de secuestros y asesinatos a ganaderos ha llegado a extremos peligrosos para la paz de la nación y se cuentan por millones las perdidas que ocasionan a los empresarios que colindan con esas zonas, aparte del riesgo que representa perder la vida a mano de semejantes criminales, cuya persecución en caliente pareciera escaparse de las manos de nuestras fuerzas armadas.
En tanto sigan progresando los índices de pobreza critica y de marginalidad y el Estado venezolano continua estando tan mal organizado que ni siquiera la obtención o renovación de la cédula de identidad de los ciudadanos se hace con prontitud, sino que se mantiene siendo un proceso desesperante por lo lento y engorroso, reflejo de una política ineficiente que lo lleva a uno a pensar que si en las ciudades, con todos los recursos disponibles, no existe un verdadero control de la población en los pueblos fronterizos la guerrilla colombiana cada vez gana mas terreno haciéndonos perder territorio, vidas humanas y bienes que, de no ejercer nuestro gobierno a tiempo acciones radicales, será tarde más adelante cuando ya nuestra soberanía esté debilitada, por más que el Ministro de Relaciones Interiores José Guillermo Andueza y el Canciller Burelli Rivas se resistan a reconocer una realidad que cada día es mas dramática.
En la frontera colombiana el desplazamiento de algunas poblaciones ha sido sostenido durante los últimos años, teniendo que abandonar sus tierras decenas de miles de personas por la guerra irregular que se vive. Llegan los subversivos llamando a lista y luego de asesinar a unos cuantos, les dicen que van a quemar el pueblo y a matarlos a todos, por lo que tienen que huir. El narcotráfico y la subversión son municiones que mantienen el conflicto en un estallido continuo, por lo que la creación de una franja fronteriza resguarda por las fuerzas armadas de ese país y de Venezuela es fundamental para preservar la paz.
Publicado en el Carabobeño el 8-05-97
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