22 mayo 2017

Valencia debe ser una e indivisible



La decisión acelerada por parte del Consejo Legislativo Regional de separar la parroquia Miguel Peña del municipio Valencia para crear un municipio autónomo, con independencia de poderes y de administración, es un castigo más que un regalo a la señorial ciudad que el 25 de este mes cumple 449 años de fundada. No se merece Valencia este nuevo desmembramiento, nunca en esta fecha de su aniversario nutrido con las gestas heroicas y  las acciones nobles de sus habitantes más ilustres, que han hecho de ella una ciudad atractiva para propios y extraños.  La ley aprobada por el parlamento regional debe ser rectificada, puesto que fue inconsulta y apresurada, sin que se siguieran los pasos legales. Valencia tenía, antes de ser desmembrada en el año l993,  2.037 km 2. A partir de ese año quedó reducida a 997 km2. Ahora le quitan 584 km2 , limitándola a 4l3 km2, que es casi como si le partieran el corazón.

Actualmente tiene tan sólo ocho parroquias:  Candelaria, Catedral, El Socorro, San Blás, San José, Santa Rosa, Rafael Urdaneta y Miguel Peña.  Hasta el año l993 le pertenecían también Naguanagua, San Diego, Libertador y Los Guayos, que se dividieron en municipios autónomos en ese mismo año, reduciéndose considerablemente las dimensiones de la ciudad.  Miguel Peña está localizado en el suroeste de Valencia, ocupando un territorio de 200 km2  y una población estimada para este año de 397.000 habitantes. Dentro de su territorio están El Palotal, el Cementerio Municipal, el antiguo paseo valenciano de El Calvario en el cerro del mismo nombre, el Mercado Periférico, la Fundación Mendoza, La Guacamaya, la Bocaína, Ricardo Urriera, Ruiz Pineda, Trapichito, Funval, el Portal de La Florida, Las Tapias, la Sagrada Familia y otras urbanizaciones populares o barrios con una gran concentración poblacional, pero sin industrias ni negocios capaces de generar recursos para sostener los gastos que ocasiona la creación de un nuevo municipio.

Nos preguntamos por qué un sector político, –en este caso la mayoría parlamentaria de Proyecto Venezuela que es la que domina el Consejo Legislativo Regional-   movido más que todo por intereses burocráticos y electoreros,  aprueba la Reforma a la Ley de División Político-Territorial del estado Carabobo  para perjudicar a Valencia,  puesto que vemos de que manera motivaciones subalternas la están debilitando, empequeñeciéndola y restándole poder a sus autoridades municipales.  A propósito de esta situación, hemos leído opiniones de líderes vecinales de Miguel Peña que se muestran en desacuerdo con que esa parroquia sea separada de Valencia y por supuesto que los valencianos de corazón nos oponemos también a tal desafuero.

Para poder opinar mejor sobre este polémico asunto, nada mejor que la voz autorizada del historiador y escritor Oswaldo Feo Caballero, valenciano de pura cepa, defensor de la integridad  física y espiritual de nuestra ciudad, especialista en Estadística Censal y Demográfica de Venezuela y Carabobo, quien manifiesta su desacuerdo con la creación del nuevo  municipio. A tal efecto, nos facilitó la publicación “Valencia Una y Unica” del discurso pronunciado por él en la Casa Páez en el año l966 en un acto promovido por la Sociedad  Amigos de Valencia, en el que nos conduce a un viaje retrospectivo por la historia geográfica de Carabobo y de Valencia, en el que podemos darnos cuenta de todas las mutilaciones territoriales que ha sufrido esta pujante pero dolida urbe carabobeña.

Sin adentrarnos mucho en el pasado remoto, sino más bien buscando una fecha más cercana, leemos en la condensada exposición de nuestro noble amigo Oswaldo Feo Caballero, que en la década de los sesenta comenzó el gran desarrollo industrial y demográfico, -historia reciente bien conocida por todos-,  y que al crecer la ciudad vertiginosamente, las antiguas parroquias aledañas ya nombradas: Naguanagua,  Libertador, Los Guayos y San Diego, son absorbidas por la expansión urbana, decretándose en l980 el Área Metropolitana de Valencia.  Pero luego a partir de l986 comienzan las ambiciones personales político partidistas a fomentar la campaña de la desintegración, pensando en las elecciones para lograr puestos en los diferentes circuitos electorales y tenemos que en el año l993 esas parroquias le fueron arrebatadas a Valencia para pasar a ser municipios autónomos.

Según acabamos de leer en una declaración del  Alcalde de Valencia Paco Cabrera, suministrada a un importante diario matutino, esos 4 municipios creados hace poco menos de diez años tienen tres o cuatro veces más personal que el que maneja la Alcaldía de Valencia.  Manifiesta también el Alcalde que en la ley  existe una norma que dice que cualquier territorio que se quiera separar de otro para lograr su autonomía deberá sustentarse con sus propios recursos y que el caso de Miguel Peña hay que analizarlo muy bien, porque la Gran Valencia es única e indivisible  porque existen muchos vínculos de relación y de unión, sobre todo a nivel de servicios públicos, como el agua,  la red de cloacas, el aseo urbano, el transporte y  el ornato.

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