Después de la fracasada Mesa de Diálogo entre el gobierno y la oposición, la Mesa de la Unidad Democrática tomó un respiro de poco menos de un mes, para encauzar las acciones de una manera más enérgica, retomando la calle como centro de las protestas, para que el bravo pueblo pueda expresar el descontento que no logró llegar a los círculos cerrados de los dirigentes invitados por la Comunidad Internacional, ni la presión de la MUD fue suficiente para forzar la negociación de una salida constitucional. Fueron días de mucha tensión, de mucho pesimismo y poca confianza en la fortaleza de los venezolanos, quienes se lamentaban de haber dejado la calle por la seducción de un diálogo que resultó fallido.
La terquedad del gobierno de Nicolás Maduro y de la alta dirigencia del PSUV siguió enardeciendo al pueblo y a los partidos de la oposición democrática, decidiendo en los primeros días de abril 2017 volver a la calle, sin retroceder hasta lograr los objetivos planteados. Llegó el mes de Mayo con una agenda de protestas sostenidas, cada vez con más ánimo y una conducta cívica ejemplar, logrando coordinar la Unidad como factor clave de resistencia pacífica. Los ánimos se enardecieron cuando el presidente Maduro, sin un ápice de rectificación, activó la Asamblea Nacional Constituyente Comunal, entregando al CNE el 3 de Mayo el Decreto publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 6295, afirmando que el pueblo decida si quiere guerra o quiere paz. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, sin el menor empacho, expresó que este Decreto “consolidará la República”. Caso contrario es lo que afirman los más destacados abogados constitucionalistas al denunciar el golpe de estado a la Constitución.
El rector del CNE, Luis Emilio Rondón, aclara que la convocatoria del proceso tiene que ser través de un referendo consultivo, manifestando que “no corresponde a atribuciones del Presidente con base al artículo 347 de la Constitución, hacer una convocatoria”. Sostiene que lo que plantea Maduro es para aniquilar el voto, es una elección a dedo, es una trampa, para la que convoca a las misiones, a los CLAP, a los consejos comunales, al Plan Zamora, a las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH), para hacer un gran cambio a través de la Constituyente.
La represión del gobierno es brutal. Los manifestantes sufren asfixias, traumatismos, quemaduras, heridas por perdigones. Van cientos de heridos y decenas de muertos por los disparos de los mal llamados cuerpos de seguridad del Estado, la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, agentes cobardes que subvierten la tarea de resguardar el orden público valiéndose del poder de las armas que empuña la Fuerza Militar al servicio de la revolución. Los colectivos armados por el régimen como una fuerza de apoyo criminal irrumpen contra los ciudadanos indefensos, creando mayor caos e inseguridad en las calles. Con el mayor cinismo, Nicolás Maduro bailó el Día de la Cruz de Mayo, afirmando que el pueblo decida si quiere guerra o quiere paz. Con profundo dolor, las madres, padres y familiares de los fallecidos en estas manifestaciones derraman lágrimas de tristeza. La situación del país se torna cada vez más tensa, con el agravante de los saqueos a los comercios, mercados mayoristas, supermercados, tiendas y empresas. La economía está sentida, por lo que será el detonante para lograr el cambio que el bravo pueblo está exigiendo en las calles de Venezuela.
Valencia, 9 de mayo 2017.
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