21 noviembre 2017

El Centro de Historia



Varios puntos me llaman la atención  del conflicto que surgió entre el Centro de Historia del estado Carabobo y el Ejecutivo regional, por la pretensión de éste último de rescindir el contrato de comodato suscrito entre ambos organismos en el año l989, mediante el cual se le cede a esa institución la antigua casona para su uso y funcionamiento.  Con el pretexto de  la creación de Fundapatria, por decreto del ex gobernador  Henrique Salas Römer el 6 de febrero próximo pasado, intenta el gobierno una acción ilegal y absurda, por cuanto carece de justificación.

Enumerar las razones por las que me solidarizo con la posición asumida por los actuales directivos y miembros del Centro en asunto tan delicado como molestoso, es seguir uno a uno los puntos que ellos han señalado en diversas declaraciones y comunicaciones para rechazar tan arbitraria exigencia gubernamental, señalando que la posición oficial viola la legitimidad del contrato. Las actuaciones unilaterales por vía de decreto emanadas de los órganos ejecutivos no se compadecen con la etapa democrática que vivimos, puesto que se hacen al margen de los otros poderes, dejando al árbitro del gobernante de turno el ejercer derechos que en ocasiones no le corresponden, como sucede en el caso que tratamos en esta ocasión.

En primer lugar, tuve ocasión de leer la carta que el Procurador General del estado Carabobo envió al presidente del Centro de Historia, manifestándole la anulación del comodato y puedo decir que está redactada en términos poco amistosos, chocantes si se quiere, por la imposición oficial,  no apropiada para tratar sobre un tema de interés nacional con respetables señores estudiosos de nuestra historia patria.  Expresar que, puesto que el Ejecutivo regional ha hecho inversiones cuantiosas en el referido inmueble y “con el objeto de garantizar los recursos suficientes que en el futuro se requerirán para el mantenimiento y conservación del mismo” es motivo suficiente para despojar de su derecho a un ente jurídico, de carácter académico, que cumple  su función a cabalidad, es desconocer que es una obligación y no una dádiva del gobierno el aportar recursos económicos, como órgano administrativo del estado.  Se supone que estas instituciones sin fines de lucro, que trabajan por la defensa del patrimonio histórico y cultural de la ciudad, solicitan sus aportes económicos al gobierno y a uno que otro particular, sin que ello tenga que obligar a un sometimiento de principios.

“Caridad con uñas” no es lo que necesitan las instituciones de la sociedad civil para trabajar en beneficio de la colectividad, creando las bases de un auténtico patrimonio cultural, puesto que sus raíces se afincan en la originalidad de las expresiones más variadas que conforman la identidad nacional.  No es interviniéndolas  ni sometiéndolas por parte del poder público, puesto que  éste es transitorio y obedece a intereses más políticos o personales que a causas de vocación por determinadas especialidades. Da mejores frutos compartir los logros y responsabilidades  con estos centros históricos, literarios y culturales, con el fin de lograr una relación armoniosa entre el gobierno y la sociedad civil representada en sus instituciones.

No deja de llamar la atención toda esta situación, porque hasta ahora había sido unánime el respaldo de la ciudad a los trabajos de restauración de la Casa de la Estrella, reconociendo el celo desplegado por el actual presidente del Centro de Historia, Luis Cubillán Fonseca, en buscar documentos que revelaran la arquitectura original del inmueble y en supervisar personalmente los trabajos con el mayor interés, así como hay agradecimiento colectivo hacia el Ejecutivo regional por haber aportado los recursos necesarios para que la restauración de la edificación luzca hermosa, como corresponde a un centro en e que se respeta la historia.  Todo estaba a punto de concluir limpiamente, sin los traumas o conflictos que hacen perder tantas energías y producen tantas desconfianzas.  Pero no sé  por qué extraña razón el ex gobernador Henrique Salas Römer siempre pareciera estar a la caza de una pelea y es amigo de intervenir instituciones de la ciudad para crear fundaciones controladas por su gobierno. Quizás esa forma de gobernar le resulte exitosa.  Sin embargo, causa mucho desasosiego en momentos en que requerimos más bien de consenso para superar la crisis por la que atraviesa el país en general y, por ende, el estado Carabobo.

Digo esto para pasar a otro punto de los señalados por los directivos del Centro como ofensivos por parte del Ejecutivo regional, en la exigencia de rescindir el citado comodato, puesto que se hizo de manera inconsulta y unilateral sin haber establecido contactos previos con ellos,  en la búsqueda de acuerdos tentativos para una futura gestión eficaz, que uniera esfuerzos y voluntades en una labor tan encomiable como lo es cuidar el patrimonio histórico y artístico del estado. Violar la legalidad valiéndose del poder es darle paso a la arbitrariedad y eso no puede ser deseable desde ningún punto de vista. Ojalá que esta situación se normalice por el bien de todos, puesto que, repetimos, lo deseable es la concordia y el entendimiento para salir adelante.

10 octubre 2017

¿Por qué votar por Alejandro?



La interrogante se despeja con el solo nombre de Alejandro Feo La Cruz, joven político carabobeño comprometido con la noble tarea de llegar a la gobernación para  devolverle a nuestro estado los beneficios sociales y económicos de una tierra próspera en recursos humanos, geográficos, hídricos, industriales, fortaleciendo los vínculos de solidaridad entre quienes están dispuestos a permanecer en la región y en el país para impulsar el desarrollo estancado en los vericuetos del Socialismo atrasado y corrupto enquistado en el poder desde hace 18 años.  La pregunta de si salir a votar o no en estas elecciones regionales del  15 de Octubre, en Carabobo no tiene lugar a dudas, porque la aceptación del candidato es general, a la vez de estar consolidada con la Unidad.

No ha sido tarea fácil luchar desde la trinchera de una Alcaldía, la de Naguanagua, donde Alejandro ha demostrado su competencia para gerenciar el municipio durante dos períodos consecutivos, desde el 2008 hasta el presente y lo ha hecho con entusiasmo, afable en el trato con los vecinos, con la mejor voluntad de resolver los problemas de las comunidades, acercándose a los lugares donde se exige su presencia para ver de cerca las necesidades más apremiantes, con el fin de darle curso a las soluciones.  Lo avanzado de su gestión está a la vista en las calles limpias, aceras y brocales en buen estado, ampliación de la avenida central, un bonito paisajismo con árboles y plantas de hermoso follaje, recuperación de espacios para transformarlos en gimnasios a cielo abierto, canchas y parques infantiles, los festivales de música y eventos deportivos  en el Samán  y en la Zona, disfrutando los transeúntes de las obras de arte al aire libre que se alzan a lo largo del recorrido por Naguanagua Ciudad Museo.

Vemos en Alejandro la oportunidad de retomar la senda del progreso democrático y de la paz social que comenzó a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958,  cuando su abuelo Salvador Feo La Cruz fue Gobernador de Carabobo y el nombre de su tío Manuel Feo La Cruz, abogado, magíster en ciencias políticas  y escritor,  le fue dado a la Biblioteca Pública del estado en 1966, la cual se extiende hacia los 14 municipios de la región. Otras personalidades relevantes ocuparon la gobernación y altas posiciones en la Municipalidad de Valencia, impulsando la zona industrial y la reapertura de la Universidad de Carabobo.  Es indudable que fueron tiempos de prosperidad entorpecidos por los vaivenes revolucionarios que un líder como Alejandro procura detener.

La familia es otro factor interesante que podemos observar en el  candidato a gobernador, al lado de su amable esposa Malimai Montoya de Feo La Cruz y de sus dos hijos.  Ocupará ella una posición relevante como Primera Dama del Estado, desempeñando una labor social con diligencia y humanidad,  como también sus progenitores Alejandro Feo La Cruz Lissot y María Eugenia Betancourt, carabobeños todos de raigambre social afincados en nuestra tierra por los lazos indisolubles de sus antepasados, con un ideal común de solidaridad y fraternidad.  Significa esto el sentido de pertenencia carabobeña que une a estas familias y el sentir de Alejandro cuando dice que él aspira a que quienes se han ido fuera del país deseen regresar,  cuando las condiciones mejoren.  Su lucha por estas nobles causas tienen una razón de ser: Volver a Carabobo.

Valencia, 10 de octubre de 2017

25 septiembre 2017

Perder el tiempo



El término perder el tiempo se emplea cuando se dejan pasar las horas sin hacer nada, vacías, con poco provecho para alguna utilidad personal, bien sea de trabajo, estudio, diversión, arreglar la casa, la oficina, el taller, tomando en cuenta que el tiempo es la parte del día, de la tarde o de la noche disponible para una determinada acción y que el tiempo no se detiene, avanza ininterrumpidamente, por lo que hay que tratar de hacer buen uso de él. Es un recurso a nuestra disposición que debemos saber valorar y de ahí la frase muy conocida: “El tiempo es oro”.

Perder el tiempo es lo que le está ocurriendo a la sociedad venezolana, acentuado en la medida en que pasan los meses, bajo el sistema socialista impuesto en los últimos 15 años, depredador de la riqueza del suelo y de la productividad de los agentes económicos, causando una escasez y desabastecimiento de los bienes esenciales, sin precedentes en la historia democrática del país. En las tediosas colas frente a los mercados, que a diario tienen que hacer los consumidores para poder comprar los rubros de la canasta básica para la alimentación, la salud, el aseo, los repuestos para el transporte y el trabajo en general, se sufre la pérdida del tiempo de una manera desmedida, restándole importancia al hecho de tener que permanecer varias horas de pie para poder abastecerse de los artículos más elementales, como la leche, el azúcar, la harina de maíz, los detergentes o el jabón de tocador.

Ese sí es un tiempo perdido, que no se puede aprovechar para hacer algo útil o productivo. Como lo es también tener que ir de mercado a mercado, recorriendo parte de la ciudad para comprar unos artículos en uno, otros más allá y unos más en otro lugar, porque no todos tienen la mercancía requerida. Las colas son una excusa para llegar tarde al trabajo, o para no llevar los niños al colegio. Son una vergüenza pública y una falta de respeto a la ciudadanía. Se prestan a que las personas peleen unas con otras por defender el puesto o por acaparar la mercancía. Más intimidantes aún son las colas vigiladas por la Guardia Nacional, o en las que sellan los brazos de los consumidores para controlar los artículos que compran. Desesperantes cuando, luego de estar de pie varias horas, al llegar para solicitar los productos que fueron publicitados, les informan que ya no hay más.

Las colas son una pérdida de tiempo, una forma de mantener angustiada a la población, expectante para ver si llega la mercancía. La sufren especialmente las amas de casa que tienen que atender los hogares y preparar la comida de los niños. Son comunismo puro, como en la antigua Unión Soviética, en donde había que hacer largas colas para comprar los alimentos, porque la economía estaba controlada por el Estado y no había libertad de comercio, ni productividad empresarial. Tal sucedió en la China comunista bajo el régimen de Mao Tsé-tung, o en la Cuba fidelista, arruinada hasta el extremo de tener que abrirse en pleno siglo XXI al capitalismo norteamericano para poder sobrevivir.

En los países en donde hay libertad económica, capitalistas si se quiere, o socialistas de libre mercado, con un criterio de productividad, por el contrario, hay abundancia de bienes de consumo, ofertas de precios y de mercancías, variedad de artículos en los anaqueles de los supermercados, para que los consumidores escojan según sus preferencias. Tal fue nuestro país, Venezuela, en toda su etapa democrática.

22 septiembre 2017

Sin papel no hay prensa libre



Los directores de importantes diarios venezolanos reunidos en Barbados a comienzos de Abril, en la reunión semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), denunciaron una vez más la situación del periodismo en Venezuela por el control cambiario que restringe las divisas para importar papel periódico , imponiéndole a los dueños de los medios impresos privados un cerco económico que los ha obligado a bajar la circulación y a reducir el número de páginas, bajo el temor de tener que cerrar si la situación se prolonga unos meses más. Con mayor facilidad fluyen los dólares para favorecer a los medios controlados por el Estado, lo que reafirma la hegemonía comunicacional como política de estado que se pretende imponer.

Es una forma de censura a la que se añaden las agresiones a los periodistas, fotógrafos y camarógrafos para que no reporten las manifestaciones de los estudiantes y de la sociedad civil organizada, cuando los cuerpos de seguridad militarizados y los colectivos armados los reprimen violentamente, por el hecho de exigir los derechos de la sociedad democrática y un cambio en las políticas públicas. Otra forma de presión son las multas por publicar informaciones incómodas al gobierno, lo que restringe abiertamente la libertad de información, sostuvieron los directores de los medios en la reunión que los representa.

Como reducto informativo queda la prensa libre, trinchera del pensamiento volcado en las páginas de los periódicos, por lo que es un obstáculo que hay que derribar, una vez que los medios audiovisuales ya fueron sometidos al control estatal, obligándolos a transmitir los programas aprobados exclusivamente por la dirección centralizada, aplicando una hegemonía comunicacional. Como muestra artísticamente la página A-12 del diario “El Carabobeño”, en la sección Publicidad, rubricado por @Soymaite, “El Papel de Nuestra Historia en Peligro de Extinción” “¿Te imaginas una sociedad sin información”, “¿Dónde plasmaremos nuestras ideas?”, “¿Quién publicará nuestras denuncias?”.

Los regímenes de fuerza, a medida que van apretando los resortes de la censura, imponen una sola voz, por lo que disentir u objetar está vedado. Para mantener una apariencia democrática, como pretende hacer ver, el gobierno no prohíbe abiertamente la libertad de información, pero cerca económicamente a los dueños de la prensa privada, restringiéndoles las divisas para que dejen de circular. Es este un motivo más para continuar la protesta en las calles.

21 septiembre 2017

Viejos y nuevos cines de Valencia



Acertado el comentario del pasado Domingo 1ro. de Julio en la columna “Hoy y Después en Valencia”, del periodista Alfredo Fermín, referente a  la situación de las salas cinematográficas de Valencia que tuvieron que  cerrar  sus puertas por falta de público, nombrando algunas de las más conocidas, como fueron  el Cine Imperio y el Centro, al que siguieron el Alfa en el C. C. Avenida Bolívar y últimamente las dos salas    H S  en El Recreo.  Ya en años más remotos se clausuró el Cine Tropical  y hoy es  una  de las  ruinas  que afean el casco  urbano, de la que sólo quedó un lote de terreno  convertido en estacionamiento.

Cuando Valencia era todavía una ciudad provinciana, los jóvenes se reunían en el cine El Viñedo, al lado de la Iglesia, que fue muy popular a  mediados del siglo pasado y por lo tanto registraba un lleno total.  En años anteriores fueron muy concurridos también los vermouth del cine Imperio, a los que  se asistía bien trajeado porque los frecuentaba la sociedad valenciana.  En la calle  Montes de Oca de la parroquia San José el cineasta Daniel Labarca comenzó a presentar el cine arte que con tan buen acierto continúa en Patio Trigal, auspiciado por la Universidad de Carabobo, pese a la apatía del público que no valora el esfuerzo por mantener en cartelera una buena programación.

Los tiempos cambian  y  la moda hace variar las costumbres.  La gente ahora va a los grandes mall  al estilo americano, en los que se imponen los gustos por la novedad, con muchas tiendas y espacios para caminar,  puntos de comida rápida, numerosas salas de cine, diversión para chicos y grandes,  seguridad interna y estacionamiento.  Valencia  ha tenido un alto índice de  construcción  y de modernismo que está a la vista en los avanzados diseños de los edificios y centros comerciales que se levantan en una y otra dirección, dejando atrás a la ciudad vieja y  arrastrando el pasado cargado de nostalgia para quienes lo vivieron  en lugares que hoy están derruidos o que son algo diferente de lo que fueron.



Sin contar con los que están por terminar de construirse en las urbanizaciones, los nuevos centros comerciales se han establecido hacia la periferia para disponer de más terreno. Primero fue La Granja en el recién creado municipio de Naguanagua, luego el San Diego también en el nuevo municipio, después el Sambil  y  por último el Metrópolis,  estos últimos ubicados a un lado de la autopista,  lo que ha causado el desplazamiento del público hacia esos lugares  alejados  del  centro, sin que por ello haya mermado  el que se pasea por los del interior de la ciudad, como el Shopping Center, el Camoruco, La Viña, Prebo o Patio Trigal.

Predomina en la forma de vida actual un patrón uniforme impuesto por el coloso del Norte, cuya influencia es tan notoria en nuestra sociedad.  Las películas de Hollywood refuerzan ese modelo superficial que se sustenta en efectos especiales y situaciones absurdas, unas por ligeras y otras por irreales, con gran estrépito de escenas realizadas para impresionar a un público mediatizado  por el exceso de imágenes y ruidos que salen de las nuevas técnicas de producción audiovisual. Es un cine que llama más a los sentidos que a las emociones y su nivel cultural  es más bien pobre. A esas películas la gente acude en grupo, como el que sale a pasear  acompañado para pasar el rato y no tanto para ver un buen film, sin detenerse mucho a ver el reparto ni importarle gran cosa quien es el director o el productor, tanto es así que cuando éstos aparecen al  final de la película, gran parte del público  se levanta de sus asientos y se va sin verlo.

Unido a la inseguridad y a las tensiones de la vida actual, como el cansancio por el trabajo de un día agitado,  o la escasez de dinero, la gente se priva de ir al cine y prefiere quedarse al frente del televisor, aunque  la pantalla y el audio sean  muy inferiores. El monopolio que tan acertadamente  acusa Fermín de los Cines Unidos en los  nuevos centros comerciales mencionados es demasiado fuerte para un público relativamente reducido por las causas que ya hemos  enumerado, lo que afecta negativamente a  los verdaderos cinéfilos, más interesados en la cinematografía universal que en la de Hollywood con tantas películas triviales. Por otra parte, lo alejado de esas nuevas salas de cine  va a dificultar el transporte de quienes tienen problemas para trasladarse a sitios más apartados,  por lo que es de desear que las salas de cine de La Viña, Guaparo y sobre  todo Patio Trigal  puedan continuar abiertas, ofreciendo películas de buena producción internacional.

Con sobrada razón, al cine se le denomina el séptimo arte  y constituye desde su aparición en el siglo pasado hasta el presente una de las diversiones más concurridas por grandes y chicos,  además de ser relativamente barato y según  las películas, se adapta a diferentes gustos. Se proyecta como un arte auténtico que permite darle movimiento a las imágenes realzando las posibilidades del teatro y  la novela. Todas las épocas han tenido sus actores y actrices favoritos, así como algunos filmes han quedado en el recuerdo de muchos.  Hollywood ha sido para nosotros la meca del cine, aunque reconozcamos  el poco valor artístico de gran parte de su producción.  Sería lastimoso que  las  pocas  salas  que quedan todavía funcionado dentro de la ciudad vayan a cerrar por falta de público, puesto que perderíamos la oportunidad de ver las buenas películas  que hacen en otros lugares del mundo.

08 septiembre 2017

El itinerante 65 Salón Bienal Arturo Michelena



La apertura del 65 Salón Bienal Arturo Michelena en 4 espacios de la ciudad, abiertos simultáneamente para exhibir las obras seleccionadas de la confrontación de las artes visuales de mayor trayectoria en Venezuela, es un acontecimiento singular, revelador de la cohesión de fortalezas ateneístas arraigadas en 75 años de acción fecunda.   Por segunda vez se presenta itinerante, en el año 2008 y en el actual,  debido a la intervención de su sede natural, obligando a la junta directiva a permanecer en “el exilio”,  contando afortunadamente con el apoyo de la institucionalidad carabobeña.

El Salón Arturo Michelena es el evento por excelencia del Ateneo de Valencia, creado en el año l943 por Decreto del Gobierno de Carabobo, siendo gobernador el Dr. Tomás Pacanins.  Desde esa fecha hasta el presente, mantiene su vigencia, con una continuidad sin precedentes en la historia de los salones de arte en el país.

Hasta el año 2004 se realizó anualmente, con una convocatoria de público y de artistas plásticos reveladora de la tradición cultural de la ciudad natal del pintor epónimo Arturo Michelena, hasta el año 2006 en que pasó a ser Bienal, con igual receptividad por parte del mundo artístico regional y nacional.

No ha sido obstáculo para su presentación la toma ilegítima del Ateneo, en un período histórico oscuro cuya sombra mantiene secuestrada la sede que con tanto empeño lograron hacer crecer sus sucesivas juntas directivas, desde aquel pequeño local en la calle Páez, donde nació la asociación civil Ateneo de Valencia en el año l936, hasta el moderno edificio en la Avenida Bolívar, con rampas de acceso a nuevas salas de exposición, mejoras arquitectónicas y una nueva edificación anexa en la calle Urdaneta, centro artístico de primera categoría.

Con una voluntad digna de las mejores causas, el espíritu ateneísta, lejos de decaer, se eleva por encima de las nefastas políticas actuales, entorpecedoras del progreso nacional, y es así como la junta directiva  presidida por el ex – rector de la Universidad de Carabobo, Prof. Elis Mercado e integrada por Fabián Díaz Carabaño, Guillermo Manosalva,  Rafael Torres, Lunes Rodríguez, Pedro Douaihi, Hilda Fe Medina y Nilda Pulido se propusieron llevar adelante el Salón contra viento y marea, contando con el respaldo irrestricto del Gobernador Henrique Fernando Salas Römer,  a través de la Secretaría de Cultura y de mi persona junto con el equipo que me acompaña, del Alcalde de Naguanagua Alejandro Feo La Cruz, de la rectora de la UC Prof. Jessy Divo de Romero, de las cámaras de industria y comercio y de otras personalidades carabobeñas, que en el día de la inauguración, 3l de Octubre del presente, recorrieron las 4 salas abiertas al público con el entusiasmo característico de quienes saben que el Michelena es un acontecimiento artístico de calidad, con una vigencia inalterable en el tiempo.

Las obras seleccionadas por el Jurado de Admisión se catalogan en las tendencias contemporáneas, alejadas de lo académico para ubicarse más bien en la gestualidad de los trazos,  los videos, las fotografías,  las instalaciones, el  el arte  pop,  el conceptual  y el minimalismo, dejando a muchos desconcertados al ver paisajes y personajes alejados de la realidad y no siempre  agradables a simple vista,  o de ver objetos que no tienen ninguna relación con obras de valor, sino que son más bien artículos de la cotidianidad expuestos para que el  espectador saque sus propias conclusiones. Acertada la decisión del Jurado al  premiar con el “Arturo Michelena” al artista  Pedro Fermín, por su amplia trayectoria en el campo del constructivismo representado en una obra de impecable factura.

Con toda la controversia que se produce alrededor del Salón, con la molestia de los rechazados que siempre hablan de hacer un salón paralelo y del deseo de los participantes de ganarse  los  premios Arturo Michelena y Andrés Pérez Mujica, consagratorios para la carrera artística,   la discusión en torno a la confrontación  la hace ser cada vez  más interesante, abierta a todas las tendencias y siempre  innovadora.

06 septiembre 2017

Los que se van



Irse del país es una opción personal que nadie discute en las actuales circunstancias políticas, sociales y económicas apremiantes para la sociedad en general, sometida a  un régimen militarizado  de partido único, al que  muchos le temen sin vislumbrar una salida a corto plazo.

Desde hace 15 años del chavismo madurismo, devenido en castro comunismo, que pretenden implantar, Venezuela dejó de ser una nación  de oportunidades, abierta a la inmigración de extranjeros en busca de una patria nueva, tal como lo fuera a mediados del siglo pasado, cuando acogimos a tantos ciudadanos provenientes de Europa, de Asia y del Oriente Medio.  Hoy día, la situación ha cambiado, porque los jóvenes egresados de nuestras universidades,  con el título en la mano, no encuentran empleo, debido al cierre de miles de empresas expropiadas o sometidas al cerco del otorgamiento de las divisas, por lo que no pueden traer la materia prima para activar la producción nacional, o restringidas las ventas por los controles de precios, obligándolas a vender en pérdida,  bajo un marco jurídico restrictivo.

Así como muchos emigran por la inseguridad a manos del hampa desatada, sin que el gobierno implemente medidas  que contribuyan a disminuir los índices de violencia.    Son variadas las causas del malestar social: el miedo a perder la libertad, o la propiedad privada, la disminución de la calidad de vida, la dificultad para emprender un nuevo negocio, el desabastecimiento, la inflación, la corrupción,  el mal estado de nuestros hospitales y tantas otras.

Hasta tanto no se produzca un cambio político para recuperar la democracia  y la legalidad perdidas en el laberinto revolucionario, la situación no va a mejorar y continuará el éxodo de venezolanos hacia otras latitudes.  Los que se van son libres de hacerlo.  Con lo que sí no estamos de acuerdo es con aquellos que, desde lejos, critican e instigan a irse a quienes se quedan luchando por el país, asistiendo a las marchas y concentraciones de los estudiantes y la sociedad civil para tener un mejor gobierno, defendiendo la institucionalidad democrática con el riesgo que ello implica bajo este régimen, sin miedo a la represión de los cuerpos militares, convencidos de que esta lucha la va a ganar Venezuela.

No es una hazaña abandonar la nacionalidad cuando la situación se torna conflictiva, como sí es una opción bajo la persecución política, o en un estado de guerra declarada.  En un mudo globalizado, el ir y venir de un país a otro es común en nuestros días, favorable para la expansión de los conocimientos culturales, tecnológicos y científicos.  Las empresas transnacionales solicitan profesionales capacitados para ejercer cargos de importancia.  Dominar otro idioma, hacer un postgrado o una maestría en una universidad extranjera es loable.

Pero es doblemente valeroso, no obstante las dificultades,  vencer el miedo, la apatía o el conformismo,  para continuar luchando por el país,  con un sentido de pertenencia y de arraigo al territorio donde se nació y creció, a la historia,  a la familia y a las instituciones político- sociales que conforman la nacionalidad.  Es una proeza defender los valores democráticos  y en eso están quienes desde sus diversas posiciones están haciendo algo positivo para mejorar la situación, convencidos del cambio favorable que pronto será una realidad.

28 agosto 2017

Venezuela en pie de lucha



Valientes jóvenes estudiantes de las principales ciudades del país, como combativa vanguardia harta de tantas mentiras, corrupción, militarismo, inseguridad, escasez, inflación y tantos otros males de la Revolución mal llamada Bolivariana,  impuesta desde el año 2000  bajo una falsa democracia,  sustentada en la mentira que muchos lamentablemente siguen,  a costa de empobrecer a  la  nación, enfrentando a los venezolanos en dos bandos desiguales: los que tienen todo el apoyo de la fuerza pública con el acceso a las armas y a las fuentes de enriquecimiento, contra los que desinteresadamente quieren vivir con libertad, progreso y paz.

Estimulados por los líderes de la oposición democrática apoyados por la sociedad civil,  a comienzos de Febrero comenzaron a calentarse las calles con marchas pacíficas y pancartas, a las que se han sumado cierre de calles con barricadas, para pedirle al gobierno central y a los gobernadores oficialistas que rectifiquen las políticas públicas, puesto que no se justifican las horas perdidas en las colas de los mercados para comprar los alimentos de la cesta básica, traídos del exterior al negarle los recursos a la agroindustria nacional, ni la falta de medicinas, ni la inseguridad, ni la regaladora de dinero a otros países,  hasta el punto de haber endeudado al nuestro dejándolo insolvente, sin inversión pública de importancia en los planes de la nación.

Periodistas agredidos y manifestantes pacíficos detenidos y torturados por los colectivos armados y por la Guardia Nacional, cuando salen a la calle a manifestar amparados por la Constitución.  Protestar por la falta de papel para imprimir los periódicos. La estatización y eliminación de la señal de los medios radioeléctricos y la televisión privada, tal como se hizo con Radio Caracas Televisión, con Globovisión y con el canal internacional NTN24, sacándolo del aire y la reciente amenaza contra CNN, injuriando a la periodista Patricia Janiot. Las cadenas de Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello en las que sueltan un lenguaje tosco, cerrado al diálogo y a la disposición de rectificar.  De tal manera, que la libertad de información está amordazada, se dice lo que le conviene al gobierno y se llega al descaro de rendirle culto al difunto presidente Hugo Chávez, elevando su imagen a la altura de la del Libertador Simón Bolívar.

Los ciudadanos exigen respuestas concretas ante tantos desmanes.  El sector empresarial objeta la indefinición de la política económica con las trabas para obtener las divisas. Basta ya, los venezolanos ante el mundo, estamos dando una demostración de coraje y  exigiendo respeto.

21 agosto 2017

Una semilla para el cielo



Como la tierra fértil que da frutos abundantes cuando se la cultiva con cariño y siempre mantiene en su interior el germen de la vida,  Elia Ortega de Rodríguez  fue como una semilla que se sembró en Valencia por muchos años, resultando tan fructífero su arraigo en nuestra ciudad, que lo que recibimos de ella nos llenó plenamente.  Fue socia activa del Club de Jardinería Carabobo y allí quedó enraizada su memoria, como una planta de copiosa cosecha  y espeso follaje.   Oriunda de Maracaibo, hizo de Valencia su segunda ciudad y aquí cultivó la amistad, como cuidó las plantas que adornan su jardín  de colores perfumados por la fragancia de las flores.

Escribo estas líneas en nombre de las compañeras del Club de Jardinería “Margarita Stelling” para hacer público el sentimiento de amistad que nos inspiró Elia, por su trato amable y generosidad.  Para representarla con mayor fidelidad, le pedí a algunas de sus amigas más cercanas que me  contaran anécdotas de su vida que la retrataran tal como ellas la conocieron y fue notable la coincidencia de opiniones.

Prestó su ayuda desinteresada a instituciones sociales, como la  Fundación La Alegría de Andar,  que presidió con amor hacia el prójimo minusválido para facilitarle sillas de rueda y andaderas. Presidió también, al lado de su esposo Rodrigo, el Instituto de Audiofonología de Carabobo.  En la Asociación de Ejecutivos carabobeña y en el Hotel Ucaima, del cual fue propietaria,  ejerció una actividad gerencial importante, manteniendo el criterio de ofrecer un buen servicio y atención a los clientes y relacionados.

En el Club de Jardinería Carabobo ocupó puestos directivos, como la vice-presidencia y la tesorería.  Nunca quiso aceptar la presidencia  porque tenía otras obligaciones que la ocupaban y decía que ése era un cargo de dedicación a tiempo completo.  Pero la institución contó siempre con su apoyo, bien sea material cuando se necesitó su colaboración para cumplir compromisos económicos y prestaba   asistencia personal en los eventos en los que se requería su participación, bien sea en el montaje de las exposiciones, en la hospitalidad  a los invitados y en la exhibición de los más hermosos diseños florales,  que realizaba con creatividad y gusto refinado.   Mereció los premios más altos de las exposiciones  certificadas por el  National Council of  State Garden Clubs,  Inc.

Luego de haber cumplido todos los requisitos para ser Juez Acreditado, tales como la aprobación de una serie de cursos y symposiums, el estudio de las instrucciones del Manual para la Exposiciones Florales y la exhibición de un número determinado de muestras de Diseño Floral  y Horticultura,  Elia obtuvo la nominación  arriba señalada y fue nombrada también Directora del Consejo de Jueces en el año 200l.  Se preciaba de ser una persona muy organizada y por ello cumplió con todos los atributos que demandaba su responsabilidad: conocimiento, experiencia y disponibilidad.  Con buen sentido del humor, delegaba  funciones y establecía las normas generales de los programas  que debía seguir, sin apartarse del Manual que es la ley de las exposiciones.

En Horticultura su especialidad fueron las Bromelias, de las que tenía una hermosa colección en el jardín de su casa, en el que  perdurará  su presencia en las inflorescencias de esas llamativas plantas tropicales.  En una de las últimas  exposiciones que presentó con un despliegue de Bromelias,  ganó  la máxima recompensa.   Como ellas,  fue un ser fuerte que  no se dejaba doblegar por los escollos del camino sino que, más bien, los suavizaba con la sensibilidad de las personas amantes de la naturaleza.

Una anécdota simpática que me refirió su amiga  del Club de Jardinería, Ligia de Peña, fue que,  en el nombramiento de un orden floral que se le ocurrió inventar en una tarde de juegos, para clasificar a las compañeras por su temperamento, designó a Elia como Sor Sonrisa, dado su carácter jovial. Una estrofa del Himno del Club de Jardinería Carabobo “Margarita Stelling”  define igualmente su  incorporación  a todas esas actividades relacionadas con las plantas y el diseño floral:

            “La tierra agradecida

              se torna en un vergel

              al verse acariciada

              por manos de mujer”.

18 agosto 2017

Fotografías impactantes



Veo las fotografías de las madres bañadas en lágrimas por la muerte de sus hijos a manos del hampa, o de los colectivos armados en las más recientes manifestaciones pacíficas de la oposición democrática, y no lo puedo creer.  ¿Cómo es que en mi país, en la Venezuela republicana,  del 2.000 en adelante hemos llegado a esta situación de vandalismo desatado, en el. que la vida humana no vale nada?  Los crímenes son aterradores, ejecutados con saña y a sangre fría, muchas veces por adolescentes armados con pistolas y cuchillos, drogados, indiferentes al dolor ajeno, muchachos sin formación de hogar, ni apego a la sociedad.

El asesinato a comienzos del año de la actriz Mónica Spear y su pareja, en la autopista Puerto Cabello-Valencia y el de los dos religiosos salesianos, en la propia casa Don Bosco, a mediados de febrero, fue perpetrado por jóvenes adolescentes, con el propósito de robar  las pocas pertenencias que tenían esas víctimas. Infames homicidios que dejan ver hasta donde ha llegado el grado de descomposición social en nuestro país. A este cuadro de tragedia, se suma el número de fallecidos en las últimas concentraciones públicas, entre ellas las dos hermosísimas jóvenes valencianas, Génesis Carmona y  Geraldine Moreno.

Los rictus de amargura, los ojos nublados por el llanto, les gestos de desesperación, los estrechos abrazos familiares, aunado a la paciente espera en la morgue para identificar los cadáveres, son escenas desgarradoras de la violencia que impera en Venezuela, reseñadas casi a diario por fotógrafos y periodistas competentes en la profesión de relatar los hechos, cuya veracidad es comprobable en las tomas a color con la más avanzada tecnología digital, que dan testimonio del acontecer nacional, mostrando a nuestro país como uno de  los más inseguros del mundo, con tantos actos fatídicos que conmocionan  a  la  opinión  pública.

¿De que vale que los cuerpos de investigación policial, el CICPC, o la Fiscalía, se activen en hacer las experticias para encontrar a los culpables, si ya no es posible devolverle la vida a las víctimas? ¿Por qué han tenido que esperar el vil asesinato de tantos seres para actuar en defensa de la sociedad? ¿Hasta cuando tanta impunidad? ¿Hasta cuando tantas armas en manos de quienes no tienen los permisos para  portarlas?

En todas estas causas están la falta de valores religiosos, morales, familiares, el discurso violento del lado del oficialismo, la paternidad irresponsable, el tráfico de drogas, la baja escolaridad y deficiencia de espacios deportivos y culturales, para mantener a la juventud con entretenimientos sanos y  a la sociedad libre de tantos males.

20 julio 2017

Las dos caras de valencia: La modernidad y el atraso



Son evidentes los desequilibrios sociales del país en el transcurrir de la vida diaria, al asomarse apenas a la calle para comenzar a ver los contrastes entre la extrema pobreza y la riqueza, el desarrollo económico y el estancamiento material. Ciudades y pueblos que se quedaron rezagados  en el tiempo, sin ampliación de vías ni nuevos urbanismos, los mismos servicios asistenciales y la permanente falta de respuesta  por parte del Estado para atender los requerimientos de la población.  Valencia, por su situación geográfica en el centro norte del país,  alta densidad de población, abundantes recursos hídricos por la cercanía del Lago de Valencia y de Puerto Cabello, rica en recursos minerales y agrícolas, colindante con la Cordillera de la Costa, es un territorio privilegiado por poseer todos esos dones  naturales,  que no se han  aprovechado armónicamente en beneficio de todos los habitantes de esta gran urbe.

El tan vitoreado Socialismo Revolucionario del siglo XXI, en más de tres lustros controlando el poder, no produjo los resultados anunciados en las largas cadenas de radio y televisión,  sobre reducir la pobreza y darle cumplimiento a la Misión Vivienda, sino que por el contrario, está a la vista el creciente número  de gente humilde al  pie de las paradas de los semáforos, o en las esquinas pidiendo limosna, madres con niños a cuestas que mandan a los  pequeños entre los vehículos a solicitar ayuda económica, vendedores ambulantes ofreciendo cuanta mercancía barata puedan cargar consigo, animadores circenses haciendo malabarismos con el fin de obtener una propina al frente de los vehículos particulares, en los que van cómodamente sentadas una, dos o más personas ajenas a tan perentorias necesidades, inconformes  con lo que sienten  al no poder satisfacer tantas carencias, si acaso sacar unas monedas del bolsillo para cumplir con la más estricta obligación social y caridad cristiana.

Amplias avenidas que fueron construidas en períodos gubernamentales progresistas,  —   particularmente los que ejercieron a partir de la quinta década del siglo XX   —   que no  han sido posteriormente mantenidas ni mucho menos se han ensanchado los canales de circulación, abriendo nuevas vías de tránsito que se conecten hacia diversos puntos de la ciudad.  En 50 años la ciudad creció armónicamente:  Se construyeron las Avenidas Lara, la prolongación de la Avenida Bolívar Norte – Sur, la Cedeño,  la  Cabriales,  la  Andrés Eloy Blanco, la Cuatricentenaria hacia Guataparo,  la Autopista del Este,  la Variante Bárbula-San Diego, la Avenida Julio Centeno,  la  Fernando Figueredo, la autopista hacia el Campo Carabobo y algunas otras que le dieron libre circulación a  los nuevos desarrollos urbanísticos modernos y bien planificados, aunque continúen las violaciones a las Ordenanzas  Municipales causantes de los desórdenes en las aceras y  en las calles,  que entorpecen el tráfico e impiden la libre circulación,  tanto de los vehículos como de los peatones.

La ciudad colonial de las casas al mejor estilo andaluz, localizadas en las cuadras adyacentes a la Catedral, en toda la cuadrícula reticular urbana,  comenzó a desplazarse hacia el Norte desde el año 1943,  cuando comenzó la modernización de Valencia con las primeras urbanizaciones residenciales de hermosas quintas, avenidas, calles y aceras proyectadas con visión de progreso por calificados arquitectos e ingenieros.  Es la ciudad bien diseñada que  continuó expandiéndose en todo el s. XX  hacia el Este-Oeste, de grandes conjuntos residenciales, centros comerciales y profesionales  habitados y visitados por  lo que se denomina la clase pudiente, mundana y culta, con acceso a la educación, así como la clase  media profesional, muchos inmigrantes provenientes de Europa, Asia y  el Medio Oriente llegaron  para fundar residencia en Valencia, lo que nos hizo llegar a ser una ciudad multicultural y abierta a todas las tendencias del pensamiento universal, en contraposición a los estrechos moldes mentales de la época de la colonia.

A pocos años de salir de una dictadura férrea como la de Juan Vicente Gómez, en 1936, es de suponer que políticamente  Venezuela  y con ella Valencia no estaba preparada para ese cambio social,  por lo que,  al quedar las casas del centro solas, abandonadas por sus legítimos propietarios, prestas a que se instalaran en ellas negocios sin la debida permisología y otras que  han sido derribadas,  dejando los terrenos vacíos  para futuras construcciones,  sin cumplir con las variables de zonificación, ocasionando el desorden urbanístico causante de tanta anarquía.   Por otra parte, las tierras ejidales,  o privadas de bajo costo ubicadas hacia el Sur y el Sur-Oeste de Valencia,  comenzaron a ser invadidas por  gente de bajos recursos económicos,  la numerosa población desatendida por el Estado, que no  ha sido capaz de  invertir en la construcción de los urbanismos populares dotados de  todos los servicios públicos,  para albergar a esa gran masa humana, sometida parte de ella a condiciones de marginalidad y atraso,  ignorante en gran medida por la falta de oportunidades y de facilidades que el Estado venezolano no les ha dado.

De nada valen las leyes en Venezuela si las propias autoridades las desconocen y  no las hacen cumplir,  o son los propios funcionarios públicos quienes las transgreden para favorecer sus intereses personales, como también en nombre de una revolución engañosa en las promesas de bienestar social que ofreció, pero no cumplió, propiciando con ello el creciente malestar social de numerosa gente cansada de pedir una vivienda digna, en la que puedan tener mejores condiciones de vida,  que se les ofreció a la hora de pedirles los votos en las elecciones parlamentarias, de la gobernación o de la presidencia de la República.  La permanencia en los terrenos invadidos es precaria, siempre a la espera de obtener la propiedad de la tierra donde fueron ubicados, para darle comienzo a los trabajos de electrificación, agua, cloacas, drenajes, calles  y  continuar con la construcción de las viviendas,  adaptadas a las exigencias sociales de toda comunidad organizada.

Tantas otras calamidades características del subdesarrollo son las aceras y calles rotas, al igual del desorden urbanístico producido por la violación de las leyes.  En lo que era una vivienda, se monta una arepera, o un taller mecánico, obligando a quienes andan a pie por esa vía a tomar la calle para continuar el paso.  Tamaño anarquía vemos a diario  en la ciudad, sin que los funcionarios municipales lo sancionen.  Comercios que se instalaron ilegalmente bajo la mirada indiferente de los directivos de planeamiento urbano, sin suficientes puestos de estacionamiento, amplitud de espacios acordes con los negocios,  ni medidas básicas de seguridad, comienzan a funcionar en  zonas residenciales,  desoyendo los reclamos de los vecinos organizados  en asociaciones y  juntas comunales.  Para salir del atraso, los ciudadanos están en la obligación de reclamar y exigir sus derechos, así como cumplir sus deberes,  ejerciendo la libertad de expresión y activándose como habitantes de un país que aspira a tener mejor calidad de vida.

Si analizamos las protestas de los vecinos que se producen a diario, reseñadas en los medios de comunicación, nos damos cuenta que no es una población pasiva la que aguanta vivir entre escombros y basura, contaminando el ambiente por la falta de atención sanitaria.  La gente se queja porque el gobierno, sea municipal, estadal o nacional, no es diligente en la prestación de los servicios públicos, por lo que salen a la calle a manifestar, contribuyendo también los medios de comunicación a divulgar las informaciones,  para que lleguen al conocimiento de quienes tienen en sus manos la solución de los problemas. Reportar las fallas en asambleas de vecinos es una preocupación,  pero hay que insistir públicamente,  porque los gobernantes le temen al juicio público, sabiendo que ello repercute negativamente en su imagen.

La calle es el termómetro que mide el acontecer diario, donde se  reflejan todas las vicisitudes de la sociedad,  la que nos permite apreciar  que  son múltiples los problemas que aquejan a las comunidades en la ciudad de Valencia, al igual que en  el resto del país,  particularmente en los estratos más humildes ubicados hacia la periferia, como también en el interior de los municipios carabobeños, cuyos habitantes exigen constantemente la solución de los servicios públicos deficientes en la prestación de sus funciones..

No son casos aislados ni fáciles de resolver los que reseñan los medios de comunicación, cuando abundan los señalamientos por parte de los vecinos organizados en asociaciones y juntas comunales pidiendo mayor atención de los organismos públicos, para que atiendan los reclamos por la falta de agua, por las tuberías obstruidas, los drenajes tapados, la acumulación de basura, urgidos de que esas conexiones dañadas sean reemplazadas para evitar mayores desastres, objetando muchas veces la demora en darle respuesta a muchas de las peticiones de carácter urgente.  Declarar el estado de emergencia es una manera de presionar, como es usual ver a los vecinos portando pancartas con señalamientos precisos para que les repongan la luz, el agua o reclamando  mayor seguridad.

En ocasiones se necesita sólo obtener los permisos para ejecutar las obras, darle el visto bueno al inicio de los trabajos, prestarle interés a los reclamos vecinales, colaborando entre unas y otras instancias departamentales en procurar la eficiencia para resolver los casos planteados que redundarán en beneficio de las comunidades afectadas.   Hidrocentro debería  resolver cuando se le pide reponer el servicio de agua residencial, tomando en cuenta la necesidad del vital líquido, por lo que son razonables las manifestaciones de total incomodidad al momento de suspender ese servicio por no reparar las fallas a tiempo.  Tal sucede con  Corpoelec,  al ocurrir los cortes de luz.

Se tapan las tuberías por la gran cantidad de escombros, desechos sólidos, maleza, aparatos inservibles y tantos otros desperdicios que arrojan muchas personas inconscientes del daño que le causan al ambiente, sin que esa conducta irresponsable se sancione con multas, ni el servicio de aseo urbano recoja la basura con regularidad.  En todo caso, las alcaldías y la gobernación deberían promover campañas de educación ambiental para despertar en los ciudadanos la importancia de cuidar su entorno, así como exigirle a los institutos de servicio público mayor prontitud en atender las solicitudes.

La labor de la recolección de la basura es competencia de las municipalidades.  La ineptitud, o por el contrario la eficiencia en ejecutar esas labores son indicativas de una mala o buena gestión de los ayuntamientos locales, puesta a la vista del público que clama por la limpieza de las calles como una de las principales justificaciones para cancelar los impuestos y apoyar la gestión de las alcaldías.

26 junio 2017

Elogios y mentiras en dictadura



Desvirtuar la realidad es característico de la dictadura en la que antes que nada hay que rendirle pleitesía a los jefes que están en el poder, adularlos, elogiarlos y mostrar agradecimiento por los favores que recibe el pueblo de sus manos, dádivas que a decir verdad son ínfimas e insatisfactorias, pero que están adornadas con los rimbombantes nombres de las misiones y los motores puestos en marcha por el gobierno para engañar a los pobres, principalmente, haciéndoles creer que su vida va a mejorar gracias a los beneficios que ellos aseguran otorgarles.  Defender el legado del  presidente Chávez y la revolución bolivariana es una de las consignas, aunque el nuevo proyecto de Asamblea Nacional Constituyente que ellos ahora proponen deje  por  fuera a  la Constitución de 1999, impulsada por Chávez para refundar la República, la cual ha sido una vez más vilipendiada por estos nuevos constituyentistas.

Con o sin constituyente el régimen ha ido perdiendo credibilidad, porque los programas puestos en práctica por el gobierno no responden a las verdaderas necesidades de la población, aunque Maduro y sus adláteres  los adornen con frases desvergonzadas por la manera como pretenden engañar a los ciudadanos, que a simple vista están atravesando por una etapa de crisis generalizada, teniendo que hacer largas y tediosas colas al frente de las panaderías, o de los abastos y supermercados cuando llega la harina pan, o de las distribuidoras de gas para proveerse de una  bombona y poder encender la cocina.  Ya en muchos mercados eliminaron las captahuellas, método absurdo que se desplomó por su propia ineficacia.  Lo de los nuevos billetes fue otra payasada confundida con los viejos billetes de 100 bolívares, todavía  en circulación.

Es una burla hablar de los beneficios de la revolución, cuando cada día hay más pobres pidiendo limosna en las calles, buhoneros por doquier vendiendo frutas, galletas, fósforos. Proliferan los puestos ambulantes de comida improvisados en tenderetes colocados a un lado de las aceras y avenidas. La entrega de las bolsas CLAP a un número de familias de ciertas comunidades es uno de los programas de menor alcance alimentario y de mayor énfasis propagandístico por parte del gobierno,  a través de la Gran Misión Abastecimiento Soberano Seguro, para contrarrestar  “la guerra económica promovida por la derecha”.

Según el gobierno, los opositores son los culpables de los vandalismos, asaltos, robos, daños a la propiedad, lesiones y homicidios. Las bandas criminales las liderizan los estudiantes y grupos juveniles que no permiten que se imponga el orden.  En las convocatorias de la Mesa de la Unidad Democrática hay grupos extremistas e irracionales. El Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, le pregunta a la oposición que cuantos muertos más necesitan para abandonar la violencia. La nación está enlutada. Con desparpajo, aseguran que el principal objetivo de la Asamblea Nacional Constituyente será lograr la paz en Venezuela.

Sesgar la información, mentir y elogiar a los panas en el gobierno es una forma solapada de mantener el poder a como de lugar. ¿Les creemos o no?.  El 30 de julio 2017 el pueblo tendrá la última palabra.

Valencia, 26 de junio de 2017.

21 junio 2017

A favor de la Cultura



Parece una obra teatral de contenido dramático eso de reformar la Ordenanza de Juegos y Apuestas Lícitas, propuesta por la Cámara Municipal de Valencia, para rebajarle los impuestos a las salas de bingo establecidas en los últimos años en esta ciudad, tributos que sirven para financiar a la Fundación Municipal para la Cultura, que con la modificación de la Ordenanza, se reducirían proporcionalmente a la rebaja propuesta. No lo entendemos, porque si alguna justificación han tenido esos casinos disfrazados de bingo que han proliferado últimamente, es que los impuestos que tienen que aportar al fisco municipal sirven para financiar obras de interés social, siendo una de ellas la cultura, que siempre ha sido una especie de Cenicienta escasa de recursos económicos.  Esa obra se podría presentar ante el gran público valenciano de arraigada vocación artística y no la captaría,  porque el planteamiento de promover los juegos de azar en detrimento de las actividades culturales es absurdo.

Sin salirnos del tema, podríamos decir que es más bien un sainete,  a la vez patético y jocoso, digno de representar en una de esas plazas que el Alcalde de Valencia, Paco Cabrera, ha recuperado, embelleciéndolas para el disfrute de los habitantes de las diversas parroquias urbanas.  La idea de favorecer a los empresarios del juego, disminuyendo los tributos  que deben pagar al erario municipal, es contraria a la razón  porque cortaría el financiamiento de todos esos magníficos espectáculos que la Alcaldía  suele presentar en lugares de grandes concentraciones, lo que le ha dado a la cultura una nueva dimensión.  La tendencia actual de muchas de esas manifestaciones es salirse de los espacios cerrados para tomar la calle y los parques, de manera de llegar al público masivamente. Los museos siguen siendo los ámbitos para albergar las colecciones de obras de arte y  en  las salas de teatro  continúan las actuaciones, sin menoscabo de las que se ofrecen al aire libre, a la vista de todos. Paco Cabrera entiende esta nueva manera de hacer cultura y la ha puesto en práctica repetidas veces.

Sin necesidad de rebajar esos impuestos, para no perjudicar la magnífica gestión cultural de la Alcaldía, dejemos que la Contraloría Municipal se ocupe de fiscalizar el manejo del Fondo Socio-Cultural otorgado a la Fundación Municipal para la Cultura, que dirige con tanto acierto la joven María Teresa Morín y que los señores concejales se preocupen por revisar la administración del presupuesto, desaprobando las irregularidades y exigiendo cuentas transparentes.  Esa es su responsabilidad y es loable que así lo hagan, pero el planteamiento hecho por ellos para disminuir el fondo cultural lo sentimos equivocado. Sabemos por experiencia propia que la cultura necesita de mucho dinero para activarse en todas sus manifestaciones, pero ésas no se muestran por medio de las cifras económicas, eso más bien pertenece a su planificación, sino que se expresan en el sentir del alma colectiva traducidas  en la danza, el canto, la pintura, el teatro y tantas otras disciplinas artísticas y literarias. Para que éstas se desarrollen  plenamente, hay que promoverlas, dándole cabida a los individuos y grupos que tienen obras dignas de presentar.

Sería innoble negar la gestión desarrollada por la Fundación Municipal para la Cultura, bajo el impulso que le ha dado Paco Cabrera. Esa gestión se ha sentido en toda Valencia, para el disfrute de tanta gente que se ha volcado a presenciar los Festivales Internacionales de las Artes, en los que se han puesto en escena estupendos  musicales y obras de teatro de variados países. Artistas nacionales y extranjeros han mostrado al público lo mejor de su repertorio, convirtiendo a Valencia durante esos días en la capital nacional de las artes.  Interrumpir la continuidad de esos festivales por falta de financiamiento sería lamentable. Dejar de celebrar las Ferias de Valencia por el mismo motivo sería inmerecido, por cuanto tienen tan buena acogida cada que vez que se celebran, como si las Ferias de Sevilla se trasladaran al Parque Recreacional Sur con toda su alegría y colorido. Ellas,  por nuestra herencia española, también forman parte de nuestro folklore.  En muchas de esas presentaciones, Paco Cabrera  sabe  interpretar el sentimiento del público y se mezcla con la gente de una manera cordial, asistiendo a la mayoría de los espectáculos, lo que lo convierte también en una atracción, puesto que cualquier persona  se le puede acercar  y hablar con él, cosa que no siempre sucede con muchos de nuestros gobernantes, que se mantienen siempre distanciados del pueblo que los eligió.

La restauración de las estatuas de la ciudad, la colocación de  valiosas esculturas  en lugares de mucha circulación y la adquisición de nuevas obras, la conservación del Museo  al Aire Libre “Andrés Pérez Mujica”, en el Viñedo, fundado bajo la también excelente gestión  municipal  de Armando Celli, con el asesoramiento de  Florelia Mariño+,  a quien también siempre los valencianos le deberemos gratitud, la edición del libro “Imágenes de Valencia”, con plumillas y texto de Fritz Küper, con motivo de los 50 años de la “Sociedad Amigos de Valencia”, la creación del Premio “Arturo Michelena” para honrar los méritos de artistas y personas que han dado un importante aporte cultural a la ciudad se añaden a la magnífica contribución que el actual Alcalde Paco Cabrera ha dado para el enriquecimiento colectivo.

Los fondos destinados para la cultura nunca serán suficientes si queremos que sus expresiones se hagan sentir con toda la fuerza de las enormes potencialidades creativas,  que entran en acción una vez que las buenas iniciativas las activan. Valencia tiene una arraigada tradición cultural  representada en sus instituciones y en su población,  que  debe mantenerse,  puesto que ella le da lustre y la hace valer en el plano nacional e internacional, a la vez que nos hace la vida más grata.  No dejemos que la política entorpezca una trayectoria que ya ha sido trazada para seguir adelante.

11 junio 2017

Aumentan las protestas



La protesta pública como expresión social de descontento es la forma que tiene la sociedad civil organizada en gremios, sindicatos, asociaciones y vecinos unidos para resistir el incumplimiento del gobierno en cuanto a satisfacer las necesidades más apremiantes de las comunidades desasistidas de la acción oficial en materias tan prioritarias como la vivienda, la salud y la inseguridad,  o para solicitar la retribución de las reivindicaciones salariales de los trabajadores.

Aumentan las manifestaciones de calle en la medida en que el gobierno decrece en popularidad, porque el pueblo siente que sus aspiraciones no son satisfechas.  Quienes aspiraban a que se les  entregara una “vivienda digna” se quejan de lo mal acabado de los pisos y paredes y de la deficiencia de los servicios públicos. Barrios populosos reclaman la dotación de agua o de electricidad, canchas deportivas para los muchachos y protección policial. No son fotomontajes las imágenes que a diario publican los medios mostrando a hombres y mujeres exigiendo respuestas de parte de las autoridades,  pueblo que marcha hasta la Asamblea Nacional para presionar a los diputados y que está dispuesto a recurrir al presidente Chávez con tal de ser oído.

El descontento social está a la vista de todos. No han mejorado las condiciones de vida de la población en general. En todo el territorio nacional hay mucha gente que sigue habitando en ranchos, mientras continúan las amenazas de invadir fincas, edificios y terrenos desocupados. Frente a las bodegas de Mercal los clientes denuncian que camiones cargados de los productos de la cesta alimenticia son desviados para mercados ajenos al programa de abaratar los costos de la comida.  Apostados a las puertas de los módulos de Barrio Adentro, los pacientes constatan que no han sido equipados y carecen de medicinas.

Las personas mayores reclaman la justa pensión de vejez traspapelada en los trámites burocráticos de la Ley de Seguridad Social.  La protesta reciente por parte de los trabajadores de Cadafe es por el incumplimiento en el pago de los beneficios contractuales y por el deterioro de las instalaciones en las redes y torres de transmisión eléctrica que afectan el suministro de energía en todo el país. Unos 500 trabajadores de la Planta Termoeléctrica del Centro, en Morón, suspendieron la jornada laboral para salir al frente a manifestar.  En Valencia, un grupo de trabajadores de Eleoccidente hizo otro tanto, anunciando paros escalonados de no ser escuchados por la representación patronal.

Las protestas públicas son una forma de oposición que no tiene que ver los partidos políticos,  ni obedece a directrices partidistas cuando se acumulan los reclamos por la desatención oficial en asuntos de vital importancia. Son más bien la expresión cabal de la democracia participativa que coloca al pueblo en el ejercicio de sus derechos, así como se le pide el cumplimiento de sus deberes.

Es signo de madurez cívica denunciar las desviaciones del sistema.  El reclamo, cuando un número considerable de personas conjugadas en una causa común sienten que no se les presta atención a sus peticiones, es perfectamente válido en el sistema democrático. Lo contrario es la apatía, tan perjudicial como el miedo a manifestar por el temor del castigo. La imposición del silencio por parte de las autoridades es expresión de autoritarismo.

Ante los terribles secuestros y asesinatos del empresario aragüeño Filippo Sindoni y de los hermanos Faddoul  y su chofer Miguel Rivas, seguido de los disparos que le causaron la  muerte al reportero gráfico Jorge Aguirre en el momento de cubrir  la información relacionada con el caso, miles de ciudadanos consternados en todo el país salieron a la calle para demostrar públicamente su dolor y pedir que cesen la violencia y la impunidad. Pedimos un NO rotundo al discurso del odio, al arrebato de la propiedad privada, a la división social, a la exclusión política y a la negación de toda virtud ciudadana.

Las protestas públicas son el clamor popular que pide respuestas a las solicitudes de orden, paz y progreso. Las movilizaciones de calle son signo de vitalidad social y es normal que ellas activen el mecanismo de la alternabilidad democrática indispensable en un sistema de esta naturaleza.

28 mayo 2017

Un amparo para las Leyes



Los que no entendemos de leyes nos sentimos confundidos, porque quienes hacen política en estos tiempos  se contradicen tanto que uno, para enterarse de las noticias, tiene que saber  de Derecho o por lo menos tratar de interpretarlo para deducir si la actuación de quienes nos gobiernan está en lo correcto o más bien es violatoria de algunos de los articulados referidos a determinados asuntos de la vida nacional. Una cosa dice la oposición y otra el gobierno en una diatriba permanente que lo que hace es desconcertar a la opinión pública,  creando un estado de zozobra paralizante del desarrollo normal de la Nación.

En esa situación de incertidumbre, lo más lógico es que los ciudadanos tratemos de formarnos un juicio propio del acontecer público y para ello recurrimos a los periodistas y medios de comunicación  para que nos informen, a falta de tener que acudir a los voceros  de los despachos oficiales con el fin de que nos tengan al  tanto de las últimas novedades.  En una sociedad de masas como la  actual, los más media tienen un papel fundamental en la transmisión de las noticias y ellos son los canales regulares a través de los cuales participa la ciudadanía,  en lo que se denomina la retroalimentación o feed back, que no es otra cosa  que la respuesta del que recibe la información al que la envía.

Al limitarse el derecho a réplica, consagrado en la Constitución Bolivariana de Venezuela, se tranca  el canal de retroalimentación, como sucedió a raíz del amparo constitucional solicitado por Elías Santana,  coordinador del movimiento “Queremos Elegir” y la Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que cercena el Art. 58 de la  Carta Magna Bolivariana,  el cual  en una de sus partes indica:  “toda persona tiene el derecho de réplica y rectificación cuando se vean afectados  directamente por informaciones inexactas o agraviantes”.  La sentencia reduce el ámbito de la legalidad especialmente a quienes tienen mayor acceso a los medios, como son los periodistas, editores y dueños de las empresas de comunicación.

El país está sumido en la anarquía y en la discusión estéril de los asuntos públicos. Están a la orden del día los recursos de amparo, de interpretación y de nulidad, así como las demandas ante el Tribunal Supremo de Justicia y ante otras instancias internacionales como la  Corte  Interamericana de los Derechos Humanos, la Sociedad Interamericana de Prensa, o la Organización Internacional del Trabajo, que dictó condena  contra el gobierno nacional  por interferir en la libertad sindical de las centrales de trabajadores, lo que ha hecho que el nombre de Venezuela se debata entre la legalidad y la inconstitucionalidad. Nos preguntamos si valió la pena someter  al país a tantas elecciones,  7 en  poco menos de dos años,  para estar más confundidos en la V República de lo que estuvimos antes. El Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín, mostró preocupación por el avance de las diferentes políticas vigentes que han tenido que llegar a los órganos judiciales, a la vez que precisó que su despacho es una magistratura de mediación que procura mantenerse al margen de la confrontación cuando ésta se politiza.

La libertad de expresarse francamente, ajustada al respeto y al pronunciamiento de la verdad, es el derecho fundamental para poder construir una buena democracia. No es democrático que el Presidente de la República Hugo Chávez interrumpa la programación radial y televisiva cuando se le antoje, para transmitirle a la Nación algo que él considera necesario, pero sin programar el uso del tiempo y del horario, sometiendo a los tele oyentes a largas y tediosas cadenas en las que,  si bien  anuncia ciertas informaciones de interés público, también intercala muchas tonterías y repeticiones. Voy a hablarle a la Nación hasta el filo de la medianoche, puede ser una, dos o tres veces a la semana, sin límite de horas,  –dijo  con aire retador el presidente antes de partir para asistir a la Cumbre del Mercosur en Paraguay.   Con la espada en la mano, el Jefe del Estado es la imagen del revolucionario que intimida con palabras y con gestos.

No debería la política ni mucho menos la ideología inmiscuirse en los asuntos internos o externos del gobierno, para tratar de fijar rumbos inciertos que están sujetos al capricho del Presidente y sus acólitos,  puesto que el mandato constitucional lo convalidó a través del voto popular para que pusiera a todo el país en sintonía y procure alcanzar metas comunes que redunden en beneficio de todos. A medida que la oposición crece el oficialismo se hace más impopular, porque tratar de intimidar a los medios es como ponerle un bozal a quienes se sienten con derecho de hacer observaciones que, de escucharlas con atención,  podrían ser bien útiles para establecer los correctivos.

Nada puede ser peor para un mandatario que oír sólo la voz de los adulantes y beneficiarios del poder, puesto que los que quedan afuera,  que son la mayoría, sienten un descontento cuando sus necesidades no son satisfechas, que tratan de expresar por los canales regulares que ofrece la libertad de expresión a través de los  más media, pero que al obstruirse éstos, tratan de buscar otras salidas contrarias a las aspiraciones del caudillo que pretende perpetuarse en el poder.

Venezuela Dividida



La virulenta arenga política del presidente Chávez ha dividido al país en dos clases antagónicas,  representadas claramente en quienes lo aclaman siguiéndolo ciegamente y quienes no lo soportan, hasta el punto de pedir su renuncia basándose en la pérdida de legitimidad,  que se da cuando se violan los principios constitucionales y se miente para justificar acciones que no están a la altura de un Jefe de Estado.

En la Asamblea Nacional, transmitidas por los canales de televisión y divulgadas por los medios impresos, vemos a diario las interpelaciones que se le hacen a los diferentes ciudadanos que tuvieron participación en los lamentables sucesos del 11 al 14 de Abril, provocados por la marcha pacífica de la oposición que  desde Chuao se dirigió a Miraflores para pedir la renuncia, o para dialogar y ser escuchada por el  Presidente de la República. En esas agotadoras preguntas y respuestas  está visible la herida profunda que se le marcó a la sociedad venezolana, incluidas las Fuerzas Armadas Nacionales, que fueron factor protagónico de tanta politización y manipulación a la que fueron sometidas en una situación tan confusa como la  mascarada  en la que se puso en juego la credibilidad del gobierno nacional.

Quienes apoyan al Presidente  sostienen que lo que hubo fue una conspiración para  dar un  golpe de estado y  llegan incluso a decir que se perpetraba un magnicidio.  Los francotiradores estaban del lado de la oposición y los muertos y heridos  fueron culpa de los oligarcas,  que querían acabar con el proceso revolucionario y se valieron de Carmona Estanga para tomar el gobierno, con el fin de continuar beneficiando sus intereses mezquinos que lo que hacen es empobrecer al pueblo.   Es una trama vil que trata de descalificar la protesta cívica para confundir a la opinión pública, pero que ellos sostienen descaradamente  por aquello de que la mentira repetida muchas veces llega a convertirse en verdad. Para la oposición lo que hubo fue un vacío de poder,  puesto que la renuncia del Presidente Chávez,  presionado por una protesta pacífica que devino en tragedia por un mal manejo de la situación,  fue anunciada al país por el propio General en Jefe Lucas Rincón y esa fue una realidad  que se vio y oyó en toda Venezuela y en el exterior, de la cual quedaron los grabaciones.

La división de los venezolanos en chavistas y antichavistas  ha  hecho que se haya tomado la calle como campo de luchas colectivas, con marchas en las que se enarbolan pancartas y consignas de apoyo o repudio a las políticas gubernamentales y, cada vez que lo hacen, se producen  dos marchas simultáneas: los bolivarianos con sus boinas rojas y su lenguaje  procaz, personificado en Lina Ron, se enfrentan a los “escuálidos” que no aguantan  ya más tantos desmanes cometidos en nombre de una supuesta revolución tan fuera de contexto histórico como equivocada en el logro del bienestar social.

Fomentar el odio de clases es peligroso, porque se encienden las pasiones de la ira y el resentimiento, haciendo que las clases desposeídas vean en quienes tienen propiedades o gozan de  bienes económicos a enemigos potenciales,  contra quienes tienen que luchar y no  a personas capaces de generar riqueza con su trabajo productivo, o de establecer  términos de una sana competencia a través de la igualdad de oportunidades,  que  en los países verdaderamente democráticos se logra  con el estudio y la superación personal. Si de algo nos hemos preciado los venezolanos  ha sido del  igualitarismo que prevalece entre nosotros  y del trato cordial que  ha existido entre las diferentes clases sociales, sin racismo, discriminación ni mucho menos servilismo. La corrupción y la especulación  son delitos contra los que el país tiene que luchar  y para ello la acción  del  gobierno debe ser muy  dura,  pero de allí  a sembrar la idea de que quienes tienen propiedades  es porque se las  han quitado a otros hay mucho trecho sembrado de una semilla ponzoñosa que sólo  podría  causarnos  mucho daño.

No quiere decir eso que el aumento de la pobreza a niveles tan altos no nos deba preocupar,  ni podemos negar  que el desarrollo que hemos tenido ha sido  desigual,  desbordado

ahora en los círculos chavistas que bajaron de los cerros de Caracas armados con palos, piedras y balas para descargar un odio social atizado por un populismo que, lejos de contribuir con el progreso, lo que está haciendo es ahondar aún más las diferencias, puesto que la pobreza no se combate con palabras sino más bien convocando a la unidad nacional y ejerciendo la eficiencia gubernamental.

Venezuela, a pesar de tanta división, va a salir fortalecida con la participación activa de los ciudadanos en la búsqueda de la verdad y en la exigencia del respeto a los valores democráticos. El Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez y el Vicepresidente, José Vicente Rangel deberían poner sus cargos a la orden para comenzar la reconstrucción nacional.