Es una forma de censura a la que se añaden las agresiones a los periodistas, fotógrafos y camarógrafos para que no reporten las manifestaciones de los estudiantes y de la sociedad civil organizada, cuando los cuerpos de seguridad militarizados y los colectivos armados los reprimen violentamente, por el hecho de exigir los derechos de la sociedad democrática y un cambio en las políticas públicas. Otra forma de presión son las multas por publicar informaciones incómodas al gobierno, lo que restringe abiertamente la libertad de información, sostuvieron los directores de los medios en la reunión que los representa.
Como reducto informativo queda la prensa libre, trinchera del pensamiento volcado en las páginas de los periódicos, por lo que es un obstáculo que hay que derribar, una vez que los medios audiovisuales ya fueron sometidos al control estatal, obligándolos a transmitir los programas aprobados exclusivamente por la dirección centralizada, aplicando una hegemonía comunicacional. Como muestra artísticamente la página A-12 del diario “El Carabobeño”, en la sección Publicidad, rubricado por @Soymaite, “El Papel de Nuestra Historia en Peligro de Extinción” “¿Te imaginas una sociedad sin información”, “¿Dónde plasmaremos nuestras ideas?”, “¿Quién publicará nuestras denuncias?”.
Los regímenes de fuerza, a medida que van apretando los resortes de la censura, imponen una sola voz, por lo que disentir u objetar está vedado. Para mantener una apariencia democrática, como pretende hacer ver, el gobierno no prohíbe abiertamente la libertad de información, pero cerca económicamente a los dueños de la prensa privada, restringiéndoles las divisas para que dejen de circular. Es este un motivo más para continuar la protesta en las calles.
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