05 mayo 2017

Júbilo Eclesiástico



Sentimientos encontrados manifiesta sentir Monseñor Jorge Urosa Savino ante la alta jerarquía eclesiástica  que le tocará desempeñar,  a partir del próximo mes de Noviembre,  como Arzobispo de Caracas,  un paso previo a la dignidad de ser nombrado Cardenal de la Iglesia Católica Venezolana. En las numerosas declaraciones  que dio  a la prensa – apenas los medios de comunicación se enteraron de su nombramiento –   dijo sentir tristeza de tener que dejar a Valencia, donde sembró el amor y el respeto de los feligreses y del clero carabobeños,  que encontraron en él  a un sacerdote inteligente y comprensivo,  pero al mismo tiempo se siente alegre de volver a su ciudad natal con la dignidad de tan alto cargo, por el compromiso de trabajar en la Arquidiócesis de la capital de la República, con toda la representatividad que esa  alta investidura conlleva.

También nosotros los católicos carabobeños manifestamos alegría y pena al oír  la noticia de la pronta partida de quien durante estos últimos quince años fue Arzobispo de Valencia, tristeza porque se va,  júbilo por la confianza depositada en él  por el Santo Padre Benedicto XVI,  quien  conociendo las contrariedades  por las que atraviesa la Iglesia Católica actualmente, escogió a  un hombre que como el Buen Pastor  conducirá  a su grey por el buen camino,  ejerciendo el apostolado por medio de una acción evangelizadora y misionera  para que la Iglesia crezca y se fortalezca.  Misión ésta que cobra vigencia cuando es menester velar por la paz social y la reconciliación,  poniendo en práctica la Doctrina Social de la Iglesia en la búsqueda  incesante del bien común.  La designación de Monseñor Jorge Urosa Savino como nuevo Arzobispo de Caracas es de gran importancia en estos momentos en que las relaciones del gobierno revolucionario  y la Iglesia Católica están tensas,  por lo que es preciso el diálogo constructivo en defensa de los derechos humanos y de la libertad

La sabiduría de la Iglesia Católica se sustenta en la virtud fervorosa de la Fe, que ilumina los corazones de los pastores encargados de llevar el mensaje del Evangelio a través del ejercicio apostólico que les toca desempeñar.  Monseñor Urosa fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Caracas en el año l967. En esa misma Arquidiócesis fue Vicario General y Arzobispo Auxiliar. Es el segundo Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. El l6 de Marzo de l990 fue designado por el Papa Juan Pablo II Arzobispo de la Arquidiócesis de Valencia.  El reciente nombramiento como Arzobispo de Caracas lo eleva en el rango eclesiástico a un orden superior, que posiblemente llenará la vacante que dejó dos años atrás el fallecimiento del Cardenal  José Ignacio Velasco.

Monseñor Urosa es un hombre con gran dominio de sí mismo y de mucho temple, según lo que deducimos de sus actuaciones  pastorales y de sus numerosas intervenciones públicas. Desde que llegó a Valencia, se propuso la tarea de aumentar las vocaciones sacerdotales y religiosas y para ello motivó a toda la comunidad carabobeña y al gobierno para que lo ayudaran en la construcción del nuevo Seminario Nuestra Señora del Socorro, magnífica edificación levantada en San Diego, en la que se están formando en estos momentos  cincuenta seminaristas. La administración, organización y crecimiento de las parroquias se le deben también a él, debido a que su labor apostólica es muy activa.

La magnitud de la acción evangelizadora llevada a cabo por tan eminente prelado está patente en la edificación de 55 templos nuevos construidos desde que él tomó posesión de la Diócesis de Valencia y la reconstrucción de 3 templos, para sumar 58 centros sagrados para el servicio de Dios. Un artículo suscrito por Monseñor Urosa, publicado en este diario el Sábado 30 de Junio de 200l,  ofrece un informe detallado de los templos erigidos durante su permanencia en esta Diócesis, tanto en la zona norte como en la central,  en la del  sur y en los municipios descentralizados. Si bien  la construcción y reconstrucción de todos esos templos se debe también a los sacerdotes y fieles parroquianos que trabajaron activamente para solicitar las ayudas económicas, tanto del gobierno como de las empresas y de los particulares, el apoyo tesonero ofrecido por el Arzobispo fue fundamental.

La misión de la Iglesia es universal y representa los valores del Cristianismo, el amor a Dios y a Jesucristo por sobre todas las cosas, la justicia, la fe y la caridad.  Si todos los seres humanos practicaran esas virtudes, se remediarían muchos males que agobian a toda la Humanidad. Por eso, los pastores de la Iglesia no se cansan de predicar y al materialismo imperante en el mundo le oponen la espiritualidad de los bienes eternos.

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