28 mayo 2017

Un amparo para las Leyes



Los que no entendemos de leyes nos sentimos confundidos, porque quienes hacen política en estos tiempos  se contradicen tanto que uno, para enterarse de las noticias, tiene que saber  de Derecho o por lo menos tratar de interpretarlo para deducir si la actuación de quienes nos gobiernan está en lo correcto o más bien es violatoria de algunos de los articulados referidos a determinados asuntos de la vida nacional. Una cosa dice la oposición y otra el gobierno en una diatriba permanente que lo que hace es desconcertar a la opinión pública,  creando un estado de zozobra paralizante del desarrollo normal de la Nación.

En esa situación de incertidumbre, lo más lógico es que los ciudadanos tratemos de formarnos un juicio propio del acontecer público y para ello recurrimos a los periodistas y medios de comunicación  para que nos informen, a falta de tener que acudir a los voceros  de los despachos oficiales con el fin de que nos tengan al  tanto de las últimas novedades.  En una sociedad de masas como la  actual, los más media tienen un papel fundamental en la transmisión de las noticias y ellos son los canales regulares a través de los cuales participa la ciudadanía,  en lo que se denomina la retroalimentación o feed back, que no es otra cosa  que la respuesta del que recibe la información al que la envía.

Al limitarse el derecho a réplica, consagrado en la Constitución Bolivariana de Venezuela, se tranca  el canal de retroalimentación, como sucedió a raíz del amparo constitucional solicitado por Elías Santana,  coordinador del movimiento “Queremos Elegir” y la Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que cercena el Art. 58 de la  Carta Magna Bolivariana,  el cual  en una de sus partes indica:  “toda persona tiene el derecho de réplica y rectificación cuando se vean afectados  directamente por informaciones inexactas o agraviantes”.  La sentencia reduce el ámbito de la legalidad especialmente a quienes tienen mayor acceso a los medios, como son los periodistas, editores y dueños de las empresas de comunicación.

El país está sumido en la anarquía y en la discusión estéril de los asuntos públicos. Están a la orden del día los recursos de amparo, de interpretación y de nulidad, así como las demandas ante el Tribunal Supremo de Justicia y ante otras instancias internacionales como la  Corte  Interamericana de los Derechos Humanos, la Sociedad Interamericana de Prensa, o la Organización Internacional del Trabajo, que dictó condena  contra el gobierno nacional  por interferir en la libertad sindical de las centrales de trabajadores, lo que ha hecho que el nombre de Venezuela se debata entre la legalidad y la inconstitucionalidad. Nos preguntamos si valió la pena someter  al país a tantas elecciones,  7 en  poco menos de dos años,  para estar más confundidos en la V República de lo que estuvimos antes. El Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín, mostró preocupación por el avance de las diferentes políticas vigentes que han tenido que llegar a los órganos judiciales, a la vez que precisó que su despacho es una magistratura de mediación que procura mantenerse al margen de la confrontación cuando ésta se politiza.

La libertad de expresarse francamente, ajustada al respeto y al pronunciamiento de la verdad, es el derecho fundamental para poder construir una buena democracia. No es democrático que el Presidente de la República Hugo Chávez interrumpa la programación radial y televisiva cuando se le antoje, para transmitirle a la Nación algo que él considera necesario, pero sin programar el uso del tiempo y del horario, sometiendo a los tele oyentes a largas y tediosas cadenas en las que,  si bien  anuncia ciertas informaciones de interés público, también intercala muchas tonterías y repeticiones. Voy a hablarle a la Nación hasta el filo de la medianoche, puede ser una, dos o tres veces a la semana, sin límite de horas,  –dijo  con aire retador el presidente antes de partir para asistir a la Cumbre del Mercosur en Paraguay.   Con la espada en la mano, el Jefe del Estado es la imagen del revolucionario que intimida con palabras y con gestos.

No debería la política ni mucho menos la ideología inmiscuirse en los asuntos internos o externos del gobierno, para tratar de fijar rumbos inciertos que están sujetos al capricho del Presidente y sus acólitos,  puesto que el mandato constitucional lo convalidó a través del voto popular para que pusiera a todo el país en sintonía y procure alcanzar metas comunes que redunden en beneficio de todos. A medida que la oposición crece el oficialismo se hace más impopular, porque tratar de intimidar a los medios es como ponerle un bozal a quienes se sienten con derecho de hacer observaciones que, de escucharlas con atención,  podrían ser bien útiles para establecer los correctivos.

Nada puede ser peor para un mandatario que oír sólo la voz de los adulantes y beneficiarios del poder, puesto que los que quedan afuera,  que son la mayoría, sienten un descontento cuando sus necesidades no son satisfechas, que tratan de expresar por los canales regulares que ofrece la libertad de expresión a través de los  más media, pero que al obstruirse éstos, tratan de buscar otras salidas contrarias a las aspiraciones del caudillo que pretende perpetuarse en el poder.

Venezuela Dividida



La virulenta arenga política del presidente Chávez ha dividido al país en dos clases antagónicas,  representadas claramente en quienes lo aclaman siguiéndolo ciegamente y quienes no lo soportan, hasta el punto de pedir su renuncia basándose en la pérdida de legitimidad,  que se da cuando se violan los principios constitucionales y se miente para justificar acciones que no están a la altura de un Jefe de Estado.

En la Asamblea Nacional, transmitidas por los canales de televisión y divulgadas por los medios impresos, vemos a diario las interpelaciones que se le hacen a los diferentes ciudadanos que tuvieron participación en los lamentables sucesos del 11 al 14 de Abril, provocados por la marcha pacífica de la oposición que  desde Chuao se dirigió a Miraflores para pedir la renuncia, o para dialogar y ser escuchada por el  Presidente de la República. En esas agotadoras preguntas y respuestas  está visible la herida profunda que se le marcó a la sociedad venezolana, incluidas las Fuerzas Armadas Nacionales, que fueron factor protagónico de tanta politización y manipulación a la que fueron sometidas en una situación tan confusa como la  mascarada  en la que se puso en juego la credibilidad del gobierno nacional.

Quienes apoyan al Presidente  sostienen que lo que hubo fue una conspiración para  dar un  golpe de estado y  llegan incluso a decir que se perpetraba un magnicidio.  Los francotiradores estaban del lado de la oposición y los muertos y heridos  fueron culpa de los oligarcas,  que querían acabar con el proceso revolucionario y se valieron de Carmona Estanga para tomar el gobierno, con el fin de continuar beneficiando sus intereses mezquinos que lo que hacen es empobrecer al pueblo.   Es una trama vil que trata de descalificar la protesta cívica para confundir a la opinión pública, pero que ellos sostienen descaradamente  por aquello de que la mentira repetida muchas veces llega a convertirse en verdad. Para la oposición lo que hubo fue un vacío de poder,  puesto que la renuncia del Presidente Chávez,  presionado por una protesta pacífica que devino en tragedia por un mal manejo de la situación,  fue anunciada al país por el propio General en Jefe Lucas Rincón y esa fue una realidad  que se vio y oyó en toda Venezuela y en el exterior, de la cual quedaron los grabaciones.

La división de los venezolanos en chavistas y antichavistas  ha  hecho que se haya tomado la calle como campo de luchas colectivas, con marchas en las que se enarbolan pancartas y consignas de apoyo o repudio a las políticas gubernamentales y, cada vez que lo hacen, se producen  dos marchas simultáneas: los bolivarianos con sus boinas rojas y su lenguaje  procaz, personificado en Lina Ron, se enfrentan a los “escuálidos” que no aguantan  ya más tantos desmanes cometidos en nombre de una supuesta revolución tan fuera de contexto histórico como equivocada en el logro del bienestar social.

Fomentar el odio de clases es peligroso, porque se encienden las pasiones de la ira y el resentimiento, haciendo que las clases desposeídas vean en quienes tienen propiedades o gozan de  bienes económicos a enemigos potenciales,  contra quienes tienen que luchar y no  a personas capaces de generar riqueza con su trabajo productivo, o de establecer  términos de una sana competencia a través de la igualdad de oportunidades,  que  en los países verdaderamente democráticos se logra  con el estudio y la superación personal. Si de algo nos hemos preciado los venezolanos  ha sido del  igualitarismo que prevalece entre nosotros  y del trato cordial que  ha existido entre las diferentes clases sociales, sin racismo, discriminación ni mucho menos servilismo. La corrupción y la especulación  son delitos contra los que el país tiene que luchar  y para ello la acción  del  gobierno debe ser muy  dura,  pero de allí  a sembrar la idea de que quienes tienen propiedades  es porque se las  han quitado a otros hay mucho trecho sembrado de una semilla ponzoñosa que sólo  podría  causarnos  mucho daño.

No quiere decir eso que el aumento de la pobreza a niveles tan altos no nos deba preocupar,  ni podemos negar  que el desarrollo que hemos tenido ha sido  desigual,  desbordado

ahora en los círculos chavistas que bajaron de los cerros de Caracas armados con palos, piedras y balas para descargar un odio social atizado por un populismo que, lejos de contribuir con el progreso, lo que está haciendo es ahondar aún más las diferencias, puesto que la pobreza no se combate con palabras sino más bien convocando a la unidad nacional y ejerciendo la eficiencia gubernamental.

Venezuela, a pesar de tanta división, va a salir fortalecida con la participación activa de los ciudadanos en la búsqueda de la verdad y en la exigencia del respeto a los valores democráticos. El Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez y el Vicepresidente, José Vicente Rangel deberían poner sus cargos a la orden para comenzar la reconstrucción nacional.    

22 mayo 2017

Valencia debe ser una e indivisible



La decisión acelerada por parte del Consejo Legislativo Regional de separar la parroquia Miguel Peña del municipio Valencia para crear un municipio autónomo, con independencia de poderes y de administración, es un castigo más que un regalo a la señorial ciudad que el 25 de este mes cumple 449 años de fundada. No se merece Valencia este nuevo desmembramiento, nunca en esta fecha de su aniversario nutrido con las gestas heroicas y  las acciones nobles de sus habitantes más ilustres, que han hecho de ella una ciudad atractiva para propios y extraños.  La ley aprobada por el parlamento regional debe ser rectificada, puesto que fue inconsulta y apresurada, sin que se siguieran los pasos legales. Valencia tenía, antes de ser desmembrada en el año l993,  2.037 km 2. A partir de ese año quedó reducida a 997 km2. Ahora le quitan 584 km2 , limitándola a 4l3 km2, que es casi como si le partieran el corazón.

Actualmente tiene tan sólo ocho parroquias:  Candelaria, Catedral, El Socorro, San Blás, San José, Santa Rosa, Rafael Urdaneta y Miguel Peña.  Hasta el año l993 le pertenecían también Naguanagua, San Diego, Libertador y Los Guayos, que se dividieron en municipios autónomos en ese mismo año, reduciéndose considerablemente las dimensiones de la ciudad.  Miguel Peña está localizado en el suroeste de Valencia, ocupando un territorio de 200 km2  y una población estimada para este año de 397.000 habitantes. Dentro de su territorio están El Palotal, el Cementerio Municipal, el antiguo paseo valenciano de El Calvario en el cerro del mismo nombre, el Mercado Periférico, la Fundación Mendoza, La Guacamaya, la Bocaína, Ricardo Urriera, Ruiz Pineda, Trapichito, Funval, el Portal de La Florida, Las Tapias, la Sagrada Familia y otras urbanizaciones populares o barrios con una gran concentración poblacional, pero sin industrias ni negocios capaces de generar recursos para sostener los gastos que ocasiona la creación de un nuevo municipio.

Nos preguntamos por qué un sector político, –en este caso la mayoría parlamentaria de Proyecto Venezuela que es la que domina el Consejo Legislativo Regional-   movido más que todo por intereses burocráticos y electoreros,  aprueba la Reforma a la Ley de División Político-Territorial del estado Carabobo  para perjudicar a Valencia,  puesto que vemos de que manera motivaciones subalternas la están debilitando, empequeñeciéndola y restándole poder a sus autoridades municipales.  A propósito de esta situación, hemos leído opiniones de líderes vecinales de Miguel Peña que se muestran en desacuerdo con que esa parroquia sea separada de Valencia y por supuesto que los valencianos de corazón nos oponemos también a tal desafuero.

Para poder opinar mejor sobre este polémico asunto, nada mejor que la voz autorizada del historiador y escritor Oswaldo Feo Caballero, valenciano de pura cepa, defensor de la integridad  física y espiritual de nuestra ciudad, especialista en Estadística Censal y Demográfica de Venezuela y Carabobo, quien manifiesta su desacuerdo con la creación del nuevo  municipio. A tal efecto, nos facilitó la publicación “Valencia Una y Unica” del discurso pronunciado por él en la Casa Páez en el año l966 en un acto promovido por la Sociedad  Amigos de Valencia, en el que nos conduce a un viaje retrospectivo por la historia geográfica de Carabobo y de Valencia, en el que podemos darnos cuenta de todas las mutilaciones territoriales que ha sufrido esta pujante pero dolida urbe carabobeña.

Sin adentrarnos mucho en el pasado remoto, sino más bien buscando una fecha más cercana, leemos en la condensada exposición de nuestro noble amigo Oswaldo Feo Caballero, que en la década de los sesenta comenzó el gran desarrollo industrial y demográfico, -historia reciente bien conocida por todos-,  y que al crecer la ciudad vertiginosamente, las antiguas parroquias aledañas ya nombradas: Naguanagua,  Libertador, Los Guayos y San Diego, son absorbidas por la expansión urbana, decretándose en l980 el Área Metropolitana de Valencia.  Pero luego a partir de l986 comienzan las ambiciones personales político partidistas a fomentar la campaña de la desintegración, pensando en las elecciones para lograr puestos en los diferentes circuitos electorales y tenemos que en el año l993 esas parroquias le fueron arrebatadas a Valencia para pasar a ser municipios autónomos.

Según acabamos de leer en una declaración del  Alcalde de Valencia Paco Cabrera, suministrada a un importante diario matutino, esos 4 municipios creados hace poco menos de diez años tienen tres o cuatro veces más personal que el que maneja la Alcaldía de Valencia.  Manifiesta también el Alcalde que en la ley  existe una norma que dice que cualquier territorio que se quiera separar de otro para lograr su autonomía deberá sustentarse con sus propios recursos y que el caso de Miguel Peña hay que analizarlo muy bien, porque la Gran Valencia es única e indivisible  porque existen muchos vínculos de relación y de unión, sobre todo a nivel de servicios públicos, como el agua,  la red de cloacas, el aseo urbano, el transporte y  el ornato.

09 mayo 2017

Constituyente comunal no, cambio sí



Después de la fracasada Mesa de Diálogo entre el gobierno y la oposición, la Mesa de la Unidad Democrática tomó un respiro de poco menos de un mes, para encauzar las acciones de una manera más enérgica, retomando la calle como centro de las protestas, para que el bravo pueblo pueda expresar el descontento que no logró llegar a los círculos cerrados de los  dirigentes invitados por la Comunidad Internacional, ni la presión de la MUD fue suficiente para forzar la negociación de una salida constitucional. Fueron días de mucha tensión, de mucho pesimismo y poca confianza en la fortaleza de los venezolanos, quienes se lamentaban de haber dejado la calle por la seducción de un diálogo que resultó fallido.

La terquedad del gobierno de Nicolás Maduro y de la alta dirigencia del PSUV siguió enardeciendo al pueblo y a los partidos de la oposición democrática, decidiendo en los primeros días de abril 2017 volver a la calle, sin retroceder hasta lograr los objetivos planteados. Llegó el mes de Mayo con una agenda de protestas sostenidas, cada vez con más ánimo y una conducta cívica ejemplar, logrando coordinar la Unidad como factor clave de resistencia pacífica. Los ánimos se enardecieron cuando el presidente Maduro, sin un ápice de rectificación, activó la Asamblea Nacional Constituyente Comunal, entregando al CNE el 3 de Mayo el Decreto publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 6295, afirmando que el pueblo decida si quiere guerra o quiere paz. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, sin el menor empacho,  expresó que este Decreto “consolidará la República”. Caso contrario es lo que afirman los más destacados abogados constitucionalistas  al denunciar el golpe de estado a la Constitución.

El rector del CNE, Luis Emilio Rondón, aclara que la convocatoria del proceso tiene que ser través de un referendo consultivo, manifestando que “no corresponde a atribuciones del Presidente con base al artículo 347 de la Constitución, hacer una convocatoria”. Sostiene que lo que plantea Maduro es para aniquilar el voto, es una elección a dedo, es una trampa,  para la que convoca a las misiones, a los CLAP, a los consejos comunales, al Plan Zamora, a las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH), para hacer un gran cambio a través de la Constituyente.

La represión del gobierno es brutal. Los manifestantes sufren asfixias, traumatismos, quemaduras, heridas por perdigones. Van cientos de heridos y decenas de muertos por los disparos de los mal llamados cuerpos de seguridad del Estado, la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, agentes cobardes que subvierten la tarea de resguardar el orden público valiéndose del poder de las armas que empuña la Fuerza Militar al servicio de la revolución. Los colectivos armados por el régimen como una fuerza de apoyo criminal irrumpen contra los ciudadanos indefensos, creando mayor caos e inseguridad en las calles. Con el mayor cinismo, Nicolás Maduro bailó el Día de la Cruz de Mayo, afirmando que el pueblo decida si quiere guerra o quiere paz.  Con profundo dolor, las madres, padres y familiares de los fallecidos en estas manifestaciones derraman lágrimas de tristeza. La situación del país se torna cada vez más tensa, con el agravante de los saqueos a los comercios, mercados mayoristas, supermercados, tiendas y empresas.  La economía está sentida, por lo que será el detonante para lograr el cambio que el bravo pueblo está exigiendo en las calles de Venezuela.

Valencia, 9 de mayo 2017.

05 mayo 2017

Júbilo Eclesiástico



Sentimientos encontrados manifiesta sentir Monseñor Jorge Urosa Savino ante la alta jerarquía eclesiástica  que le tocará desempeñar,  a partir del próximo mes de Noviembre,  como Arzobispo de Caracas,  un paso previo a la dignidad de ser nombrado Cardenal de la Iglesia Católica Venezolana. En las numerosas declaraciones  que dio  a la prensa – apenas los medios de comunicación se enteraron de su nombramiento –   dijo sentir tristeza de tener que dejar a Valencia, donde sembró el amor y el respeto de los feligreses y del clero carabobeños,  que encontraron en él  a un sacerdote inteligente y comprensivo,  pero al mismo tiempo se siente alegre de volver a su ciudad natal con la dignidad de tan alto cargo, por el compromiso de trabajar en la Arquidiócesis de la capital de la República, con toda la representatividad que esa  alta investidura conlleva.

También nosotros los católicos carabobeños manifestamos alegría y pena al oír  la noticia de la pronta partida de quien durante estos últimos quince años fue Arzobispo de Valencia, tristeza porque se va,  júbilo por la confianza depositada en él  por el Santo Padre Benedicto XVI,  quien  conociendo las contrariedades  por las que atraviesa la Iglesia Católica actualmente, escogió a  un hombre que como el Buen Pastor  conducirá  a su grey por el buen camino,  ejerciendo el apostolado por medio de una acción evangelizadora y misionera  para que la Iglesia crezca y se fortalezca.  Misión ésta que cobra vigencia cuando es menester velar por la paz social y la reconciliación,  poniendo en práctica la Doctrina Social de la Iglesia en la búsqueda  incesante del bien común.  La designación de Monseñor Jorge Urosa Savino como nuevo Arzobispo de Caracas es de gran importancia en estos momentos en que las relaciones del gobierno revolucionario  y la Iglesia Católica están tensas,  por lo que es preciso el diálogo constructivo en defensa de los derechos humanos y de la libertad

La sabiduría de la Iglesia Católica se sustenta en la virtud fervorosa de la Fe, que ilumina los corazones de los pastores encargados de llevar el mensaje del Evangelio a través del ejercicio apostólico que les toca desempeñar.  Monseñor Urosa fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Caracas en el año l967. En esa misma Arquidiócesis fue Vicario General y Arzobispo Auxiliar. Es el segundo Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. El l6 de Marzo de l990 fue designado por el Papa Juan Pablo II Arzobispo de la Arquidiócesis de Valencia.  El reciente nombramiento como Arzobispo de Caracas lo eleva en el rango eclesiástico a un orden superior, que posiblemente llenará la vacante que dejó dos años atrás el fallecimiento del Cardenal  José Ignacio Velasco.

Monseñor Urosa es un hombre con gran dominio de sí mismo y de mucho temple, según lo que deducimos de sus actuaciones  pastorales y de sus numerosas intervenciones públicas. Desde que llegó a Valencia, se propuso la tarea de aumentar las vocaciones sacerdotales y religiosas y para ello motivó a toda la comunidad carabobeña y al gobierno para que lo ayudaran en la construcción del nuevo Seminario Nuestra Señora del Socorro, magnífica edificación levantada en San Diego, en la que se están formando en estos momentos  cincuenta seminaristas. La administración, organización y crecimiento de las parroquias se le deben también a él, debido a que su labor apostólica es muy activa.

La magnitud de la acción evangelizadora llevada a cabo por tan eminente prelado está patente en la edificación de 55 templos nuevos construidos desde que él tomó posesión de la Diócesis de Valencia y la reconstrucción de 3 templos, para sumar 58 centros sagrados para el servicio de Dios. Un artículo suscrito por Monseñor Urosa, publicado en este diario el Sábado 30 de Junio de 200l,  ofrece un informe detallado de los templos erigidos durante su permanencia en esta Diócesis, tanto en la zona norte como en la central,  en la del  sur y en los municipios descentralizados. Si bien  la construcción y reconstrucción de todos esos templos se debe también a los sacerdotes y fieles parroquianos que trabajaron activamente para solicitar las ayudas económicas, tanto del gobierno como de las empresas y de los particulares, el apoyo tesonero ofrecido por el Arzobispo fue fundamental.

La misión de la Iglesia es universal y representa los valores del Cristianismo, el amor a Dios y a Jesucristo por sobre todas las cosas, la justicia, la fe y la caridad.  Si todos los seres humanos practicaran esas virtudes, se remediarían muchos males que agobian a toda la Humanidad. Por eso, los pastores de la Iglesia no se cansan de predicar y al materialismo imperante en el mundo le oponen la espiritualidad de los bienes eternos.

La inseguridad agobia al venezolano



El problema No. 1 que preocupa a la sociedad venezolana actualmente es la inseguridad.  El temor a perder la vida o la de los seres queridos en manos del hampa desbordada en sus  ímpetus violentos, enceguecida por la más cruel de las sañas contra ciudadanos desprevenidos que, por más precauciones que tomen,  pueden llegar a ser víctimas indefensas de individuos perniciosos, dispuestos a matar, maltratar o violar como si la vida humana no importara nada,  tal como si fuera un simple trozo de materia a la que se puede dañar impunemente, por quién sabe qué condicionamientos  sociales  han hecho proliferar la delincuencia en este país.

Las noticias que a diario recogen los medios de comunicación dan miedo. Son como partes de guerra en las que las bajas se cuentan por decenas, ante la impotencia de los deudos,  que muestran las imágenes en los avances noticiosos, llorando y pidiendo justicia para castigar a los malhechores. Por venganza personal, por ajuste de cuentas, para robarle los zapatos, la bicicleta o la cadena,  para negociarlo con la guerrilla, por pura maldad, o para quitarle el efectivo a pobres y a ricos ocurren a menudo esos hechos violentos que tienen a la población atemorizada y a las autoridades encargadas de vigilar el orden desconcertadas, demostrando con ello una incapacidad del estado venezolano para combatir la delincuencia y una descomposición social alarmante, en la que los valores morales y éticos se desconocen, así como los derechos individuales de las personas se violan, sin que al final nadie responda por ellos en esta confusión de potestades públicas que se pelotean sus responsabilidades para escabullir los compromisos.

El hampa no respeta clases sociales ni ataca sólo a los  poderosos,  aunque la nueva modalidad de los secuestros se dirige a la gente adinerada que puede pagar –o que se piensa que lo puede hacer- jugosos rescates, así como han aumentado los asaltos a las unidades de transporte blindadas y a los bancos, con operaciones tipo comando por parte de bandas delictivas que manejan armas sofisticadas y tienen tentáculos en el poder oficial, puesto que de otra manera no se habría extendido tanto la extorsión y el secuestro, o no estaría tan generalizada la violencia en una sociedad que anteriormente fue pacífica.

Las protestas por la inseguridad son colectivas y las manifestaciones públicas para pedir justicia son multitudinarias, porque la gente se siente de manos atadas para poder luchar contra un mal que se ha vuelto incontrolable.  En los barrios ocurren linchamientos a los sádicos y asesinos que arrebatan vidas humanas, pero eso está prohibido por la ley y quienes se toman la venganza por sus propias manos pasan a ser también sujetos delictuosos. Los choferes de taxis y los autobuseros son frecuentemente víctimas de los ladrones y homicidas que, para despojarlos de sus carros, o para atracar a los usuarios, los matan o queman sus vehículos. El paro de transporte ocurrido en Valencia el pasado Lunes 26 de Marzo, con más de 900 unidades trancando  el tráfico, ocasionó un congestionamiento de grandes proporciones y pérdidas materiales al no poder asistir a sus labores miles de trabajadores.

Hay zonas más peligrosas que otras, pero en ninguna parte se está a salvo del hampa, ni siquiera en la propia casa, bien sea del Este o del Oeste, del Norte o del Sur de las ciudades divididas en áreas más o menos influyentes.  En las urbanizaciones los vecinos colocan alcabalas privadas, las cuales violan el libre tránsito por las vías públicas, pero se han hecho necesarias para poder vivir con un poco de tranquilidad.  Hasta las plazas y parques se están enrejando porque no hay lugares seguros en donde la gente pueda caminar despreocupadamente, sin el temor a que alguien se acerque, pistola o cuchillo en mano, para arrebatarle la vida o sus pertenencias.  En los barrios y en los centros urbanos la situación es peor, porque el pueblo no se puede costear vigilantes privados y muchos indefensos ciudadanos ni siquiera son noticia cuando los matan o les quitan el sustento del día.   Lo acuchillaron para robarle la bicicleta, o lo mataron por un par de zapatos, son frases que ya no nos sorprenden cuando las escuchamos porque son corrientes en una sociedad que se ha vuelto agresiva y falta de valores religiosos, familiares y sociales.

Hasta hace pocos años atrás, los rateros entraban a robar cuando las viviendas estaban solas, o desvalijaban las casas de noche, porque se cuidaban muy bien de la policía. Aunque esas prácticas delictivas aún se ejecutan, las modalidades ahora son mucho más descaradas. Con gente adentro, en pleno día, la someten a punta de pistola, provocándolas al escarnio más vergonzoso al tirarlos al suelo para amarrarlos y  atarlos frente a grupos armados o drogados que no respetan la dignidad humana, ni les importa los daños que ocasionan. Las invasiones se han extendido hasta las fincas campo adentro, sin que el gobierno nacional se pronuncie enérgicamente contra ellas y la diversidad de cuerpos policiales argumenta la falta de recursos y de apoyo logístico para combatir la galopante delincuencia.

La corrupción, la marginalidad, la paternidad irresponsable, la complicidad policial y judicial y la impunidad se enumeran entre las causas de tan aberrantes conductas, como también los programas de sexo y violencia que presenta la televisión más interesada en subir el rating que en educar y recrear, escuela del crimen y el desenfreno que entra en los hogares para pervertir las mentes juveniles. Abordar el problema como una verdadera cruzada nacionalista para revertir la tendencia agresiva  hacia la armonía conciliadora  es devolvernos la  convivencia pacífica, estado natural que tendremos que  reconquistar  para poder vivir en comunidad.