Pese a los temores de las armas de destrucción masiva por parte del régimen de Saddam Hussein, el mundo se quedó sin ver la descarga de gases tóxicos sobre los ejércitos aliados que entraron en Irak y acabaron con el gobierno en tan sólo tres semanas. Hasta ahora, no ha habido envenenamiento de las aguas, ni actos terroristas catastróficos, ni hemos visto en pantalla a los soldados paralizados por el empleo de gases de mostaza o sarina.
La información de última hora es que el objetivo de derrocar a Saddam se cumplió en poco tiempo, sin dejarle espacio al enemigo para que utilizara su arsenal mortífero. Así como la tecnología militar norteamericana se ha perfeccionado en los últimos anos, lo que les permitió atacar los puntos vulnerables para definir el conflicto de una manera rápida, también ha avanzado la tecnología de las comunicaciones, haciendo posible la extensa cobertura de la guerra a través de los medios noticiosos. Cientos de periodistas fueron enviados al frente de batalla por las principales agencias informativas norteamericanas –CNN, CNBC, FOX, MSNBC y por la BBC de Londres y el canal árabe AL JAZEERA, así como por la prensa internacional, para tomar y transmitirle a sus respectivos países las instantáneas de la segunda guerra norteamericana del s. XXI, después de la de Afganistán.
Junto con los soldados y los tanques, montados sobre las plataformas de los vehículos en movimiento, cruzando las arenas del desierto y entrando en las ciudades, estuvieron los corresponsales extranjeros arriesgando también sus vidas –de hecho varios corresponsales fueron reportados muertos cumpliendo sus labores profesionales – incrustados en las carrocerías con las cámaras fotográficas, los videoteléfonos, computadoras, televisores, cámaras de video, celulares y otros sofisticados aparatos, guiados por radares y satélites para obtener tomas en vivo y en directo y poder enviarlas de inmediato a todos los medios informativos del planeta. Costoso también para las agencias informativas la innovación tecnológica, puesto que ellas también compiten entre sí para llevarle al público las noticias al instante. CNN invirtió medio millón de dólares en uno de esos vehículos equipados para tal fin.
La cobertura ha sido total, puesto que unido al progreso de las comunicaciones, también hay plena libertad para informar y los jefes militares y políticos que decidieron las acciones tienen todavía, – aun después de terminada la guerra y mucho antes de empezarla, – que dar declaraciones continuamente sobre los acontecimientos, lo que hace que los ciudadanos desde las diversas regiones del planeta puedan también opinar, unos a favor otros en contra según el enfoque que tengan del conflicto. Se cumplió la primera parte de la guerra, pero todavía la lucha continua hasta acabar con los focos de resistencia y esperar a que en Irak se forme un nuevo gobierno. No sólo las imágenes son elocuentes, sino que van acompañadas de variados análisis y entrevistas a los personajes más influyentes. Los periodistas y analistas de los diversos medios informativos se reúnen en las conferencias de prensa en la Casa Blanca, en el Pentágono y en otros centros importantes para hacer preguntas a los líderes, unas más comprometedoras que otras, porque responden a los intereses de distintas fuentes noticiosas y esas respuestas se transmiten directamente al público.
Las agencias de noticias y los corresponsales de los medios noticiosos están a la caza de toda la información y nada puede mantenerse en secreto. La gente lee los periódicos y esta atenta a los titulares, en tan solo pocos días ha aprendido mas de la historia de ese país que en muchos anos de represión informativa: presenció la entrada de las tropas en la ciudad sagrada de Karbala, la toma de Bagdad, el derrumbe de las enormes estatuas de Saddam, el bombardeo de los puentes sobre los ríos Tigris y Eufrates, sigue viendo los saqueos, continúan las manifestaciones enardecidas de los musulmanes contra las fuerzas de la coalición invasora, en el mundo entero no cesan las protestas.
Las teleconferencias, los reportajes y los mensajes aparecen en pantalla al lado de las espectaculares imágenes a todo color, para que los espectadores saquen sus propias conclusiones. La realidad supera la ficción cuando nos damos cuenta de que esas brillantes explosiones de pozos petroleros y rústicos que abren caminos en medio de las tormentas de arena del desierto son de fecha reciente. No es historia, es actualidad y la hemos podido seguir cómodamente sentados, sin correr riesgo alguno. A partir de ahora, las guerras ya no serán lo mismo, porque perdieron el misterio de lo secreto. El público lo pudo ver en el mismo momento en que sucedió. Es la revolución de las comunicaciones y de la información. Las páginas escritas y las fotografías quedan para la crónica, o para detenerse en la observación, las imágenes son fugaces, pero también se pueden grabar. Haber ido al campo de batalla fue arriesgar la vida por la carrera militar, fue deber patriótico. Ha sido también querer ser testigo viviente de los acontecimientos para poder transmitirlos y narrarlos.
El Carabobeño, Mayo 2003
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